Capítulo 5.
Gianluca se encerró muy enojado en la sala donde pasaba la mayor parte del tiempo cuando estaba en el casino, Ignazio y Piero lo siguieron luego… tenían que saber qué rayos le pasaba en realidad.
¿Gianluca por qué te molesta tanto Mia? – Preguntó Ignazio sentándose a su lado –
¡Ella es rebelde! Desobedece a propósito mis órdenes, ninguna empleada se había negado a usar ese uniforme…
¡Ella no es como las otras! Tu padre te lo dijo y acabamos de comprobarlo, sabes por qué ella está trabajando aquí… quiere salvar a su padre… trabajará ella en su lugar para pagar su deuda y no vaya a la cárcel -
¿Qué? Así que ese fue el acuerdo entre mi padre y ella, por eso está aquí – Exclamó Gianluca muy pensativo y como algo arrepentido –
Sí, uno se entera de todo ya sabes… Mia es una chica valiente que ama mucho a su padre quién la ha cuidado solo desde que su mamá murió – Agregó Piero tratando de tocar el duro corazón de Gianluca –
¡Cómo tú Gianluca!...
¡Lo sé Ignazio no saques el tema de mi mamá! – Dijo poniéndose de pie y disimulando un poco su evidente dolor, la mamá de Gianluca falleció cuando aún era muy pequeño –
¡Lo ves! Ella pasa por lo mismo que tú… debes tratarla mejor…
¡Pero es una fiera! Pelea por todo conmigo, nada le parece y…
Gianluca, es normal, los que se gustan generalmente se pelean seguido…
¡Deja eso Ignazio! Ella no me gusta – Dijo muy furioso –
¿Entonces por qué te enojas tanto?...
Piero ¿Tú también? – Decía Gianluca dando vueltas por todos lados del salón –
¡El punto es que debes cuidarla! Ahora mismo ella ya bajó a trabajar… lleva puesto una ropa diferente a la que le dabas… ¿Será acaso tu necedad de que usara eso… que deseabas verla con menos ropa? – La pregunta de Piero ofendió a Gianluca –
¡Qué tonterías dices! Mejor voy a “cuidarla”… mi padre hasta me puede desheredar si le pasa algo a esa salvaje – Dijo nada más saliendo todo nervioso de la sala, buscaba a Mia pero no la ubicaba por ninguna parte, al fin logró verla entre muchos clientes y… no le gustó lo que vio –
¿Entonces qué quiere comprar señor? – Preguntó Mia a un cliente que ya estaba propasándose con ella –
¡A ti dulzura! ¿Eres nueva verdad? ¡No te había visto! Me alegra que Ginoble contrate jovencitas hermosas para complacernos – Decía un hombre desagradable de cómo 50 años –
¡Yo sólo vendo chicles y cigarrillos! Si no quiere nada de eso me retiro – Exclamó Mia queriendo irse pero el hombre ese la tomó del brazo sin ninguna delicadeza –
¡Vamos! Prometo pagarte muy bien y que disfrutarás mucho…
¡Suélteme! – Decía ya muy asustada Mia, ella jamás se había enfrentado a una situación tan incómoda como esa –
¡No! Tú vendrás conmigo…
¡Suéltela! – Gritó Gianluca dejándole ir un buen golpe en la cara y el hombre panzón cayó al suelo –
¡Oye! Quién te crees… oh! ¡Ginoble hijo! – Dijo todo apenado el hombre, sabía que con él no podía pelearse –
¡Déjela en paz! – Dijo demasiado serio y enojado parecía como…
¿Es su novia joven? – Preguntó el hombre levantándose del suelo a la vista de todos los presentes que estaban observando la escena –
¡Sólo váyase! – Le ordenó Gianluca mientras tomaba la mano de Mia y la sacaba de la sala de apuestas –
¡Pero debo seguir trabajando! – Logró decir Mia después de que le pasara el susto –
¿Estás bien? – Le preguntó Gianluca examinándole el brazo que el hombre había tomado con fuerza –
¡Sí!...
Ya no trabajarás en eso – Dijo volviendo a tomarla de la mano y llevándola a otro lugar –
¿Por qué?...
¡Aún sin el diminuto uniforme llamas mucho la atención de los hombres! Y no quiero estar pegado a ti toda la noche para salvarte de cualquier caza jovencitas… ¡así que voy a tener que esconderte! - Mia de repente se sintió extraña, ¡Sus palabras no sabía por qué sonaban como… si la cuidara no sólo por el encargo de su padre! –
¿Dónde se supone que trabajaré a escondidas? – Preguntó algo roja ya que Gianluca no la soltaba para nada y estaba empezando a sudar –
¡Aquí! – Dijo Gianluca abriendo la puerta de la cocina
–
¿Trabajaré en la cocina? ¿Haciendo qué? ¡No soy muy buena cocinando!...¡No cocinarás!...
¿Entonces qué haré?...
¡Lavarás los platos! – Dijo en tono divertido, ¡Esto era venganza! Tenía frente a ella un sinfín de platos sucios y en el mismo instante venían más –
¡No acabaré hasta el amanecer! – Se quejó Mia toda desanimada, moriría en ese lava platos –
¡Pues aquí te quedas, por mi vuelve a la sala de apuestas pero yo no voy a volver a salvarte!...
¡No te pedí que lo hicieras! – Dijo toda rebelde de nuevo Mia haciendo pucheros –
¿No me digas? Si no intervengo a estas horas estarías en una habitación con ese tipo…
¿Y a ti qué?...
¡En serio que eres imposible! – Gritó Gianluca dándose la vuelta y cuando estaba a punto de salir…
¡Gracias! – Escuchó que apenas dijo Mia -
¿Qué? – Preguntó Gianluca regresando la mirada hacia ella sin soltar la perilla de la puerta de salida, ella respiró profundo, cerró los ojos y lo repitió más audible –
¡Gracias por salvarme! Y disculpa mi mala educación pero… ¡Esto es muy difícil para mí! – Al ver como ella decía eso de pronto el corazón de Gianluca sintió algo de pena y un enorme deseo de protegerla, por lo que sabía ella había sufrido mucho y tener un padre apostador no ayudaba tanto que se diga –
De nada… hem… y discúlpame a mí también, tampoco es fácil para mí… te dejo trabajar – Dijo saliendo de la cocina y cerrando la puerta, de pronto ya no sintió tanto enojo de tener que cuidarla, la observó por un minuto trabajar a través del vidrio de la puerta… su papá, Ignazio y Piero tenían razón ¡Ella era diferente! –
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Apostándole al Amor
RomanceLas deudas de juego siempre son las peores, porque se adquieren sin necesidad alguna... y a veces sale perjudicando a las personas que menos tienen que ver en este vicio tan cruel, pero... recordemos que las cosas siempre pasan por una razón y que e...