Esto es una locura.
Los siguientes dos días, Diana me deja hacer todo el trabajo a mi. Desde esposarla a una cama, hasta marcar el ritmo y estar arriba. Parece algo tan estúpido, pero hasta ahora, jamás fue así. Siempre mandó ella. Ahora, es mi turno.
—¿Crees que accedan?
Luego de que el alcohol y el efecto de la marihuana abandonaran mi cuerpo, mantuve mi idea de grabar porno— porque no tengo absolutamente nada que perder— y cuando ya estamos por entrar al edificio donde se hará la bendita convención sado, me detengo.
—estoy segura de que sí — ella se para frente a mi y acomoda mi corbata— estás muy guapo— no digo nada— eso seguramente atraerá mucha gente.
—¿Tú crees?
Las inseguridades tienen apariciones intermitentes en mi vida, al menos en los últimos meses y hoy, parecen quedarse.
—si, Killian.
La noche pasa entre vino y recuerdo borrosos, pero de lo que estoy seguro, es de que Diana y yo conseguimos más de veinte mujeres dispuestas a filmar con nosotros y según ella, mi cara las convence. Diana me mete a fuerza de constancia que soy lindo y que eso nos hará el negocio.
Poco a poco, empezamos.
Ella supervisa todo porque, por ahora, es la que más sabe.
La primera chica se llama Sofía. Es una sumisa de años, tiene más que claro su rol y su papel aquí.Eso me ayuda. Diana y yo compramos una cámara a medias. Por ahora, ella se quedará por fuera de las escenas, observando todo. La primera vez, todo fluye. De forma extraña y torpe, pero fluye. Sofía no me toca, ni siquiera lo intenta. Se lo aclaré antes de siquiera empezar. Si no puede entenderlo, será mejor que se vaya.
Diana tiene un contacto en el mundo del BDSM, que nos ayuda a armar una página. De ahí, todo se dispara. Poco a poco, la página crece, los registros son mayores y como incluimos publicidades, los videos cotizan.
Cuando llevamos cerca de cien videos, con más de diez mujeres, empiezan los problemas.
—Killian...
—¿Qué ocurre, Diana?
—¿Nosotros...?
—¿Nosotros? — la miro, esperando.
Ambos estamos en su cama, a punto de dormir. Lo cierto es que me encantaría que hable rápido, se duerma y así, poder salir. Sino, tendré que escuchar sus quejas sobre mis supuestas salidas nocturnas, cuando solo salgo a correr y fumar hierba.
—Estamos juntos, ¿Verdad?
—supongo que si— la miro, con el ceño fruncido. Estar juntos, lo estamos, no hay dudas... prácticamente vivimos juntos, pero no sé si habla de ese estar— ¿Por qué?
—¿Tú me quieres?
Trago saliva.
—yo...
—llevamos meses juntos— dice.
—lo sé.
—y hemos... progresado mucho— murmura.
—lo sé.
—¿Me quieres?
—sabes que no puedo querer —digo, en parte sintiéndome avergonzado de no poder hacerlo.
—si que puedes, pero no quieres—suspira, saliendo de la cama— iré a dormir al sofá.
—Diana...— bufo, porque no es la primera vez que tenemos esta conversación— por favor, ya sabes qué...
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Detrás de cámara | Fuera del set #1.5
RomancePRECUELA DE "FUERA DEL SET" Ahora le toca a él contar su historia, remover el pasado y mostrarnos cómo llegó a ser el actor porno que conquistó a Isla Simone. ¿Quieres meterte en la mente de Killian?