Capítulo 4

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Tomaba mi té de a sorbos mientras pensaba en lo que había dicho Mia. Tenía razón debía ser él, el mismo que cerraba el club. No entendía qué le había pasado ni su relación con la desaparición de Nicolás, ni tampoco sabía si tenía algo que ver con el misterio del Club.

Mia estaba en silencio y también tomaba su té pensativa. Desde que había dicho que el encargado no había envejecido, nos mantuvimos callados y nos dedicamos cada uno en su mente a conectar cabos sueltos o formular teorías sobre como invalidar el punto. Era imposible que alguien que debería tener al rededor de cuarenta años, tuviera el aspecto de un veinteañero.

No dejaba de pensar en el aspecto del encargado: Metro setenta, delgado, piel blanca, castaño y el acento extranjero. Por primera vez en el día sentí que su nacionalidad era importante, mi intuición había vuelto. Tenía la primera pista, debía averiguar quién era y de dónde venía. Pensé un poco más y dije:

—Mia, creo recordar que este señor tenía un acento extranjero ¿Te acordas?, deberíamos averiguar quién es.

—Sí, tenés razón... Pero no me acuerdo de donde. Está bien investiguemos, pero creo que si lo hacemos, debería quedar entre nosotros. Todo esto me da mala espina.

—Pero mira que vamos a necesitar la base de datos de la agencia ¿La vas a utilizar sin permiso?

—No es sin permiso Ari, lo que digo es que no voy a abrir una investigación oficial sobre él.

Reflexioné sobre el tema, me parecía inteligente de parte de mi hermana mantener todo en la oscuridad. Pero había algo que todavía no cerraba, entonces lo pregunté:

—¿Crees qué esto tiene algo que ver con lo que me pasó a los nueve?

—Para serte sincera sí, aunque siguiendo la lógica no ¿Pero que tiene de lógico todo esto?

—Tenés razón Eme, ayer el Padre José me dijo que en esta ciudad pasan cosas inexplicables. Tenemos que relacionar todo y seguir nuestra intuición, no podemos asustarnos ahora.

—Vayamos a mi oficina, tenemos que averiguar esto ahora.

Agarramos nuestras cosas y salimos. Habíamos decidido dejar mi moto en la casa de Mia y de allí ir en su auto hasta el centro, donde estaba su oficina. Una vez en el auto se me ocurrió contarle todo lo que había averiguado de chico sobre las tierras en donde se encontraba el Club:

—Quiero contarte todo lo que se del caso para que no se nos escape nada y poder resolver esto lo más rápido posible. También quiero que vos me cuentes si hay algo que no se

—Mmm... Me parece bien, contame.

—El Terreno donde se encuentra el Club, fue un campo de batalla, hubo una masacre muy grande y ese suelo se tiñó de sangre. Cuando se fundo la primer ciudad, el terreno se convirtió en un cementerio—dije y Mia me interrumpió

—Todo eso ya lo sé, me lo contaste cuando éramos chicos.

—Dejame terminar de hablar, porque lo que sigue es importante.

—Perdón, seguí—dijo Mia y apagó la radio

—Ese cementerio estuvo durante años, enterraron a mucha gente, y luego, cuando decidieron cerrarlo, sacaron los cuerpos y los cremaron sin el consentimiento de sus familias. Fue fácil para los que ya habían pasado más de dos generaciones muertos, pero para los que no, se hizo y punto. Por lo que pude leer, a principios de siglo se hicieron juicios millonarios a los nuevos dueños. Los terrenos habían sido comprados por una empresa que se hizo cargo de pagar los juicios—dije y vi que Mia empezaba a relacionar las cosas, entonces seguí—esta empresa limpió todo y armó el parque de diversiones, funcionó durante un buen tiempo sin mucho éxito. Era obvio que la gente estaba enojada por los juicios y además relacionaban el lugar con la muerte.

—Ok, tenemos varios puntos que tratar con este tema—dijo Mia—Primero averiguar qué empresa hizo todo esto, segundo por qué decidieron poner un parque de diversiones y, tercero, por qué justo comprar los terrenos donde hay un cementerio. No me parece una buena estrategia de negocio.

—Justo en eso pensaba. Lo único que sobrevivió del cementerio es un mausoleo, está al lado de los vestuarios y la sala de mantenimiento. Ahora que pasó todo esto, no voy a dejar nada extraño de lado. Hay que averiguar por qué lo dejaron y si sigue alguien ahí enterrado.

Nos adentramos en la avenida principal de la ciudad mientras Mia manejaba concentrada y analizaba todo lo que le había contado. Cuando llegamos se bajó del auto y saludó al guardia de la entrada. Nos encaminamos a los ascensores y el guardia me detuvo:

—Perdón señor, no vi su credencial

—Estoy con ella—dije en dirección a Mia

—No puedo dejarlo pasar sin registrarlo, pase por el escritorio.

Me detuve y saqué mi documento, sentí que dejábamos nuestro primer paso en falso en la investigación. Mia se detuvo a mi lado y le pidió al guardia que me dejara pasar, que era un testigo clave en un caso que desconocía y necesitábamos ver unos papeles de forma urgente. Agregó que no íbamos a demorar mucho. El hombre lo pensó y accedió, me habilitó el molinete y nos dijo que nos apuráramos.

Subimos por el ascensor hasta el piso de Mia, pero nos metimos en el sector de informática. Una vez encendida la computadora, mi hermana entró con un usuario de otra persona.

—¡Ey! ¿Qué estas haciendo? ¿Te parece meter a alguien más en esto?—dije serio

—Mira Aaron, no vas a decirme cómo hacer mi trabajo, vos dijiste que investiguemos y lo vamos a hacer a mi manera. No puedo entrar con mi usuario así nomás.

—Esta bien, perdón. No quiero causar más problemas.

—No te preocupes, este es un usuario que me armó un compañero para entrar sin mi cuenta personal.

Empezamos a buscar las investigaciones de principios de siglo. No había mucha información sobre casos extraños, ni secuestros o desapariciones. Al no obtener pistas por ese lado, decidimos probar con los juicios. Aparecían recortes de diarios donde se hablaba de las demandas masivas de la ciudad contra una empresa que había comprado el cementerio y lo quería desmontar. No había nombres de damnificados ni tampoco el nombre de la empresa.

Buscamos un poco más adelante en la línea de tiempo y pensamos que sería conveniente ver los casos de desaparición cuando estuvo el circo en actividad. Lo primero que encontramos fue que de los siete chicos de nueve años que sabíamos habían desaparecido en esa época sólo se recuperaron los cuerpos de dos. Ninguno se encontró con vida, y los cuerpos que aparecieron fueron de los dos primeros.

Empezamos a anotar las fechas en las que los vieron por última vez, el día y el lugar donde se encontraron los únicos dos cuerpos y las fechas de nacimiento de las víctimas. Las primeras tres desapariciones fueron en un lapso de mes y medio, alrededor del mes de Mayo, las otras cuatro en la misma época, pero con un año de distancia entre casa una. Había algo que no encajaba, todo esto parecía obra de un asesino en serie que tenía algún morbo con los varones de nueve años. No parecía haber otra explicación.

No podíamos atar cabos con respecto a las fechas, tampoco importaban los cumpleaños de los chicos. Mi experiencia en el Club había sido en Enero, mucho antes de las fechas que habíamos estado analizando. Entonces decidimos mantener esos datos sobre los chicos en suspenso y buscar información sobre el circo.

Lo primero que encontramos fue el nombre, le habían puesto El Circo Burgués. Lo traían desde España, pero no decía nada más sobre su origen. Algunos recortes hablaban de la variedad de artistas que tenían y lo maravillosos espectáculos que hacían. Todos los años se renovaban y siempre había un show más espectacular que el anterior. El presentador y maestro de ceremonia de los espectáculos se encargaba también de la magia, después de buscar en varios recortes dimos con su nombre, Alexandre Dumont.

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