Me disculpé y me retiré del salón. Corrí lo más rápido que pude hasta la oficina del Padre José para contarle lo que acabábamos de descubrir. Creí que la pista caída del cielo podría ayudarnos a ver por donde seguir y eso le daría un poco de oxígeno, este tema lo había llevado a los límites de su cordura. Abrí la puerta de golpe y me encontré con una imagen poco grata. Entiendo que todos tengamos necesidades, pero podría haber esperado a estar en su habitación.
—¡Mia! ¿Qué hacés acá? ¿No se habían ido?—dijo el Padre ruborizado mientras se levantaba los pantalones y cerraba su notebook
—Hagamos que no vi nada y pasemos directamente a lo que le vengo a contar...—dije y levante una ceja—La suerte está de nuestro lado. La vieja fanática de la castración nos mostró sin querer dónde buscar...
—¿Qué? ¿Qué vieja? ¿De qué castración hablás? ¿Buscar qué cosa?
Lo noté demasiado confundido, yo disfrutaba el momento, hacerlo sufrir me daba placer.
—Esta señora, Alice, la que no estornuda sin antes confesarse, está en uno de los salones de la Iglesia, la misma de la que sos responsable. Nos contó que las estafaron y todos los detalles que no vienen al caso. Lo que importa es que una de las mujeres del grupo les sacó dinero y pagó los gastos de sepulcro y todo lo demás por Alexandre. O así lo creo yo.
—Me tuteaste, es la primera vez...—dijo el Padre aún más confundido
—Sí, digamos que ya nos conocemos mejor...
Hubo unos segundos de incómodo silencio, por lo menos para el Padre, y me pidió que lo llevara con Alice y con mi hermano. Salimos de la oficina y caminamos ligero hasta el salón donde habíamos estado hasta hacía unos minutos. Una vez dentro, el Padre se acercó a la vieja.
—Hola Alice, ¿Qué hacés acá a esta hora?
—Hola Padre, discúlpeme. Noté unas cosas hoy en nuestros números y vine a ver nuestro libro contable. ¡Una de las chicas nos robó! ¿Cómo puede ser? Viene a la Iglesia y nos roba. ¿Usted entiende la gravedad del pecado? Es como que usted rompiera el celibato.
No pude contener la risa, la señora me empezaba a caer mejor, sin saberlo había puesto al Padre un poco más incómodo. Al ver que los demás me miraban extrañados, pedí perdón y le dije a Alice que se quedara tranquila, la íbamos a ayudar.
—Muchas gracias, con su ayuda quedas logre descubrir qué pasó. Quisiera poder hacerlo sola pero ya estoy grande. Esto tiene que servir de aprendizaje, quiero que la culpable lo reconozca adelante de todas y que firme la renuncia. Esta es una tarea para la gente de fe, no admitimos pecadoras baratas.
Los tres nos miramos. La verdad era que nos había dado una gran pista pero ahora no sabíamos cómo sacarla del medio. Frente a ella no íbamos a poder hablar del la bruja ni de nada más del caso. Aaron asintió en silencio y le dije:
—Está bien, usted puede ayudarnos aquí en la Iglesia, todo lo demás queda a cargo nuestro. Por lo pronto necesitamos todos los datos de las mujeres que participan tanto activamente como no del grupo. También, si puede, ponga comentarios sobre cada una detallando su personalidad. ¿Para cuándo puede tener esto listo?
—Mmm... Ahora me siento un poco cansada, mañana lo puedo hacer durante el día y por la tarde o noche les traigo todo. ¿Está bien?
—Sí, dele máxima prioridad a este tema, por favor, todo lo relacionado con la Iglesia es lo más importante—dijo el Padre
Era increíble verlo manipular a la gente con su condición de Sacerdote, la verdad era que ya nada lograba sorprenderme si venía de él. Pero la señora pareció tomar muy enserio la petición y empezó a guardar todo para irse.
—Alice, ¿Necesita que la alcancemos a su casa? Ya se hizo de noche y no queremos que ande sola por la calle—dijo Aaron y me obligó con la mirada a aceptar.
—Ay, ¿Serían tan amables de alcanzarme? ¿De verdad? Por suerte vivo a unas cuadras, desde que murió mi marido casi no salgo de noche, estaba preocupada por volver sola.
—Sí, sí, usted ordene todo y nos vamos, la esperamos en la puerta—dijo Aaron.
El Padre nos despidió en la puerta del salón y nosotros emprendimos el camino de salida. Alice caminaba despacio pero constante. El rosario que llevaba en la mano le dificultaba para llevar su bastón, aunque ella parecía estar acostumbrada. Al llegar al auto la tuvimos que ayudar a subir, lo cuál agradeció todo el camino. Agradeció eso y todo lo que habíamos hecho hasta el momento. Debía admitir que al principio caía mal, pero por momentos me hacía acordar a mi abuela y estaba segura de que a mi hermano le pasaba lo mismo. Si no prestábamos atención a los comentarios retrógrados esa mujer era un sol.
El trayecto fue corto y hablamos poco, se notaba que la mujer intentaba no dormirse y me indicaba con eficacia a dónde tenía que doblar. Agradecía todo el tiempo, si no hubiese sido una persona tan mayor, la hubiese insultado para que dejara de hacerlo.
Cuando me señaló donde estaba su casa, me encontré con un hogar muy sencillo, humilde. Tenía una sola planta, era blanca y con techo de teja colonial. Había dos ventanas, una a cada lado de la puerta de chapa negra. Alice bajó del auto y nos despidió con una bendición. Una vez que cerró la puerta de su casa, arranqué para llevar a mi hermano a la suya.
De camino, hablamos de todo lo que habría sucedido, parecía irreal. Hacía un día había muerto Alexandre, había aparecido la bruja, la habíamos perdido y ahora teníamos una chance de encontrarla. No habíamos tenido tiempo de procesar todo, Alexandre se había vuelto un amigo con el tiempo, pero los sucesos no nos dejaban detenernos y hacer el luto. Quizás no tener tiempo para pensar era lo mejor.
También hablamos de Sven y la posible relación con la bruja, ahí teníamos que empezar de cero, aunque Aaron se mostró muy optimista al respecto. Él creía que era cuestión de tiempo para que Sven se hiciera ver, lo atribuía a la actitud que había tenido su padre. Decía que ese tipo de personas no le tienen miedo a nada y que tarde o temprano iba a aparecer.
Lo más curioso de los últimos acontecimientos era la falta de criterio de la mujer que robó el dinero. Teorizando con mi hermano en el viaje llegamos a la conclusión de que había dos opciones para justificar por qué habría ocurrido esto: La primera, era que la bruja había controlado a una de las mujeres al azar y esta no tuvo la suficiente inteligencia para conseguir el dinero en otra parte; La segunda, era que la bruja quiso sacar el dinero del grupo a propósito, lo cual nos llevó a pensar que quizás ella tampoco fuera muy inteligente. Estos grupos hacían muchas actividades y controlaban constantemente sus cuentas.
Una vez en la puerta de la casa de Aaron, nos despedimos con un beso y un abrazo. Mi hermano abrió la puerta y se volvió para decirme:
—Perdón Eme, hablo por lo que dije de Tomás. Sé que te molestó, no lo pensé mucho en ese momento... Fui un tarado.—dijo y me agarró con la guardia baja. Iba a tocar el tema en algún momento, pero después de esto ya no valía la pena pelearse.
—Está bien Ari, no te preocupes, disculpas aceptadas. La próxima intentá hablarlo conmigo primero. Tomás es una gran persona, nunca nos traicionaría.
—Lo sé, pero quizás no dependa de cada uno, quizás los obligan...
—Tranquilo, yo lo conozco bien, si actúa raro me voy a dar cuenta. Vos despreocupate y descansa. Mañana tenemos que interrogar a varias fanáticas religiosas—dije y vi la sonrisa pícara de mi hermano.
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La Cosa del Club
Mystery / ThrillerEsta es una historia real, no todo es lo que parece. Quizás tu vecino no es sólo un abogado o tu dentista no es lo que parece. Lo importante está en los detalles...