Capítulo 8

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El primer requisito para la inmortalidad, es la muerte. (Stanislaw Lec)

Capítulo 8

Alex POV

Los siguientes días resultaron intensos, ya había conocidos a todos los miembros del clan, incluida las esposas de Aro y Cauis. Como también aclaré muchas dudas, como los miembros de otros clanes, que espacios del castillo debía evitar, y como mi familia como amigos, había tomado la noticia de mi muerte, como la de mi hermano. Demetri me ayudó en lo último. Me sentía fatal por no podía ponerlos en peligros, en especial a Nessie, nadie sabría lo que era capaz de hacer si supiera lo que hizo.

Transformarla, matarla, transformarla y matarla, dejarla encerrada por el resto de su vida. O, dejarla encerrada para estudiarla como un conejo. Eran muchas hipótesis, pero esperaba que nunca jamás pasara. También debía hablar con los Edward y Emmett, pero no se me ocurría la manera de hacerlo.

Demetri, también me dijo que traería algunas de mis cosas, como la de mi hermano. No sería difícil, simplemente mandaría para que fingieran un robo en mi antigua casa. Me giré sobre la banqueta donde estaba sentada dejando de verme en el reflejo del espejo del tocador, el cual era sumamente antiguo y sumamente hermoso, debía admitirlo. Miré la cama fijamente, esta había cambiado, era de hierro, no pude evitar reírme.

Cada hora que pasaba, me acostumbraba más a mis instintos, escuché pasos detrás de la puerta y a los pocos segundos como entró Demetri. Al verlo sonreír ampliamente, con él todo cobraba sentido. Se acercó rápidamente a mí, me ayudó a levantarme y al hacerlo nos besamos.

Leonid POV

Abrir mis ojos de golpe, miré a mi alrededor confundido. Veía todo muy bien, demasiado bien, cada detalle, cada color. Me resultaba extraño. Me senté sobre el sofá donde estaba recostado, lo último que recordaba era aquella niña saltar sobre mí. Me levanté y miré a mi alrededor.

Todo era de colores oscuros. Había un solo sofá. Un enorme escritorio con una computadora portátil negra sobre el, algunos libros que parecían antiguos, varios papeles, y una pluma con un tintero, asimismo un tocador que se veía bastante antiguo con varios maquillajes. Cientos y cientos de libros en estantes. También variados elementos de torturas de la época medieval, como una dama de hierro en una esquina, una pequeña jaula de hierro antiguo colgada en otra esquina, una cuna de judas, un toro de Faralis, y una silla china de tortura. En una pared se encontraba un estante, con otros pequeños instrumentos de tortura, como el tenedor de hereje, un desgarrado de senos, una brida de regañar, a los otros no los pude identificar. Todo esto lo conocía, por mi hermano Damien, le gustaba muchísimo la historia y siempre estaba leyendo sobre ella. Aunque fuese veterinario.

Había tres puertas más, sin pensarlo fui a una de ellas, al abrirla me encontré con un baño. Bastante amplio y limpió, decorado en negro. Fui a la segunda puerta y era un armario tan grande como la habitación, había muchos vestidos de colores oscuros. Cerré la puerta. Cuando iba a dirigirme a la tercera puerta, me ví reflejado en un espejo de pie que estaba en la esquina de la habitación, me acerqué allí sin dejar de verme.

Estaba vestido de negro. Mi piel se había vuelto más pálida, mi cabello rubio más brillante, pareciera como si mis músculos fueran más grandes y mis ojos, mis ojos estaban rojos. Fruncí el ceño, no creyendo lo que estaba viendo, el idiota del vampiro me había transformado. Primero se robó a mi hermana y luego me transformó. Cerré mis ojos con fuerza intentando calmarme, desde qué mi hermana me contó aquella historia sabía que ese idiota sería una piedra en mi zapato. Volví a mirarme, tenía muchísimas dudas, como, por ejemplo, ¿Por qué ese infeliz estaba junto a mi hermana si era parte de una maldita historia de fantasía?

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