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Capítulo 2.

Ella simplemente giró su vista hacia la mujer que estaba parada en la puerta y tragó saliva ruidosamente... ¿Qué se suponía que debía hacer? no era con él con quién quería hablar... ¿Podrá ayudarle sino puede hablar con el señor Ginoble padre? De pronto sintió ganas de salir corriendo y dejar todo, mudarse a otro país a iniciar una nueva vida... pero su padre vino a su mente, él no era malo, sólo que la muerte de su madre le había afectado mucho, por eso decidió resguardar su dolor en el juego... ¡No podía dejar que lo encerraran!

¡Mucho gusto señor Ginoble hijo! Soy Mia Bunsen...

¿Bunsen? ¡No me digas! ¿Eres la esposa desesperada de ese hombre que nos debe tanto? - La pregunta ofendió tremendamente a Mia -

¿Disculpe? No soy su esposa, ¡Soy su hija! - Aclaró Mia muy enojada mirándolo a los ojos que a pesar de su belleza no la distraía de su verdadero y único objetivo -

¡Ya decía yo! Es un jugador sin remedio pero no le veo cara de andar con jovencitas... y dime... ¿Para qué quieres ver a mi padre? ¿Traes el dinero que deben? - Dijo en tono de sarcasmo... estaba acabando con la paciencia de Mia-

¡No! No tengo ese dinero... quiero llegar a un acuerdo con él...

¡Niña! El único acuerdo es pagarle en efectivo o con la cárcel... hemos esperado demasiado tiempo a tu padre para que nos pague... y ayer tuvo la osadía de apostar hasta el alma y perdió... ¡Debe pagar o se va preso! - Le dijo muy altanero y Mia odia que otras personas se crean superiores -

¡Mira niño malcriado y mimado! Quiero hablar con tu padre no contigo, busco al hombre, no al bebé... ¡así que apártate! - Mia estaba fuera de sus casillas, le habló despectivamente y por un momento lo dejó sin habla, a él jamás le habían hablado así -

Gianluca... ¿Dejarás que esta muñeca te hable así?...

¡Creo que tiene razón! Gianluca es el bebé de papá...

¡Cállense Ignazio y Piero! No necesito sus burlas ahora - Dijo de mal modo Gianluca que ya estaba encolerizado, esa chica lo estaba enojando mucho -

Huy... huy, no molesten al príncipe... Jajajajaja - Se reían mientras entraban al casino y Gianluca los siguió sin mirar a Mia que se quedó con las horribles dudas y no había conseguido averiguar sobre el señor Ginoble padre -

¿Ellos quienes eran? - Preguntó Mia algo frustrada a la mujer de la entrada -

Los hijos de los socios y amigos del señor Ginoble... Piero Barone, hijo de Gaetano Barone e Ignazio Boschetto, hijo de Vito Boschetto... los dueños en minoría del casino Ginoble - Eso sí que Mia no se lo esperaba -

¡Genial! Más niños mimados - Balbuceó de mal modo Mia maldiciendo entre dientes su mala suerte -

Señorita... si de algo le sirve... el señor Ginoble padre se encuentra en su oficina...

¡Pero el malcriado dijo que no estaba! - Recordó Mia algo confundida -

El joven Gianluca siempre dice eso para evitar que las personas abusen de la bondad de su padre...

¿Bondad? ¿Acaso no es un monstruo de casino que despoja a pobres viciosos como mi padre de todo?...

¡No es tanto como dicen señorita! ¿Quiere entrar a hablar con él y averiguarlo por sí misma? - Dijo la chica invitándola a pasar, claro que pasaría... tenía que hablar con él y tratar de convencerlo de ayudar a su padre si era tan bondadoso como la mujer decía -

Sí quiero... debo hablar con él, gracias - Dijo Mia entrando y siguiendo las indicaciones que le habían dado al fin encontró la oficina del señor Ercole Ginoble, ella tocó muy nerviosa -

¡Adelante! - Dijo una voz penetrante, ella dudó un poco pero entró -

Buenos días...

¿Quién eres tú? - Preguntó el señor Ginoble arqueando una ceja -

Soy Mia Bunsen... quiero hablar con usted sobre la deuda de mi padre...

¡Ya veo! ¿Bunsen?... ¿es el hombre que me debe mucho y a quién encerré esta madrugada por no poder pagarme?...

¡Sí! el mismo...

¿Qué quieres hablar conmigo sobre eso? Es más que claro que si no me paga se va preso...

¡Pero debe haber otra manera...!

¡La hay sí él trabajara para mi hasta pagar su deuda! Pero... es demasiado viejo y cansado, no me serviría para nada...

¡Por favor! Dele plazos para poder pagarle... o algo que pueda facilitarle...

¡No! Estoy harto de que me pidan lo mismo, deben asumir sus deudas como hombres, si vienen a gastar y perder en mi casino es porque podrán pagarme...

Por favor debe haber... y si... - Mia hizo una pausa -

¿Y sí... qué cosa? - Preguntó él algo curioso -

¡Deme trabajo a mí!... ¡yo trabajaré para pagar su deuda! - Los ojos del señor Ginoble se abrieron ampliamente muy sorprendidos, ¿Ella asumirá la responsabilidad de su padre solo para que no vaya a la cárcel? -.

Apostándole al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora