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Capítulo 12.

Gianluca sonrió levemente, una hermosa sonrisa retorcida que derrite a cualquiera, pero no a Mia... ella no se iba a dejar llevar por la belleza casi celestial de ese hombre que le molestaba tanto… quizá sea culpa de su padre que estuviera metida en ese lío, pero definitivamente era culpa de Gianluca Ginoble que ella no cumpliera su penitencia en paz… y la verdad… aún no entendía por qué se sentía así.

¡Quiero hablar contigo a solas! – Volvió a recalcar Mia mirándolo a él… Piero e Ignazio estaban ahí pero ella sólo veía a Gianluca, y a él eso le fascinó –

Bueno… si quieres…

¡Sí! por favor es importante…

¡Ok!  A buen entendedor pocas palabras… ¡Vámonos Ignazio! – Dijo Piero halando a Ignazio de la camisa –

Pero… ¿Estás segura Mia? – Le preguntó Ignazio con ojitos de cachorro –

Sí… ¡será rápido Ignazio! – Le sonrió Mia, siempre ese adorable chico la hacía reír con sus ocurrencias –

¿Con qué rápido? – Balbuceó Gianluca algo molesto por las miradas entre Mia e Ignazio –

Bien… estaré afuera por si me necesitas…

Ella no te necesita, vete a tu casa mejor… - Dijo de repente Gianluca sorprendiendo a todos, sonaba… ¡Celoso! –

No te preocupes… estaré bien, ¡pueden irse a descansar! – Dijo Mia incluyendo a Piero, ya que parecía que si le hablaba sólo a Ignazio enfurecía como nunca a Gianluca –

Bien… adiós – Se despidieron los chicos dejándolos solos, Gianluca rozó su dedo índice en su labio inferior y se levantó acercándose a Mia que no quería verlo a los ojos –

¡Ya estamos solos! Dime… ¿Qué quieres hablar conmigo? – Le preguntó casi en un susurro, su voz apagada sonaba más irresistiblemente apagada, profunda… ¿Por qué Mia se sentía tan nerviosa? –

Sólo… sólo quería preguntar…

¿Qué cosa? – Insistió Gianluca con su voz penetrante y seductora… ¿Lo hacía a propósito? ¡Seguro que sí, era a propósito! –

¡Quieres dejar de hacer eso!... – Exclamó Mia alejándose de él y respirando profundo hacia otro lado –

¿Qué cosa? – Preguntó inocentemente –

¡Eso… de ser así!... ¡no importa! quiero decirte que… - Mia respiró profundo y cerró sus ojos –

¡Dilo ya!...

Ok… acepto tu propuesta – Dijo al fin alzando la cabeza con orgullo –

¡Mi propuesta…! ¿La aceptas? – Preguntó todo desconcertado Gianluca, ahora era él quién estaba muy nervioso, no se había puesto a pensar que podría tenerla por una noche… o perderla para siempre –

Sí… no quiero seguir así y… tengo un 50% de probabilidades de ganar y un 50%...

¡De perder! – Sonrió Gianluca terminando su frase –

Lo que pasa es que ni siquiera estoy cerca de pagar la deuda… ni hablar, ni cerca de la mitad de la deuda siquiera… debo probar… algo de suerte debo tener, combatir apuesta con apuesta… qué más da, si gano me libero, si pierdo… pues, peores cosas he vivido – Dijo sin darle mayor importancia delante de Gianluca pero por dentro estaba que se moría de nervios… jamás había estado con un hombre a solas… ni si quiera para ver la televisión a parte de su padre, menos con un hombre como Gianluca Ginoble que a leguas se notaba que no quería su compañía precisamente para ver televisión –

En ese caso…

Pero puedo preguntarte algo antes… - Lo interrumpió Mia -

Dime…

¿Por qué quieres pasar una noche… a solas conmigo? – Le preguntó más roja y apenada que nunca pero igual lo hizo –

Ya te dije… quiero tenerte a mi lado…

¿Pero por qué? A veces parece que…

¿Qué te parece?...

¡Qué te gusto! Pero eso es imposible, además… después peleas conmigo y…

¡No es imposible!

¿Qué? – Dijo Mia casi en un suspiro… sea como sea ese hombre era hermoso y estaba a solas con él en esa habitación desde ya –

¡Qué sí me gustas Mia Bunsen! Me gustas mucho…

¡No! – Exclamó ella alejándose de Gianluca que se acercaba a ella con toda la intención de besarla… se quedó con el beso en los labios prácticamente –

Entiendo… esperaré hasta que tú desees besarme… y, mañana empezamos la semana de adiestramiento para nuestra apuesta… prepárate Mia Bunsen… ¡Porque yo pienso ganar! – A Mia le recorrió electricidad por todo el cuerpo en ese momento, sin duda él tenía ventaja… pero tampoco ella se dejaría vencer tan fácilmente, pondría todo de su parte para aprender y ganar esa apuesta, pagar la deuda de su padre y ser libre por fin, no debía pensar en… ¡la otra probabilidad! –

Apostándole al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora