Capítulo 21

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—¿Tienes todo listo para el lunes? La reunión tiene que salir bien, no puede haber ningún error, o de lo contrario no cerraremos ningún contrato

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—¿Tienes todo listo para el lunes? La reunión tiene que salir bien, no puede haber ningún error, o de lo contrario no cerraremos ningún contrato.

—No se preocupe joven Abdiel, todo saldrá perfecto, no habrá ningún error, me encargaré de ello.

—Eso espero —él se giró a su izquierda mirándome pausadamente, después una sonrisa ligera apareció en su rostro—. ¿Sigue sentada ahí, señorita Kane?

Me encogí de hombros al escucharlo, la secretaria que lo acompañaba no me quitaba la vista de encima.

—¿Qué otra cosa puedo hacer a parte de seguir aquí, joven Henderson? —respondí mientras lo miraba fijamente—. No es el primer día, sobretodo.

—Verla así me hace sentir verdaderamente mal —una pequeña mueca apareció en su rostro—. ¿Podrías de favor cancelar todo lo que tenga programado por hoy? —esta vez se dirigió a su secretaria, quien al escucharlo nos miró aleatoriamente sin poder decir algo—. Por lo que recuerdo, no tengo ningún compromiso importante el día de hoy, lo más extraordinario será la junta del lunes, así que bueno, hoy me iré temprano.

—Pero... —aquella secretaria intentó protestar.

—Si hay algo importante Karen, mándamelo a mi correo, pero hoy si o si me tomaré el día —dijo él con seriedad mientras entraba a situarse detrás de su escritorio.

—Está bien, joven Abdiel —respondió aquella secretaria sin ninguna otra opción.

—Puedes retirarte —la secretaria al escucharlo solo asintió con el rostro y salió por aquél par de puertas.

Miré con sorpresa al joven Abdiel. Él recogió un par de cosas de aquél escritorio y se dirigió con paso decidido a mí.

—¿Acaba de decir que se tomará el día libre solo por compasión hacia mí, joven Henderson? —le pregunté cuando llegó hasta mí. Él se sentó a un costado mío.

—No —respondió mirándome—. Realmente tengo hambre, señorita Kane. Además de que no soporto estar mucho tiempo en la empresa, hay un ambiente aquí que no me agrada del todo, como si sintiera que todos los que están aquí tienen consigo alguna máscara, haciéndome creer que hago bien mi trabajo, sin protestar nada de lo que digo o peor aún, acatar todo lo que digo solo para agradarme y en el momento menos esperado, me apuñalen por la espalda.

—Creí que se sentía agusto dando órdenes a los demás —él sonrió con gracia al escucharme, no pude evitar mirarlo.

—Algunas veces se siente bien, no le mentiré —respondió mientras su vista se dirigía a un punto muerto—, pero no me satisface, no me siento bien, o conforme al hacerlo. No me gusta sentirme superior a alguien solo por el dinero que llevo conmigo.

» Aunque no lo crea, señorita Kane —prosiguió mientras volvía su vista hacia mí—, también me ha costado el estar aquí, he sacrificado muchas cosas. Y a pesar de lo que creen la mayoría de las personas, no ha sido fácil el camino. Es difícil porque la confianza en las personas se vuelve casi nula. Porque entre más dinero tengas, las personas a tu alrededor suelen ser más falsas, más traicioneras, es mucho más difícil saber quién realmente te apoya y quién no. En muchas ocasiones, solo puedes confiar en ti mismo y tienes siempre que desconfiar en todos los demás, en dudar sobre cuáles serán sus verdaderas intenciones. Un paso en falso y puedes perderlo todo.

Abaddon, el lugar de perdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora