No estaba listo para escuchar la pregunta otra vez, ese frío había sido una sensación que habitó en mí desde el día en que la había escuchado a la entidad por primera vez. Nunca imaginé, hasta ese momento, que aquella entidad era en realidad un genio.
—Todavía no estoy listo para decir qué deseo. Quisiera que hablemos un poco más. ¿Qué cosas puedo pedir?
—Muy bien, inteligente de tu parte. No puedo volver el tiempo atrás, no puedo ir en contra del libre albedrío y no puedo deshacer algo que ya hice si fue parte de un deseo.
—Pero... Si yo deseara lo que me pidió Alice, ¿nunca se podría revertir convocándote?
—Me temo que no, una vez que cumplo con un deseo, no hay marcha atrás. Así es la ley.
—¿Y si quisiera revivir a alguien?
—Eso es más complicado. Puedo hacerlo. Lo he hecho. Pero debo advertirte, Aaron, cuando la esencia que habita en una persona decide abandonarla, lo que vuelve no es lo que esperás. La vida es lo más sagrado que existe, en todas sus formas, por eso las brujas pagan un alto costo por alargarla. —El genio se relamió una vez más pero dejó la lengua fuera más de lo necesario—Bueno ya estás listo, no me hagas perder el tiempo.
—¿Qué costo? ¿Cómo puedo solucionar esta situación?
—El costo es perder la esencia, son maquinas que no sienten, lo único que les importa es vivir para siempre. Lo que no entienden es que lo que vuelve temible pero hermosa a la vida es su finitud. ¿Ese va a ser tu deseo? ¿saber cómo solucionar el problema? Me habías parecido más inteligente.
—¡No! Fue una pregunta espontánea, perdón. Noté que las brujas que acompañaban a Alice le temen ¿es así?
—Sí, no solo ellas, Sven también le teme. Él debería servirme a mí y no a esa cáscara caminante. Soy parte de este universo desde antes de que este planeta pudiese albergar vida, no sé quién se cree que es esta bruja para amenazar a uno de mis sirvientes. El temor es la peor arma para dirigir. Veo que estás verborrágico, cada pregunta te costará un poco más.
—¿Pero ellos están en su contra? ¿lucharían en contra de Alice?
—Las brujas son demasiado miedosas, probablemente huyan. No olvides que son de la misma estirpe, cáscaras. Pero a Sven lo denigran hace tiempo, él tiene mi bendición y quizás pueda ayudarte.
—¿Cómo podr... —comencé pero el genio me interrumpió.
—Basta, no voy a perder más mi tiempo para contestar tus dudas. Me había olvidado de lo inseguros que son los humanos. Ya estoy listo para oír tu deseo.
El mundo se vino a mis pies, necesitaba información, no podía tomar una decisión y estar seguro de que hacía lo correcto. Respiré hondo y dije:
—Quiero que Sven tenga la oportunidad de vengarse de Alice, la bruja que me obligó a estar acá en este momento. Quiero que con la oportunidad de venganza lo liberes de tu pacto con él.
—Esos son dos deseos, no voy a cumplirlo. Pero voy a prometerte que si él logra ponerle un fin a esto, lo liberaré. El precio de lo que pedís es alto, quizás nunca te recuperes ¿estás seguro?
—Sí.
Luego de un parpadeo, estaba de nuevo atado en el medio de la Iglesia. Las brujas seguían con su cántico cuando busqué a Sven con la mirada. Él estaba en la puerta y apretaba la caja donde antes había estado el corazón de la bruja colorada. Sus manos estaban blancas de la presión que ejercía sobre la madera.
Sin darme cuenta, Alice se acercó a mí, lo hizo a tal velocidad que no logré anticipar sus movimientos. Estaba furiosa, seguía con el árbol encendido entre sus manos pero su sonrisa de suficiencia había desaparecido.
—¿Qué es lo que hiciste mocoso imbécil?, ¿No te bastaron mis amenazas? Ahora vas a sufrir.
Tiró el árbol al suelo y, aunque el tronco estaba recostado, el fuego siguió encendido. Se dirigió a mi hermana y la desató. Mi corazón latía tan fuerte que pensé que se saldría de mi pecho, cuando recordé lo que el genio había dicho:
«Quizás nunca te recuperes de esto»
Al ver que iban a matar a Mia el que habló fue el Padre, parecía intentar ganar tiempo.
—¿No salieron bien las cosas vieja decrépita? —Se rió el Padre José—No, no, no. Se nota que empeoraste con el tiempo. Matar a unos niños y a sus padres con estudios básicos es una cosa, pero esto... Planear algo de mayor calibre. Solo una bruja decente podría, no una barata y miedosa. Me das pena, es probable que si me dejaras libre no me tomaría el trabajo de cazarte, sos una farsa.
Alice levantó a Mia por el aire y la lanzó contra el altar que estaba partido. El golpe fue tan fuerte que dudé de si Mia seguía consciente. Acto seguido, Alice miró al Padre y dijo:
—Siempre fuiste un estorbo.
Levantó su mano y cortó el aire como si fuese una espada. La cabeza del Padre rodó unos metros y quedó de cara a la puerta. Lo había matado, solo podía verle la nuca pero sabía que había muerto con la expresión de sorpresa. El costo había sido alto y todavía no sabía si seguiría aumentando.
Mi hermana empezó a despertarse y moverse de a poco cuando todas las brujas se pusieron de pie. No sabían qué pasaba, habían estado en trance y ahora veían a su líder desenfrenada a causa del odio.
—¡Siéntense! La que no me obedezca tendrá la misma suerte que él —dijo Alice y señaló la cabeza del Padre José. Todas la obedecieron al instante.
Un sonido ensordecedor recorrió el lugar, la bruja que tenía delante mío movió la cabeza como si le hubiesen empujado la frente hacia atrás y un hilo de sangre recorrió su rostro. Segundos después, varios sonidos idénticos al anterior comenzaron a repetirse. Eran disparos, mi hermana tenía un arma y disparaba en todas las direcciones. Por alguna extraña razón ellas morían.
Alice abrió los ojos y pude notar el pánico que le recorría el cuerpo. Fue solo en ese momento en el que caí en la cuenta de que mi hermana tenía el mismo don que mi abuela. Cuando hablamos con el padre de Sven o cuando le disparó a la bruja colorada, lo había mostrado, pero no sabíamos que existía ni cómo funcionaba.
Una a una, las brujas se esfumaron al igual que lo había hecho la bruja colorada cuando Sven le apuñaló el corazón. Alice había intentado escapar, pero Sven la detuvo. Sentí que alguien me desataba y vi que era Mia.
Juntos, nos encaminamos a donde estaba Sven con Alice entre sus brazos. La bruja le quemaba la piel al estar en contacto con la suya mientras forcejeaba para soltarse, pero al ver que mi hermana se acercaba, el forcejeo aumentó a un ritmo frenético. Mia apuntó con el arma a la cabeza de la bruja y yo la interrumpí:
—¡No! Que lo haga Sven.
Me acerqué de nuevo a la caja donde habitaba la entidad, abrí la tapa y dentro estaba el corazón de Alice. Lo tomé y lo llevé hasta donde Sven resistía con todas sus fuerzas.
Sven la soltó y Mia la tomó de inmediato de un brazo.
—Quedate donde estás —le ordenó mi hermana.
La cara de Alice se endureció, su cuerpo se relajó pero su expresión decía que luchaba para intentar escaparse. Sven tomó el corazón y agarro el cuchillo de plata que ya había utilizado. La miró a los ojos, le dijo algo en un idioma que no pude descifrar y lo atravesó tres veces. Alice, en su lugar, quieta, empezó a desintegrarse hasta caer de rodillas. Mi hermana se acercó y le disparó en la cabeza.
Minutos después, Sven pareció envejecer unos años y a causa de las quemaduras sufridas empezó a convulsionar hasta que dejó de respirar. Solo quedó su cuerpo, la cabeza del Padre, mi hermana y yo.
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La Cosa del Club
Mystery / ThrillerEsta es una historia real, no todo es lo que parece. Quizás tu vecino no es sólo un abogado o tu dentista no es lo que parece. Lo importante está en los detalles...