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Mi cumpleaños número diecinueve llega rodeado de una tranquilidad que me abruma. Hace exactamente un año que dejé mi vida en el orfanato y no he vuelto a ella. Nunca llamé a Susan, ni a Amadeo a pesar de que a ella le prometí que iría a verla.

Mi vida este año se simplificó en estar en el estudio de tatuajes, con Tyron y Sandra, hacer ejercicio y diseñar la armadura.

—Killian, Tyron ya liberó el estudio— Sandra me sonríe y yo saco mi vista del dibujo que estoy haciendo— ¿Te harás otro tatuaje?

—ajá.

—¿Cuántos van ya?

—este será el número trece— murmuro.

—¡Tú y Tyron están locos de remate!— Me río porque Tyron finalmente se cubrió todo el cuerpo con tinta como él quería hacer. Incluso la cabeza—¿ y qué vas a tatuarte hoy, Killian?

—unas flores—le digo.

—¿Flores?

—si, se llaman "No me olvides". Mira— levanto una de mis hojas, en donde tengo el diseño.

—¿Son por... ella?—Sandra y Tyron no preguntaron mucho luego de que les contara. A veces, yo hablo, porque necesito hacerlo o explotaré.

Con ella, se refiera a Sa.

—si, quince—digo, detallando las flores que solía ver en el patio de nuestra casa, cuando niños—una por cada año.

—¿Y qué hay sobre los otros doce?

—¿Quieres que te explique cada uno?— veo a Tyron salir de atrás de la cortina que separa el local del cuarto de tatuajes

—te toca, gigantón—Tyron me observa.

—puedes explicarme mientras mi Tripas te tatúa.

—no me digas Tripas, amor—Tyron la mira ofuscado, porque desde que terminó todo su tatuajes, parece que tiene sus órganos afuera, tal como quería.

—pero eres mi Tripa—ella le sonríe—entonces, ¿Me cuentas? —ella vuelve a hablarme.

—eres pesada, eh—me quejo, sin estar enojado ni nada. Lo cierto es que Sandra es la única mujer que conocí durante este año a la que no me he follado o no ha querido follar conmigo y la respeto. Incluso, le tengo aprecio—¿Sobre cuál quieres saber?

—el poema de las costillas.

Recuerdo que ese me dolió, bastante.

—es un poema de Bukowski.

—¡Nuestro amigo Bukowski!—acota Tyron.

—el loco, desquiciado Bukowski—Sandra hace una mueca.

—algún día tendré un gato que se llame Bukowski—digo.

—¿Por qué un gato?

—no lo sé, parecen animales solitarios e hijos de puta.

—ideal para ti—Tyron se burla mientras se pone los guantes—dame el diseño—él mira las flores en el dibujo—bonito.

—¿No te recuerda a la misma conversación de hace un año?—le digo cuando comienza a pasar la lidocaína por mi piel—sigo sin entender por qué confiaron en mí.

—te lo dijo Tyron, pero lo diré de vuelta —Sandra me mira con poca paciencia —parecías un buen chico.

—pero nuestro Killian tiene toda la pinta de un chico malo ahora, ¿Verdad?—Tyron me observa y podría jurar que está sonriendo debajo del barbijo—creo que podrías dejarte una barba, el pelo largo, te darían un aspecto...

Detrás de cámara | Fuera del set #1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora