Después del brindis, Marie se llevó a Kelly con la justificación de que tenía un regalo para ella, dejándonos solamente a Esteban y a mí parados en aquél lugar.
Los invitados de Kelly se encontraban dispersos, comenzaban a reunirse en pequeños grupos las personas que se conocían entre sí, pude ver que Julian se encontraba en uno de esos grupos, se encontraba hablando alegremente, no conocía a aquellas personas, así que me quedé a lado de Esteban, él tampoco parecía tener intenciones de unirse a alguno de los grupos.
—¿Qué tal Miami? —me dirigí a él. Esteban se giró a verme con una gran sonrisa.
—Muy caluroso —bromeó—. Pero todo lo demás, está muy bien, es una hermosa ciudad. Aún así, no negaré que extrañaba Los Ángeles.
—Extrañabas a Kelly, ¿no es así? —él desvío su mirada hacia donde se habían ido el par de rubias.
—No te mentiré, Marion. Lo que más extrañe fue a mi madre y a Kelly, ellas lo son todo para mí.
—Sé exactamente como se siente eso —le brindé una pequeña sonrisa.
—Marion... —susurró después de algunos segundos en silencio. Me giré a verlo, se encontraba nervioso, algo muy raro en él—. ¿Quién era la chica que se acercó e hizo el brindis?
—¿No la conoces? —él negó con el rostro—. Su nombre es Marie.
—Marie... —repitió en un susurro.
—¿Kelly no te presenta a sus amigos? —pregunté con curiosidad. Me sorprendía mucho que ella no le hubiera presentado a Marie, ellas eran buenas amigas.
—Sólo no lo hace con las bailarinas de Abaddon... Ella... ¿Marie es bailarina? —me miró fijamente.
—¿Por qué no te presenta a las bailarinas? ¿A caso ella...? —Esteban interrumpió mi pregunta.
—¿Qué si ella tiene vergüenza de decir que tiene amigas bailarinas en un centro nocturno? —una pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras negaba con la cabeza—. Por supuesto que no, Kelly no es así. Lo que pasa realmente es que yo le dije que conmigo no lo hiciera; digamos que, por alguna razón no quería involucrarme con alguna de ellas, no sé si me doy a entender Marion, pero mi punto es que sé que Dorothea tiene como bailarinas a mujeres muy bellas, que son capaces de hipnotizar a un hombre, y bueno...
—Creo que lo entiendo —solté un suspiro tratando de entender su respuesta.
—¿Crees que...? —dudó por unos segundos, más después enderezó su espalda y se dirigió a mí con seguridad—. ¿Crees que me pudieras presentar a Marie? Creo que es hora de madurar, y por lo que veo, Kelly tiene a una buena amiga que debo conocer, al final de cuentas ella es mi hermana.
—No tengo problema alguno en ello, Esteban —le respondí con una gran sonrisa.
Él no dijo nada más, solo me regaló una sonrisa y se dispuso a caminar conmigo. Ahora tenía que presentar a dos grandes personas, que se encontraban solteras, sin ningún compromiso.
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Abaddon, el lugar de perdición
ChickLitTodo el sexo masculino que habita en Los Ángeles, California, ha escuchado de Abaddon, y más aún de aquella bailarina exótica que lleva a cualquier hombre a la perdición, mejor conocida como la Diosa Hestia. Una mujer de piel morena y cabellera negr...