—Muchas gracias por ayudarnos a recoger todo esto, joven Abdiel —mi madre agradeció cuando nos habíamos sentado a cenar—. Aunque no negaré que lo utilicé un poco... Sé que estando aquí presente, mi Marion se quedará un poco más.
—¿Cómo así? —preguntó él, totalmente confuso mientras su mirada se dirigía a mí. Yo no sabía ni siquiera qué decir en ese momento.
—Aaah... —mi madre sonrió nerviosamente cuando se dió cuenta de lo que había dicho—. Ella se va a dormir muy temprano, ya que entra al hospital casi terminando la madrugada, y bueno, cuando llega a casa ayuda a sus hermanos hacer alguna tarea o ayuda con algunos quehaceres en la casa... Trabaja mucho.
—Sí... Me he dado cuenta de ello —respondió él mientras sus ojos me miraban expectantes—. Su hija es una persona que admiro muchísimo, por eso es que le he propuesto tener una amistad, una persona como ella la verdad es que vale demasiado.
Mi madre veía al joven Abdiel con una gran sonrisa en el rostro, algo demasiado sospechoso diría yo. Daniel por el contrario, lo veía siempre de reojo, tratando de estar atento a cualquier movimiento que hiciera. Susana lo veía con cierto brillo en los ojos, y Jacob demasiado agradecido gracias a el regalo que le había dado. Y por último, el pequeño Gabriel, él simplemente nos miraba alternamente a Abdiel y a mí, estaba segura que pensaba en algo, pero yo no podía descifrar lo que pasaba dentro de la pequeña cabeza de mi hermano.
La cena había trascurrido demasiado tranquila, pero no podía cantar victoria, ni siquiera encontraba alguna excusa para que se fuera a su casa, y comenzaba a ponerme nerviosa por dos cosas: su presencia y porque posiblemente se me hiciera tarde para ir a Abaddon.
—Pasado mañana será Nochebuena —comenzó a decir mi madre después de haber terminado de comer—, y sinceramente me preguntaba si desearía pasar esa fecha junto a nosotros, claro, si no tiene ningún inconveniente. Aunque posiblemente no pueda ya que lo más normal y seguro es que pase ese día en compañia de su familia...
Me quedé sin habla al escuchar lo que mi madre había dicho. ¿De verdad lo estaba invitando a pasar Nochebuena, con nosotros? No tenía ni la menor idea de lo que mi madre estuviera pensando en esos momentos, ¿a qué venía esa actitud? ¿Esa invitación tan sorpresiva? Mi madre debería estar delirando al haber pensado si quiera en aquello, no había otra explicación.
—Oh, señora Dennise —respondió el joven Abdiel con una ligera sonrisa de sorpresa—. La verdad es que no me esperaba esta grata invitación, para ser sincero. Sin en cambio, me siento muy agradecido por ello. Ni siquiera recordaba que pasado mañana era ya 24 de diciembre, y la verdad es que no tengo ningún plan para ese día... He estado tan ocupado con los asuntos de la empresa y todo lo que ha pasado en estas últimas semanas que no recordaba que solo quedaban un par de días para Nochebuena.
—¿No la pasará junto a su familia? —preguntó mi madre con sorpresa.
—Es lo que desearía, para ser sincero —respondió relajado, aun así pude percibir un atisbo de tristeza en su voz—. Desgraciadamente mis padres se encuentran en Nueva York, inclusive mis abuelos viven allá, pero tienen un asunto algo complicado y por el momento no pueden viajar aquí, por el contrario yo aún tengo pendientes aquí en Los Ángeles, la verdad si no hubiera sido por el accidente que tuve, todo hubiera estado bien y no existiría este retraso y podría pasar Nochebuena junto a mi familia.
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Abaddon, el lugar de perdición
ChickLitTodo el sexo masculino que habita en Los Ángeles, California, ha escuchado de Abaddon, y más aún de aquella bailarina exótica que lleva a cualquier hombre a la perdición, mejor conocida como la Diosa Hestia. Una mujer de piel morena y cabellera negr...