-¿Te gusta lo que ves?- pregunta el muy chistosito.Ruedo los ojos ante su pregunta estúpida.
-He visto mejores, Kyle.- digo.
Ahora es él quien parece disgustado para terminar frunciendo el ceño.
-¿A si?- pregunta y yo asiento.- Pues me vas diciendo quienes son, para mandarles a un par de amigos míos. Ya sabes, para socializar.
¡Ja!, ¿Kyle socializando con algún chico que no sean Sam, Dan, Luis o Theo? Casi que le creo.
-Por Dios, vete mejor a cambiar, me fastidia verte así.- miento.
La verdad es que muero por tocarlo, cuando debería estar llorando y lamentándome por lo que me está pasando, más no hablando tan civilizadamente con él.
-Se que no es así, -dice y se acerca un poco más a mí, como si me quisiera contar un secreto.- Pero no te preocupes, que yo también me muero por tocarte.- finaliza y yo abro grande mis ojos.
¡Se me olvidaba que él podía leer mis pensamientos, carajo!, Pero bueno, finalmente me hago la loca y él se mete a mí habitación y me dice que se dará una ducha, mientras yo voy y le busco algo en el clóset de mí papá. Creo que algo pueda quedarle, pues Kyle solo es más alto y un poco más robusto que él. Me tomo mí tiempo, y cuando entro a la habitación lo veo sentado en la cama e inclinado hacia donde están los niños, sobando uno de sus piecitos.
Suspiro y procedo a entrar llamando su atención, me acerco y le tiendo la ropa.
-Definitivamente ustedes son lo mejor que me ha pasado.- dice y a mí se me encoje el alma.
Obviamente no digo nada, solo nos quedamos mirando. Él se levanta y me toma de la cintura, dejando antes la ropa que le di en la cama.
-Los amo, a los tres... Pase lo que pase, así siempre será.- me mira tan serio y fijo.
-Yo también te amo, a ti y a Kobu.- ya está lo dije.
¡Les fallé!, Sé que tuve que ponerme más firme, resistir, comer helado viendo series llorando hasta engordar mil kilos, pero no se puede cuando Kyle pone esa carita de perro mallugado, lo amo demasiado, eso jamás cambiará.
Él sonríe y se inclina depositando un besito en mí frente, luego se separa y se pone a cambiarse, quitándose la toalla delante de mí, hoy en día ya nadie conoce lo que es el pudor.
Carraspeo tratando de ignorar su magnífica escultura llamada cuerpo.
–¿Quieres algo de comer antes de que te vayas?- pregunto.
No soy tan desalmada como para dejarlo irse sin comer, sabiendo que el camino es largo.
Él me mira y no sé distinguir su expresión, creo que parece dolido.
-Mi luna; sinceramente yo no me quiero ir, accedí a lo que dijiste para que me dejaras entrar. Y me vas a odiar, pero yo de aquí no me muevo, no sin ustedes.
¡¿Que?!, ¡Será sarnoso!
-¡Tramposo!- grito.- No debí dejarte entrar. ¡Ahora mismo te largas!
-Ya te dije que no, mí amor.- dice con aparente calma, pero yo estoy que reviento.
–¡Que te vayas!- vuelvo a gritar, pero paro cuando escucho a uno de mis hijos llorando.- ¿Ves lo que provocas?- le culpo.
-Quien está gritando eres tú, no yo.
¡Estúpido Kyle! Lo estoy odiando en estos momentos.
-Yo igual te sigo amando.
-¡Deja ya de leer mis pensamientos!- grito harta y me acerco para tomar a Anthony, quien es quién está llorando.

ESTÁS LEYENDO
La Luna y la Bestia. ©
Hombres Lobo¿Podría un ser amable, bueno y puro... amar a una bestia como yo? ... (Publicada el 19 de mayo del 2020) Disponible en Buenovela.