En mi vida había asistido a pocas fiestas; mi economía no era tan buena tiempo atrás, pero después cuando esa misma economía mejoró, me veía en la obligación de cumplir por casi las 24 horas con mis dos trabajos, así que salir y divertirme no era algo común en mí. Aunque, si lo veíamos desde mi perspectiva, el tiempo que trabajaba en Abaddon era ese momento de diversión, ¿quién no se divertiría mientras baila algo que le gusta? Sin embargo, cuando ese baile es dirigido al público de Abaddon, es obvio que se tomaría de otra forma, aún así, yo siempre que subía al escenario trataba de olvidarme de ello, y me proponía a disfrutar de ese momento. Al final de cuentas, Abaddon el día de hoy era un cabaret, no un prostíbulo, y hay una gran diferencia en ello.
El asistir hoy, a esta pequeña celebración por los logros que ha alcanzado Kelly, me llenaba de felicidad. Para empezar, yo ví y estuve con ella cuando iba iniciando este proyecto, así que verla ahora, cumpliendo su meta, me hace sentir muy orgullosa, más aún porque ella es mi amiga y no existía palabra alguna que demostrara lo feliz y orgullosa que me siento de ello; ver a mis amigos triunfar, cumplir sus sueños, era demasiado satisfactorio.
Primero fue Sherlyn, con su título y su trabajo, ahora veía a Kelly, mañana no sé quién será, pero no tengo duda alguna de que todos los que me rodean cumplirán algún día sus metas, sus sueños.
—¡Marion! —fui recibida por Kelly y un gran abrazo de su parte—. ¡Qué bueno que has llegado! Por un momento creí que no vendrías, que te había pasado algo, pero gracias al cielo que ya estás aquí, ¡pasa, pasa!
—Daniel no llegaba a casa, me preocupé, pero al final solo resultó que se había quedado con unos amigos de la universidad —respondí con una pequeña sonrisa.
—¡Dios! ¿Tanto tiempo ya ha pasado? Yo aún recuerdo cuando él a penas iba a la secundaria, ¡cómo pasa la vida! —la sorpresa en su rostro era visible, yo reí.
—Jacob es el que más te extraña —Kelly se giró a verme con más sorpresa—. Hace ya un tiempo que me pregunta por ti. Aunque también Gabriel lo hace a veces, pero el más insistente es Jacob, incluso me ha dicho que cuándo nos visitarías.
—Jacob... —susurró Kelly con una ligera sonrisa—. Recuerdo muy bien cuando tu madre sufrió el infarto y tuve que cuidarlos. En esa ocasión él se acercó muy decidido y con una firmeza que me sorprendió; me preguntó si cuando él fuera grande sería su novia. En ese entonces solo tenía 7 años, así que para no quitarle su ilusión le dije que sí...
—¡Kelly! —exclamé con sorpresa. Yo no me había enterado de eso—. ¿Le dijiste a mi hermano de siete años que serías su novia cuando él creciera? ¿Por qué nunca me lo dijiste?
—Sinceramente —ella me miró y sonrió con timidez—, no creí que él, después de tanto tiempo pudiera recordar eso. Además, con el paso del tiempo se daría cuenta que nosotros nunca podríamos tener nada, digo, le triplico la edad. Él encontrará a una chica de su edad cuando llegue el momento.
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Abaddon, el lugar de perdición
ChickLitTodo el sexo masculino que habita en Los Ángeles, California, ha escuchado de Abaddon, y más aún de aquella bailarina exótica que lleva a cualquier hombre a la perdición, mejor conocida como la Diosa Hestia. Una mujer de piel morena y cabellera negr...