Capítulo 4

456 35 5
                                    

Capítulo 4

Demetri POV

En todos los siglos de mi existencia jamás pensé que el sabor, dulce de su sangre fuera tan delicioso, su sangre me llamaba y mientras estuve a su lado hice un esfuerzo enorme para controlarme y no morderla, porque estaba seguro que no podría detenerme.

Jamás olvidaré su dulce sabor, esa exquisita sensación, bajar por mi garganta. Aquellos pocos segundos que mi veneno entró en su cuerpo y su sangre estuvo en mi cuerpo inmortal. Dulce manjar de los dioses que en mi ser ha entrado y me producido la gloria de sentirme en el paraíso.

-Demetri -Alec me miró divertido -pensé que la matarías, no te soltabas de ella.

Tuve que tragar, absorbiendo los últimos rastros de su sangre, pero, de mi mente jamás se iría aquella sensación.

Bajé de un salto de la pared donde me había lanzado a mí mismo, tuve que alejarme de golpe ya que, si seguía mordiéndola, no iba a vivir. No entiendo cómo pasó todo, pero ella estaba junto a mí. Y está vez no permitiría que nadie me la arrebatara. Al siguiente segundo estuve a su lado, apoyé una de mis rodillas en el suelo mientras sujetaba su rostro con mis manos, el cambio había comenzado. Se veía tan perfecta, tan hermosa y tan mía.

-Debemos volver -dijo Jane de mal humor, mientras Félix quemaba los restos de aquel nómada.

-Me ocuparé -contestó su hermano.

-Aro la quería viva.

-Estoy consciente de ello Jane, sin embargo, su corazón iba a detenerse.

-Tienes que dar muchas explicaciones.

-Y no es a ti, a quien debo darlas.

Ella bufó y se alejó rápidamente junto a su hermano. Si, solo hubiera llegado un minuto antes, si solo lo hubiese evitado, Alexandra no habría pasado por aquel sufrimiento antes de morir. Fue demasiado, igual logró resistir lo mejor que pudo.

Luego de llegar, rápidamente fui a su casa, después de tantos años jamás se me ocurrió volver. Era algo estúpido, lo sabía, pero ¿quién diría que ella estuvo aquí siempre? ¿O no?, aquello no me importaba en estos momentos, solo tenía una cosa en mente y era que la quería ver despertar.

Pero al llegar, solo escuché discusiones de su familia, y luego capté un olor que conocía muy bien. Un maldito nómada, siglos atrás con la guardia, buscamos a su pareja y la matamos. La razón era sencilla, la muy estúpida se mostraba ante los humanos. Pero por desgracia no pudimos acabar con su compañero, aquella vez estaba sola, y él muy infeliz logró encontrarla.

-Todo está listo. Dentro de poco vendrán para buscarnos con ella -dijo Alec.

-Deberíamos quemar este lugar -sugirió Félix-Así los humanos pensarán que esa chica murió aquí.

-No es mala idea -murmuré para mí mismo, más que para otros.

-Espero que esa humana no sea un inconveniente -siseó Jane-no me detendré si...

-No podrás hacer nada contra ella-tuve que reírme - hubo ocasiones donde no logré rastrearla -susurré y pasé a mirarla, ella me miró confundida y molesta. Sabía en quien estaba pensando en Isabella Cullen, la compañera de Edward.

-Ahora es más comprensible porque Aro no puede ver tus pensamientos al estar con ella.

-Lo sé Alec -pasé a mirarla de nuevo-será toda una sensación cuando lleguemos al castillo. -y no me refería solo al escudo que pensé que tendría, sino a su clásico humor, que estaba seguro que a más de uno le incomodaría

Mundos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora