Capítulo 2

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Al día siguiente, Hyukjae estuvo a la hora indicada en casa de Donghae, con ni siquiera un minuto de retraso. Había logrado llegar a la casa de Donghae con el papel que él le había pasado el día anterior. El chico golpeó la puerta de una casa muy bonita, no muy grande, del característico estilo oriental: tenía una pequeña escalinata que daba a una terracita antes de la puerta principal. A los pocos segundos Donghae abrió la puerta. Hyukjae quedó deslumbrado por unos segundos. Él vestía una camisa gris y unos pantalones oscuros de finas rayitas, nada fuera de lo normal, pero su cabello estaba diferente, lo llevaba húmedo, cayendo sobre su frente. Esto lo notó Hyukjae de inmediato, quedando embobado por lo lindo que él se veía.

_ Ho...hola – lo saludó Hyukjae un poco embobado.

_ Hola... – respondió y se le quedó mirando curioso. Pasaron unos segundos – eh... ¿Vas a entrar?

_ S-si – contestó un poco avergonzado pero saliendo de su ensimismamiento.

El chico rubio entró no pudiendo evitar sentirse un poco intimidado pero a la vez feliz. Se dio cuenta de que a pesar de que su compañero de trabajo era muy frío, en su hogar había un ambiente muy cálido y delicado. Se sentó en un sofá mullido muy blando y cómodo. Allí esperó a que Donghae terminara de buscar unos libros entre muchos otros de una estantería en la sala. Había mucho silencio en la casa y esto despertó curiosidad en el chico. "¿No hay nadie más con él en casa? ¿Y su familia?", pensó.

Donghae volvió y se sentó junto a él, mientras hojeaba con lentitud un libro que había depositado sobre sus piernas. Hyukjae lo observó mientras tanto. De pronto él le habló para sugerir el tema de su informe. Lo discutieron durante un rato hasta que finalmente pudieron llegar a un acuerdo, aunque lo que ocurrió en realidad fue que Donghae había sugerido una obra por preferencia propia y Hyukjae aceptó sin contradecirlo para nada.

La obra que eligieron se llamaba "Prometeo encadenado", una leyenda griega, sobre como Prometeo, el semidiós y titán, luchó contra la fuerza y la ira de los temerarios dioses por amor a la raza de los hombres. Pero éste fue castigado por el más terrible de todos los dioses, encadenándolo en una gran roca donde lo sometió al sufrimiento eterno. Donghae la eligió porque se sentía identificado. Él se sentía así, no semidiós ni mucho menos, pero se sentía encadenado a sus recuerdos, análogo a lo que había vivido el titán. Pero cuenta la leyenda griega que Prometeo fue liberado de su sufrimiento por un héroe. Y Donghae se preguntaba también para sí, ¿Quién sería su héroe?... quien sería el que lo sacaría de su oscuridad.

Hyukjae notó una chispa de melancolía en los ojos de Donghae, y le hubiese gustado saber por qué, sin embargo, no se atrevió a preguntar. Tenía tantas dudas sobre él... es que él era tan misterioso. ¿Cómo podía ser así?, se preguntaba. Así tan frío, así tan introvertido y así tan intimidante. Estaba impaciente por saber, pero tenía que tener paciencia. Solo estaba deseando que las cosas salieran bien entre ellos.

Ambos tomaron muchos apuntes, durante varios minutos que luego se convirtieron en horas y a medida que el tiempo transcurría, Hyukjae quedaba más deslumbrado con su compañero, de pronto se había percatado de toda su sabiduría y de toda esa inteligencia que sus ojos reflejaban cuando escribía. Se fijaba en todos los movimientos que su rostro hacía, del ceño ligeramente fruncido buscando concentración y de su mano apartando suavemente su pelo que caía como seda sobre su frente.

Hyukjae se distrajo mientras recordaba la primera vez que lo vio, caminando por un pasillo de la universidad y cómo de inmediato había sentido como si le hubiesen dado un golpe en el estómago. Donghae le pareció hermoso... sí, hermoso. Fue una gran suerte que después lo encontrara en su salón. Pero había un problema: él no hablaba con nadie y siempre estaba sentado en una esquina, observando por la ventana si tenía la oportunidad o tomando apuntes de lo que decía el profesor. Desde entonces no había dejado de observarlo y se había fijado en todos sus gestos. Como cuando pasaba suavemente la lengua por su labio inferior o cuando se pasaba la mano por el pelo o la pasión de sus actuaciones en las clases prácticas... En realidad, se había asustado de sí mismo cuando se dio cuenta de que Donghae le encantaba, pues a pesar de que él sabía que sus preferencias eran hacia el sexo masculino, nunca había sentido ese tipo de atracción tan fuerte por un chico. Y había algo que él nunca negaría, aún cuando fuese un hombre y Donghae también...y es que Donghae le atraía, le gustaba... y mucho.

I'm Walkin' To The DayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora