Capítulo 8.
Llegando a casa encontró a su padre sentado en la sala muy pensativo, cuando la vio él se levantó rápidamente y la abrazó llorando, Mia se asustó mucho… ¿Qué le pasaba?
¿Papá estás bien? – Le preguntó devolviéndole el abrazo –
¡Lamento tanto que estés haciendo esto! Todo es mi culpa, yo debería estar ahí trabajando… más bien jamás debí empezar a apostar, lo siento Mia - Ella sólo suspiró y lo abrazó más fuerte –
¡Está bien papá! Lo importante es que te arrepientes y no lo volverás a hacer…
¡Eso sí! te prometí y mantengo mi promesa de que no volverá a suceder pero… ¡Eso no quita que debas trabajar quién sabe cuánto tiempo en ese casino!...
Padre… no es tan malo cuando te acostumbras, ellos me han cuidado y…
¿Ellos? ¿Hablas de los Ginoble?...
Sí, de ellos y de los hijos de sus socios, Ignazio y Piero han sido buenos, y Gianluca… él me defendió… la cosa es que no es un mal trabajo…
¡Sí tú lo dices! Me alegra que no sea un sacrificio tan duro, ¿Y qué trabajo haces?...
Empecé vendiendo cigarrillos y chicles pero… hubo problemas y Gianluca me cambió el cargo a lavaplatos, es pesado pero…
¿Está bien si los llamas por su nombre?...
Sí papá, ellos mismos me lo han pedido, además tenemos la misma edad – Sonrió Mia, parecía estar… feliz –
Pues si es así… que bueno… ve a dormir, necesitas descansar…
¡Sí papá! Hasta más tarde – Dijo ella retirándose a su habitación, estaba tan cansada que no tardó en dormirse profundamente –
Cuando acordó su alarma sonó, eran casi las siete de la noche, debía llegar al casino antes de que el Ginoble hijo encontrara otra excusa para pelear, se levantó, se vistió y se dispuso a seguir el camino a su martirio.
¡Hola Mia! – La saludó el que menos esperaba, Gianluca Ginoble estaba de pie junto a la puerta de entrada con sus manos en los bolsillos, ¡Era imposible no pensar en lo hermosamente sexy que se veía ese hombre en esa pose! –
Ah… hola… - Dijo nada más Mia sin hacerle mayor caso… aunque obviamente estaba entrando en crisis, tanta belleza junta no era posible en un solo hombre –
¡Quería proponerte algo! – Dijo bajando la mirada escondiéndole sus hermosos ojos miel… parecía que estaba nervioso –
¿Qué cosa? – Le preguntó ella deteniéndose justo a su lado –
Quiero que hagamos equipo para jugar con los clientes…
¿Qué dijiste? – Exclamó Mia con los ojos abiertos de puro asombro –
¡Mia lo que escuchaste! Quiero que juegues…
¿Qué se supone que significa eso?...
¿Es en serio? – Preguntó Gianluca algo estresado mirándola fijamente a los ojos y perdiéndose en su mirada –
Disculpa pero no te entiendo… ¿Quieres que yo apueste? Y ¿Contigo?...
¡Sí! así no trabajarías tan pesado, y… y…
¿Y qué? – Preguntó ella entrando en estado de enfado –
¡Y estarías a mi lado!, así podría cuidarte y nadie te molestaría porque estarías con Gianluca Ginoble – A Mia se le aceleró el pulso al escuchar eso, ¿Cómo se supone que tomara esas palabras? Le daba miedo mal interpretarlas –
Si me necesitas… ¡estaré en la cocina lavando los platos sucios! – Dijo entrando sin mirarlo, Gianluca se quedó congelado, le era imposible moverse, ella había rechazado su idea… ¿lo había rechazado a él?… ¿O sólo a la idea de apostar? –
¡No fue tu mejor estrategia! – Gianluca levantó la cabeza y vio a Piero y a Ignazio que llegaban en ese momento –
¿Vieron todo?...
¡Y escuchamos todo! Gianluca te detuviste a pensar por un momento que ella está metida en este problema por culpa de las apuestas… ¿Por qué creerías que ella quisiera aprender a apostar? – Las palabras de Piero eran muy ciertas –
¡Sólo quería alejarla del trabajo duro y de los viejos resbalosos!...
¡No! Querías tenerla sólo para ti… si te gusta sólo invítala a salir como siempre haces…
¡Entraré primero! – Dijo Gianluca evadiendo a Piero –
¡Yo iré a ayudar a Mia! ¡Oye! – Decía Ignazio mientras trataba de liberarse de Gianluca que lo había tomado por las orejas –
¡Tú te quedas con Piero! Deja en paz a Mia - Le dijo muy serio regresándolo a lado de Piero –
¿Por qué todos me sujetan las orejas? ¡Me crecerán más! – Decía en tono divertido Ignazio mientras Piero se reía… ¡Era obvio que Gianluca estaba celoso y temía que los encantos de Ignazio enamoraran a Mia! –
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Apostándole al Amor
RomanceLas deudas de juego siempre son las peores, porque se adquieren sin necesidad alguna... y a veces sale perjudicando a las personas que menos tienen que ver en este vicio tan cruel, pero... recordemos que las cosas siempre pasan por una razón y que e...