Capítulo 35

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Narra Valentina

Mañana fría en parís, era algo raro pero el clima es el clima y no lo podemos cambiar, el día de hoy era el momento de regresar a nuestro hogar después de pasar unas increíbles vacaciones en estas hermosas ciudades de Europa.

Juntas de nuevo en un aeropuerto con miles de vuelos a nuestro alrededor pero solo uno indicado para nosotras, Juliana no había mencionado ni una sola palabra de la noche anterior, se sentía algo incómodo ya que casi no emitíamos palabras alguna.

Fuimos llamadas para nuestro vuelo, ambas abordamos, yo miraba por la ventada algo triste ya que es este lugar viví uno de los mejores momentos con Juliana y jamás la olvidaría, verdaderamente ahora si creo lo que decían de esta hermosa ciudad era para muchos y ahora para mí “La ciudad del amor”, nos informaron que estábamos por despegar, abrochamos nuestros cinturones y el avión empezó a moverse, la sensación que se siente al momento que el avión se inclina es algo abrumador pero se siente como si estuvieras en una montaña rusa era algo raro, hecho un vistazo de nuevo por la ventana y a lo lejos se miraba la torre, aquella torre que era mágica y simplemente hermosa, apreté suavemente la mano de Juliana una sonrisa se dibujo en mi rostro seguido de una pequeña lagrima de felicidad que se escapo de mis ojos.

Juls: —No llores, te prometo que volveremos, pero no solas, regresaremos con nuestro pequeño hijo— susurró acercándose a mí.

Val: —¿Lo prometes?–pregunté con una pequeña sonrisa.

Juls: —Lo prometo, yo haría todo por ti con tal de verte feliz –respondió

Val: —Te amo –le dije por último.

Cerré la pequeña ventana para dejar desaparecer aquella ahora diminuta ciudad atrás, aquellas palabras de Juliana me habían alegrado el corazón, significa que si lo haría, haría la inseminación artificial por mí, esa mujer es simplemente perfecta y no la dejaría ir por nada del mundo.

Me quedé profundamente dormida, el viaje a casa era demasiado largo y también algo estresante, habían turbulencia a cada rato lo que me hacía ponerme aún mucho más nerviosa, mis piernas ya nos las sentía por estar tanto tiempo sentada, me paraba de vez en cuando a caminar por lo angostos pasillos de aquel enorme avión el cual iba a bordo más de 300 personas con el mismo destino que nosotras 2.

El avión por fin iba a aterrizar, ese vuelo sin duda alguna era el más largo y eterno que había hecho en toda mi vida, abrochamos nuestros cinturones nuevamente y el avion toco tierra y un suspiro de alivio y felicidad inundo mi alma, bajé del avión y como toda escena dramática estaba muy feliz por estar de nuevo en mi país y sobre todo de ver de nuevo a mi familia después de las pocas semanas que nos habíamos ido.

Me Casé Con Mí.. ¿NiÑERA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora