Capítulo 6.
La pobre Mia sólo inhalaba hondo… ¿Cuándo dejarán de llegar platos sucios? Ya la piel de las manos se le habían arrugado toda… ¡Parecía viejita! Pero debía seguir, era su trabajo.
¿Quieres que te ayude? – Escuchó Mia una voz detrás de ella –
¡No es necesario! Ya casi termino… - En eso llega otra tonelada de platos y ella sólo suspiró –
¡Sí se nota que ya casi terminas! – Se rió Ignazio tomando un delantal, se lo puso y comenzó a lavar a platos también, Mia sólo se le quedaba viendo –
¡En serio joven Boschetto no es necesario que…!
¡Llámame sólo Ignazio y podremos negociar! – Dijo juguetonamente sin dejar de lavar platos –
¡Está bien! Ignazio no es necesario que me ayudes a lavar los platos…
Pero yo quiero hacerlo así que no hay nada que negociar, ¿Me pasas ese otro jabón aroma a limón por favor? - Mia sólo respiró resignada a la ayuda de Ignazio y le pasó lo que le pedía, después de todo así terminaría más rápido y se iría a casa más pronto –
¿Qué pasa… Ignazio te ganó la idea? – Preguntó Piero a Gianluca que observaba todo desde la puerta de vidrio con cuidado de que ni Mia ni Ignazio lo vieran –
¿Qué? No… ¡No! Sólo quería cerciorarme de que cumpliera su trabajo… parece… parece que a Ignazio le gusta – Dijo mirando de reojo como se reía Mia con las ocurrencias de Ignazio, ¡Estaba disfrutando el duro trabajo con él! –
¿Y eso qué? Él es amable, como tú debiste serlo, pero en lugar de eso te pusiste a pelear como niño pequeño, pueda que sí le guste, él nunca había sido así de atento con una chica – Agregó Piero observando los gestos de Gianluca, ¡Algo pasaba aquí! –
Con los empleados hay que ser serio y firme…
¡No con los que te gustan!...
¿Sigues con eso? Que esa chica no me gusta… - Exclamó Gianluca algo a la defensiva –
¿Y entonces por qué estás aquí observándola y queriendo ayudarle? Sobre todo… ¿Por qué te molesta que Ignazio esté con ella y no tú?...
¡No me molesta! Ay Piero deja lo psicólogo por un segundo… mejor me voy – Dijo todo enojado retirándose a la sala –
Gianluca… Gianluca – Suspiró Piero entrando a la cocina en ese instante –
¡Hola Piero! – Lo saludó Ignazio mientras hacía burbujas de jabón con Mia -
Amigo, debemos irnos, nuestros padres nos llaman – Dijo Piero saludando también a Mia-
¿Qué… para qué?...
¡No preguntes sólo vámonos! – Le dijo tomándolo de las orejas y obligándolo a salir de la cocina –
Pero debo ayudar a Mia...
¡No te preocupes Ignazio termino yo sola, gracias! – Dijo Mia apenas ya que Piero iba llegando al final del pasillo con él –
En pocos minutos más Mia terminó, porque dejaron de llegar platos… el casino ya había cerrado sus puertas, era de madrugada, estaba muy cansada, los ojos se le cerraban, pensó en sentarse un momento pero el sueño la venció y quedó dormida encima de la mesa cerca del lava platos, en eso volvió a llegar Gianluca.
¿Y ahora? ¿La despierto o no? Niña, hoooola – Le susurraba tocándola con el dedo índice en la frente pero Mia parecía haber entrado en coma –
La observó por un momento, sus manos estaban muy dañadas, por un segundo sintió algo de pena pero recordó que ella estaba trabajando, aunque quizá fue cruel de su parte ponerle un trabajo así de difícil pero, no iba a dejar que anduviera por el casino recibiendo ofensas por parte de los hombres… ¿Pero eso que le importaba? Por algo extraño que no podía explicarse… él no soportaba la idea y prefería tenerla aislada de esa manera que sentir el coraje que había sentido esa noche con ese viejo barrigón.
La tomó en sus brazos cuidadosamente y la llevó a la sala donde ellos pasaban el tiempo, la recostó en el sofá más grande y cómodo con delicadeza y se detuvo a observarla por un momento… ¡Esa rebelde sin causa era de admirar! Se había sacrificado ella por su padre, a pesar de todos los problemas ella era valiente, se asustó cuando ella se movió acomodándose en el sofá, de verdad estaba exhausta, cuando no estaba abriendo la boca para decir groserías y revelarse contra él… se veía linda, Ignazio y Piero tenían razón en eso también, Mia Bunsen era linda.
¡Creo que no podré cumplir mi apuesta de hacerte la vida imposible! Mejor le apuesto a otra cosa – Balbuceó Gianluca muy suave para no interrumpir su sueño, observaba cada parte de su rostro, su respiración… sus ojos de repente se detuvieron en sus labios, ¡Estaba comenzando a sospechar que Piero tenía razón… en eso también! ¿Podrá ser? –
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Apostándole al Amor
RomanceLas deudas de juego siempre son las peores, porque se adquieren sin necesidad alguna... y a veces sale perjudicando a las personas que menos tienen que ver en este vicio tan cruel, pero... recordemos que las cosas siempre pasan por una razón y que e...