A veces dormir era la respuesta a todos mis problemas, muchos te dicen "ve, enfrenta tus problemas, plantale cara" pero yo no soy ese tipo de persona, soy del tipo que huyen de los acertijos, pero tío Ray solía decirme que Einstein dormía la siesta cuando no lograba hallar la solución a un problema, asique decido irme a dormir antes que hacer mi tarea de álgebra.
—¡Aylín, tienes visitas!— la voz de mi abuela Mimi se escucha desde la planta baja, maldigo entre dientes y voy a ver quien interrumpe mi momento de gloria.
Bajo las escaleras balbuceando todos los insultos habidos y por haber, cuando llego a la planta baja me encuentro con un sonriente castaño de ojos verdes, frunzo el ceño confundida, hace días que no veía a Adam.
—Hola— sonríe calidamente.
—Hola— lo saludo con un beso en la mejilla —¿Qué haces aquí?.
—Vine a ver si querias salir a caminar— pasa la mano por su nuca —Claro, que si no tienes tiempo entenderé.
—En realidad— sus ojos brillan esperanzados —Yo no camino— quita la sonrisa de su boca —Oh, no me malentiendas, no me refería a que no quería ir contigo, si no que literalmente no camino porque ando en patines— larga una pequeña risa.
—Bien, tú puedes andar en patines y yo caminaré a tu lado— el calor sube a mis mejillas.
—Ahora vuelvo— me apresuro a decir y subo las escaleras.
En mi habitación busco mis patines, una vez que los encontro los cuelgo en mi brazo y bajo para reencontrarme con Adam, el castaño habla animadamente con mi abuela.
—¿Vamos?— interrumpo su conversación, el asiente y se despide educadamente de mi abuela —Adiós Mimi, vuelvo mas tarde— ambos saimos de la casa de mis abuelos.
—¿Te los vas a poner ahora?— asiento mientras me saco las zapatillas —Wow, creí que era broma que literalmente no caminabas— sonrío ligeramente atando los cordones de los patines.
Comenzamos a circular sin rumbo fijo, hablando de la escuela y de cosas Random, Adam es un chico realmente genial, aunque todo el tiempo está hablando de una tal Mía y eso me aburre sinceramente.
—En conclusión Mía es tu novia que vive en España— diciendolo así sonaba como a una metira, yo también tuve un novio inventado que se llamaba Steve y vivía en Estados Unidos, todos tuvimos un novio que nosotros mismos inventamos.
—Noo, Mía es mi hermana menor— frunzo el ceño confundida —Ella se fue a España hace 3 años— la sonrisa que tenía se borra.
—¿La extrañas?— me mira por unos segundos y luego asiente —Te entiendo, un instante lo tienes todo y al otro no hay nada, solo vacío.
—En realidad tengo a mis padres y a mis amigos...— en ese instante me di cuenta que quizá Adam y yo vivíamos en mundos distintos, con suertes diferentes —Tú tienes a tus abuelos, ¿no es así?.
—Sí, aunque son demasiado ancianos y sé que también tarde o temprano se irán, y volveré a sentirme sola...
—No si me tienes a mí, somos amigos, ¿no?— asentí insegura.
Tener o no tener a Adam como amigo iba a ser más de lo mismo, porque él también me dejaría, como ya dije somos de mundos diferentes, cada uno vive una realidad distinta y eso no cambiará.
Anduvimos hasta que llegamos a un parque descuidado, nunca había estado por estas partes de la ciudad, nos sentamos en los columpios, el rechinar de las cadenas llenaba el silencio que se había formado entre nosotros.
—¿Qué te gustaría ser cuando seas grande?— una pregunta tan de pequeños, pero aún así la conteste.
—Me gustaría tener un título en medicina, ¿y tú?.
—No lo sé, aún no me decido.
El silencio volvió a inudar nuestro entorno, pero era muy agradable, era como si nos comunicaramos de otra manera sin decir ni una sola palabra, estar con él era tolerable, no insistía en saber de mi pasado, ni me molestaba por quién era, simplemente me hacía compañía, sabía que si me encariñaba con él me iba a doler demasiado su partida.
La chica a mi lado hacía rechinar la hamaca, si fuera otra persona me molestaría muchísimo pero era distinto proviniendo de ella, cuando la veía podía notar un lado tan inocente que me daban ganas de proteger, era una flor tan bella que lamentablemente estaba marchitando, pero yo no dejaría que eso suceda.
Comenzó a sacarse los patines quedando solo en medias de lunares negros, se puso de pié y comenzó a correr hacia la vieja fuente que habia en el parque en el que estabamos, la observé detenidamente, se sentó en el borde y se retiró las medias con delicadeza para luego sumergir sus pies en el agua. Me acerqué a paso lento, a demás de inocente también tenía un lado salvaje que me incitaba a querer hacerle cosas y no de las buenas. Adam calmate, ella apenas tiene 15, tú vas a cumplir 17 en un par de semanas.
—¿Qué haces?— la miré divertido.
—Mojo mis pies— se encogió de hombros.
—Lo dices como si fuera normal mojarse los pies en una fuente en medio de la nada— el parque estaba alejado de las casa y supongo que esa era una de las razones por la cuál estaba abandonado. Se volvió a encojer de hombros, hice lo mismo que ella y me saque el calzado, me sumergi en la fuente y caminé en donde estaba ella, el agua me llegaba hasta las rodillas, cuando estuve lo suficientemente cerca la tomé de la cintura y la arrojé al agua, ella cayó sentada mojandose el pantalón y la mitad de la remera.
—Me la pagarás Adam Morrison— se puso de pié para arrojarse a mí, ambos caímos entre risas, comencé a mojarla y luego fue ella quien quedó abajo mío, la tomé de sus muñecas y las puse sobre su cabeza para inmovilizarla, las risas cesaron y por primera vez sentía que me miraba con otros ojos.
—Adam... Tu, tu pantalón— abrí los ojos sorprendido al notar el bulto que comenzaba a crecer en mi entrepierna, la solte y salí de la fuente lo mas rápido posible.
¡Maldita pubertad! Ya ni controlo mi cuerpo.
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Estos primeros capítulos
son una pequeña
introducción
pero ya se viene lo bueno.
Instragram: atenea_escritora
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Amor en ocho ruedas [Pausada]
Novela JuvenilTras la terrible perdida de su amado tío, Aylín se sentía terriblemente sola, con la única compañía de sus abuelos quienes ya estaban muy viejos y arrugados como para darle un poco de emoción a su vida. Dejada por sus padres siendo una recién nacida...