Capítulo 30

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Narra Juliana

Volví a tomar sus labios, mientras mis manos acarician su cuerpo sobre el fino y delicado vestido.

Juls: —No sabes, no tienes ni la menos idea de cuanto yo te deseo— Le susurré al oído mientras comenzaba a besar su cuello otra vez —Siempre he sido una firme creyente de vivir el momento, en tomar lo que quiero cuando lo deseo y ahora mismo Val yo te deseo. Quiero saborear cada centimetro de tú cuerpo, sentir tú respiración sobre mi cuello mientras te hago mía, explorar con mi lengua cada parte de ti, hasta que me ruegues que me detenga— Le dije con total sensualidad.

Val: —No voy a rogarte que te detengas— Dijo agitada y divertida —Esta noche, has conmigo lo que quieras, al diablo con el moralismo..

Juls: —Amén— Dije y volví a sus labios.

Bajé mis manos hasta el borde de su vestido y con cuidado acaricie sus muslos y su piel estaba tan caliente comno yo por ella. Sus manos estaban en mi nunca y acariciaba mis cabellos en forma de provocación, sentí como sus manos resbalaban hacía adelante y comenzaban a bajar por mi pecho, mientras nuestras bocas no cesaban.

Alejándome apenas para respirar, la acerqué más a mí, logrando más espacio entre sus piernas. Sin ningún problema la tomé en brazos y la subí sobre mi abdomen, sentí como sus piernas se cerraban a mí alrededor, gruñi levemente al sentir como desesperada intentaba quitarme la remera de encima.

Gimió cuando la apoyé contra la comoda de la cama y hundí mis labios en su cuello, mordisquiee la delicada piel de su cuello, hasta llegar a su oreja. Su respiración caliente caía sobre mi oreja y nuca, como deseaba esto; yoy a no podia esperar para ser solamente una sola.

Val: —¡Oh Dios!— Dijo en un fuerte gemido.

Probé la calidez de su boca y escuché sus susurros de placer. Movió sus manos desde mi nuca, a través de mí espalda, hasta encontrar la bragueta de mi pantalon, echándome hacía atrás ligeramente, observé su cara.

Val: —Ya no puedo esperar a que lo hagas... Hazlo ya Juls porque voy a volverme loca— Me dijo agitada.

Y cuando sus piernas se abrieron a mí alrededor, me hundí en ella.. Gimió exaltada y se aferró con fuerza a mí espalda. Me quedé quieta, sintiendo como sus muslos internos me rodeaban más y más; mi cabeza comenzó a dar vueltas y vueltas, mi rostro estaba escondido en su cuello, poco a poco fui subiendo mis manos al costado de sus piernas, alzando un poco más su vestido y comencé a moverme despacio, ella boqueó y se arqueó hacia mí.

Juls: —Oh Val..— Su nombre salió ronco de mi garganta al sentir el placer de estar dentro de ella, mis ojos se cerraron y gruní profundamente. Comencé a moverme un poco más, quería sentirla, mejor dicho necesitaba sentirla.

Val: —Juls..— mi nombre salió agitado de sus labios.

Entonces me alejé de su cuello y tomé su boca, gimió un poco más fuerte que antes y sus manos apretaron mis hombros. Era tan erótico sentirla de esa forma, ella estaba completamente vestida y yo solo tenía puesto mi ropa interior.

Me alejé apenas de su boca para poder respirar. De una manera inexplicable me deshice de su vestido y al instante de su sostén, ahora estaba al descubierto para mí. Sus manos se movian suaves por mi espalda y surespiracion caliente caia sobre mi boca.

La apreté más contra la cama, haciendo que sus piernas se abrieran un poco más a mí, modió sus labios y cerró sus ojos; mis caderas no dejaban de empujar en su interior y no iban a dejar de hacerlo hasta obtener lo que quería de ella.

Su boca buscó la mía y sus labios tomaron despacio los míos, me estremecí dentro de ella; sus manos subieron por mis espalda y luego fueron pasando con mi pecho y comenzó acariciarme logrando que me excitara muchisimo más, luego de un rato llego a mi rostro, acarició mis mejillas y secó el sudor de mi frente. Entonces me moví más rápido, haciendo que los gemidos salieran repetidas veces de su boca, que caían sobre la mía.

Ella intentaba hablar pero el aire apenas le alcanzaba para respirar, gruñí profundamente cuando ella se abrazó más a mí y sentí como su cuerpo se consumía en un mar de placer, mientras que se corría por mí.

Un gemido estremecedor abarcó cada rincón de la habitación y llenó de un agudo placer cada parte de mí. Me quedé quieta esperando que su respiración se calmara y que su cuerpo se relajara, llevé mis labios a los suyos y los rocé suavemente.

Juls: —Te amo tanto— Digo a penas audible.

Val: —Yo tambien te amo y no sabes cuanto— Con eso último nos quedamos rendidas por la candente escena.

Me Casé Con Mí.. ¿NiÑERA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora