Deja de correr... - Sonadow (FanFic En Español).

Compromisos.

—¿Estás completamente seguro de que era ella? — preguntaba Michael yendo de un lado a otro, soltando cada palabra mientras rechinaba los dientes de la furia.

—Gata negra, ojos verdes, veintitantos. Si no es ella no sé qué haría otra gata acá a tan altas horas de la noche. — Rudy estaba en el patio trasero recargado en la pared a lado de la puerta de la cocina.

—¿La anciana la reconoció?

—No, pero dijo que conocía al par de erizos que están aquí así que ella la dejó pasar. Ambos se fueron hace horas, por eso te marcaba tan desesperadamente.

—Lo sé, lo sé, pero surgió una emergencia y no pude atenderte, aún estoy en mi oficina y no creo poder irme pronto. — más de la mitad de sus empresas falsas y sus "programas de ayuda" habían caído en menos de un día. G.U.N. ya estaba investigando el caso a fondo y si no se desvinculaba de todo aquello habría caído ese mismo día. Un caso similar hace meses lo alejó de casa todo un mes y estaba pensando seriamente ir a un hotel fuera de la ciudad por su paranoia.

—Bueno, por ahora no he investigado mayor cosa que tu "abuela" quiere reabrir este hotel y que se par de picudos se la pasa en la calle casi todo el día dejando a la anciana sola. Lamentablemente cuando estoy aquí ella no se me despega de encima, me atiende como si fuese su familiar o qué sé yo. — miró hacía la cocina esperando no verla parada allí adentro. — Le dije que tenía que hacer una llamada urgente del trabajo así que por ahora no la tengo a un lado.

—Sí, es una molestia cuando estás con ella todo el día. Sólo infórmame si hay alguna pista de ese collar. Quiero tenerlo lo más pronto posible.

—Descuida, si está en esta mansión sólo es cuestión de que aparezca tan pronto lo busque. Sólo tengo que hacerlo en un momento en que ellos no estén y la anciana esté despistada. — al terminar su frase el sonido de la puerta de la entrada principal se oyó, pidió a su cliente un minuto de silencio y, con sigilo, se dirigió a la puerta de la cocina. Abrió sus ojos de par en par, los erizos acababan de llegar con todo y aquella gata. —Está aquí. — habló bajo al micrófono de aquél aparato.

—¡¿Qué?! ¡¿Quién?! — preguntaba el de lentes nerviosos y sosteniendo su teléfono fuertemente.

—La gata, acaba de llegar con los otros dos en este momento.

—¡Maldita sea! — replicó en un grito el hombre alejando su teléfono de su boca. Suspiró con un gruñido y colocó de nuevo el dispositivo en su oreja. —De acuerdo, hagamos algo para asegurarnos de que es ella. Le mandaré un mensaje a su comunicador para que me llame. Si es ella al menos lo sabremos... Dame un momento.

Colgaron la llamada y, en pocos instantes, antes de que los chicos subieran las escaleras la chica se detuvo sacando su comunicador de su bolsa, sorprendida les pidió un momento a los otros dos para poder hacer una llamada. Tan pronto eso pasó salió de la casa y contestó. Michael estaba en la otra línea, tan sólo preguntándole acerca de su computadora, por algún problema imaginario sobre su secretaría de reemplazo fue que la mantuvo dos minutos máximo hasta que ella entrara de nuevo. Tan pronto Dayan llegó con los otros erizos Rudy tuvo otra llamada de su cliente.

—Fue a fuera a hacer una llamada...—pronunció tan pronto contestó.

—¡¡Mierda!!— Michael golpeó su escritorio eufórico, jadeante de rabia trató de tranquilizarse de nuevo. —Investiga donde tienen ese maldito collar y hazlo rápido, antes de que me atrapen, y te recuerdo que si lo hacen, ya no podré pagarte. — colgó tan rápidamente que no le dio tiempo de decirle algo. Rudy sólo dió un suspiro pesado. Destruyó aquel teléfono y tiró los pedazos en la basura de la cocina. Caminó hacia su cuarto viendo al trío fuera de la puerta contigua a la suya.