Mi experiencia como detective me decía que teníamos que seguir el hilo de investigación del circo y de Alexandre. Empecé a buscar información sobre él y encontré que vivía a unos kilómetros de El Paso en un complejo de ancianos, algo parecido a un asilo, sólo que los residentes son dueños de su propio departamento. Mientras leía me acomodaba el pelo, ya no toleraba el largo, me llegaba hasta a los hombros. Siempre tuve el mismo corte carre, un poco más abajo de las orejas, el corte perfecto para mi profesión, como me enseñaron en la escuela de Policía.
Miré la hora y habían pasado casi treinta minutos desde que habíamos hablado con el guardia, teníamos que salir lo más rápido posible y visitar a nuestra primera pista. Había pasado toda la mañana en el centro analizando la escena de un crimen y toda la tarde en el Club con Aaron, estaba sucia y más cansada de lo que me hubiese gustado admitir.
—Ari, tenemos que irnos. Quiero ir a ver a este tal Alexandre... ¿Me acompañas?—dije y le sonreí a mi hermano.
—Siempre me estas pidiendo cosas ¿Será que alguna vez vas a mostrar que sos la hermana mayor?—dijo Aaron y vi que lo había convencido.
Salimos del edificio y buscamos el auto, en el viaje comentamos lo que habíamos visto en la base de datos. Lo único que parecía inquietar a mi hermano era que no concordaban las fechas de las desapariciones, creo que él tenía una teoría y no me la quería contar. Decidí darle su espacio.
—Bueno vayamos a casa, comemos algo, me doy una ducha y vamos para la casa del viejo.
Aaron se limitó a asentir y seguir en sus pensamientos. Mientras tanto aproveché el silencio para pensar en qué así nunca iba a volver a tener tiempo para mis cosas, si es que lo tuve en algún momento. Todavía tenía algo con Tomás, una especie de relación a mi tiempo. Pensé que debería mandarle un mensaje cuando llegara a casa, él siempre fue atento conmigo y es de las pocas personas que me transmite algo de paz.
Llegamos y fuimos para la cocina, le pedí a Ari que preparara unos sandwiches mientras yo me bañaba. Cuando llegué a mi cuarto, le mandé un mensaje a Tomás en el que le pedía disculpas por haber ido a El Guardian con mi hermano sin avisarle y por no haberle escrito en todo el día.
Cuando salí de la ducha vi que me había contestado de manera simpática como siempre, ya iba a poder compensarlo por ser tan buen amante de medio tiempo. Bajé las escaleras y enfilé para la cocina. En la mesa habían dos sándwiches para cada uno y un vaso de agua en frente a cada plato.
—¿Agua? ¿Desde cuándo tomamos Agua?—dije en tono irónico
—Deberías saber que existen los supermercados, me sorprendió encontrar jamón y queso. Si veía una Coca en tu heladera sería navidad.
Me reí, había extrañado a mi hermano. Desde la muerte de nuestra abuela Raquel un año atrás, no había vuelto a ser el mismo, se había aislado del mundo y nos veía muy poco. Él era el mas unido de todos a mi abuela. Hicimos algunos chistes y disfrutamos de la comida. Tendría que haberle preguntado sobre como manejaba todo esto, pero no quise interrumpir el momento ahora que sentía que volvía a ser el de antes. Antes de levantarnos para salir Aaron se quedó callado por un minuto y luego me soltó:
—Gracias por todo Eme, aunque me cueste admitirlo, con este caso me diste una razón para seguir adelante—dijo con los ojos llorosos
—No me agradezcas, hubieses hecho lo mismo por mí—dije y pude ver todo lo que había sufrido la perdida de nuestra abuela.
Sonrió y agachó la cabeza, era un chico simple cuando le demostraban sentimientos, algo que siempre envidié. Me levanté y le di un abrazo, no había notado todo lo que había avanzado desde que lo fui a ver a su casa con María.
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La Cosa del Club
Mystery / ThrillerEsta es una historia real, no todo es lo que parece. Quizás tu vecino no es sólo un abogado o tu dentista no es lo que parece. Lo importante está en los detalles...