Capítulo 11.
Así pasaron las semanas y Mia continuaba lavando platos, ya ni sentía mucho el trabajo… más cuando Ignazio la ayudaba, pero Gianluca no soportaba esos acercamientos entre ellos, como todo hombre celoso que se respeta, se imaginaba de todo y moría de coraje, sin embargo aunque muy tardado… pero entendió las palabras de Piero sobre tratarla diferente y decidió… actuar más o menos amable, así como lo hacía Ignazio, pero… no saldría muy bien su idea.
¡Hola! – Saludó Gianluca doblándose las mangas se su fina camisa blanca y dispuesto a empezar a lavar los platos –
¿Qué crees que haces? – Le preguntó Mia algo desconfiada, desde la última propuesta le tenía algo de miedo a Gianluca Ginoble –
¡Te ayudo! – Respondió comenzando a lavar un plato que tenía enfrente –
¡Sí… pero! ¿Por qué?...
¡Sólo quiero ayudarte!...
¡No es necesario!...
Mia no seas necia…
¡No seas necio tú! Suelta ese plato, yo lo hago sola… - Le decía mientras tomaba el plato que Gianluca tenía en sus manos queriéndoselo quitar -
¡No! Déjame ayudarte…
¡No quiero tu ayuda!...
¿Por qué a Ignazio lo dejas ayudarte?...
¡Eso no te importa!...
¿Acaso es por qué te gusta? – Le preguntó directamente forcejeando el pobre plato que se debatía entre las manos de los dos –
¡¿Qué!?...
¿Estás enamorada de Ignazio?...
Él es una persona maravillosa que me ha tratado bien en comparación a otros…
¡No fue mi culpa! Tú eres conflictiva…
¿Yo conflictiva? ¡Tú no eres tan considerado o amable que se diga!...
¿Entonces por qué siempre me llevas la contraria?...
¡Simplemente expreso con lo que no estoy de acuerdo! Y punto…
¡Entonces…! ¿No estás de acuerdo en que te ayude?...
¡Sólo dame ese plato y vete de aquí! – Continuaba Mia queriendo quitarle el plato de las manos pero lo único que consiguieron fue que resbalara debido al jabón que ya tenía y se hizo mil pedazos en el suelo –
¡Oh no…!
¡Mira lo que hiciste! – Decía Mia toda enojada –
¡No hubiera pasado si tú me hubieras dejado ayudarte!...
¡Asch! ¡Ya no te soporto! – Dijo ella saliendo de la cocina toda enfurecida camino a la oficina del señor Ginoble, Gianluca no la siguió… al parecer, su estrategia de ser amable y tratarla diferente, tampoco había funcionado muy bien –
¡Adelante! – Dijo el señor Ercole al escuchar que tocaban a su puerta –
¡Señor Ginoble! ¿Puedo hablar con usted? – Le preguntó Mia entrando algo tímida –
¡Sí Mia! Pasa… haber dime, te escucho…
Señor… he trabajado por un mes y quisiera saber ¿Cuánto resta de la deuda? – El señor Ginoble esbozó una leve sonrisa… ¿era burla o lástima? –
Cariño… la cancelación que llevas por el momento no cubre ni la cuarta parte de la deuda…
¿Qué?... – Exclamó Mia casi queriendo llorar, estaba hundida, ¡tendría que aguantar a Gianluca Ginoble quién sabe cuántos años! –
Lo siento, pero es mucho dinero… ¿Pasa algo?...
Ella se puso a pensar por un momento, la deuda no había disminuido, ¡más bien no había disminuido en nada!… aún estaba atada de pies y manos en ese casino para trabajar quién sabe por cuánto tiempo de lava platos y eso sin agregarle los extraños comportamientos de Gianluca… de pronto parecía que ella le gustaba y de pronto no, estaba confundida con la actitud de ese hombre… cuando él quería ayudarle le molestaba, prefería a Ignazio mil veces… cosa que le aterraba… con él se sentía bien, feliz, se le olvida su penosa situación… ¿Será porque le gusta así como dijo Gianluca?... Mia sacudió su cabeza, era demasiado para ella, pero con Ignazio o sin él ya no quería seguir ahí… quería liberarse de esa deuda de una vez por todas… y de repente recordó algo.
Mia... hola… ¿Te pasa algo niña?...
No señor, nada… hem, disculpe – Dijo despidiéndose y saliendo de la oficina, el señor Ginoble no le dio importancia y siguió con su trabajo, Mia caminó y caminó hasta llegar a la sala donde los chicos pasaban el tiempo –
¡Hola Mia! – Exclamó Ignazio corriendo a abrazarla, Piero la saludó de lejos y Gianluca sólo los observaba de reojo –
¡Hola…! Hem… Gianluca quiero hablar contigo…
Dime… - Contestó él sin mirarla -
¡A solas! – Ante esas palabras Gianluca la miró directamente a los ojos… ¡Era algo importante seguramente! Y le encantaba la idea mucho más porque Ignazio estaba ahí… ¿Qué querrá hablar con él después de todo lo que le dijo? –
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Apostándole al Amor
RomanceLas deudas de juego siempre son las peores, porque se adquieren sin necesidad alguna... y a veces sale perjudicando a las personas que menos tienen que ver en este vicio tan cruel, pero... recordemos que las cosas siempre pasan por una razón y que e...