-Capítulo 11-

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El partido comenzó y en lo único que podía pensar era en la estúpida apuesta con Aylín

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El partido comenzó y en lo único que podía pensar era en la estúpida apuesta con Aylín. Demonios, si dejaba el otro equipo un solo gol metiera en nuestro arco esa pequeña me enseñaria a andar en patines, no estaba preparado para eso.

—¡Morrison, mueve esas piernas!— me ordenó por décima vez el coach.

El partido fue de dos tiempos de media hora, y cuando creía que ya habia ganado la apuesta el equipo contrario anotó un punto.

—¡Mierda, justo en los últimos segundos!— mis compañeros me quedaron mirando.

—Tranquilo capi, le ganamos 5 a 1, no ha de qué preocuparse— llegó Edwin a mi lado.

El silbato sonó indicando que el partido ya estaba terminado, saludamos al otro equipo y recibí alagos de parte de los otros coachs.

Me dirigí a los vestuarios y me cambié, fue el último partido antes de las vacaciones de invierno, lo disfruté al máximo, ya estaba deseando empezar la temporada de primavera, esos serían mis últimos partidos en secundaria, era momento de dejarle la corona a otro rey.

—Estuviste muy bien rey de la cancha— me alentó Salvador mientras revolvia mi pelo, era el más chico en edad pero el mas alto.

—Ya sueltame, no soy un perro— dije entre risas —Este fue el último partido antes de vacaciones de invierno, espero que lo hayan disfrutado, sobre todo los que nos vamos este año.

—¿Es por eso que te pusiste así?— preguntó David entrando a los vestuarios, negué con una sonrisa en mis labios.

—Hice una apuesta con Aylín.

—¿La chica del café?— pregunto confundido Christian, asentí.

—Ella dijo que si dejaba que el equipo contrario anotara un punto me enseñaria a andar en patines...

—No sé ustedes, pero yo quiero ver eso— bromeó el mas enano de grupo; Edwin.

Nos terminamos de preparar y salimos de allí.

—El fin de semana festejaremos a lo grande— aseguró Edwin.

Caminamos a mi auto, ya estaba atardeciendo, al salir del edificio nos encontramos con una gran multitud cantando las canciones del equipo, me encantaba el espiritud de la secundaria por los deportes, siempre fuimos rivales de la escuela que nos tocó de rivales esta tarde.

—Voy a extrañar esto cuando vayamos a la universidad...— hizo un puchero Salvador.

—¿Qué te hace pensar que en la Universidad no será lo mismo?— preguntó Christian.

Estuvimos con la multitud festejando la victoria. Desde que era capitán no habíamos perdido ningún partido y esperaba que esa racha continuara hasta fin de año.

Cuando ya todo se calmo decidimos irnos, ¡hasta firmamos autografos!, a los de primero, pero al fin y al cabo ellos nos consideraban estrellas.
Quizá estaba siendo egoísta al no considerar la oferta de la selección, egoísta conmigo mismo, era una gran oportunidad, todo el mundo diría que no la desperdiciara, pero no quería abandonarla, a ella, a Aylín.

Quito esa idea de mi mente, debo disfrutar el presente, aún falta para decidirme sobre que hacer con mi vida. Conduzco hasta mi casa, y no diponemos a comer todo lo que encontramos en la heladera.

—Debo llamar a Mía, coman lo que quieran, ya saben que mi casa es su casa— ellos asienten mientras subo las escaleras a mi habitación.

Prendo la computadora y pongo Skype, comienzo a llamarla y a los pocos segundos atiende.

¿Adam?.

—¿Ese es tu hermano? Déjame verlo— una rubia de lentes aparece en mi campo de vision —¡Ayyy! Es tan lindo.

—Muevete Sofi— Mía empuja a su amiga —Lo siento, estoy en una pijamada con mis amigas— se ríe —¿Tú que haces, como está todo por alla?.

Bien, recién llego a casa. Jugamos el último partido antes de vacaciones de invierno— ella me observa con una sonrisa en su rostro —Y ganamos— comienza a festejar nuestra victoria con un pequeño baile.

Hablamos muchas cosas, hasta llegó Edwin a interrumpirnos, creo que era el único que hablaba con ella o al menos se interesaba por saber cómo estaba Mía, el resto de mis amigos parecía haber olvidado por completo la existencia de mi hermana menor.

Bajamos a los empujones para comenzar a cocinar. Hoy no era viernes de pizza pero todos teníamos ganas de comer eso. Comenzamos a sacar los ingredientes y a amasar, eramos cuatro pero en total comíamos dos pizzas comepletas cada uno, sip, estómago sin fondo.

 Comenzamos a sacar los ingredientes y a amasar, eramos cuatro pero en total comíamos dos pizzas comepletas cada uno, sip, estómago sin fondo

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Comencé a cerrar el restaurante, ya eran las once aproximadamente, me pregunto, ¿cómo le habrá ido a Adam?. Decido mandarle un mensaje.

Las vacaciones de invierno están cerca, como solamente vivo con mis abuelos seguramente no iremos a algún lugar o haremos algo divertido, todos los años son así, esperaba que este fuera distinto pero no lo es, ni siquiera tengo primos para organizar un pequeño viaje al lago que está en la zona.

Voy patinando a casa, se que muchas personas deber pensar que patinar es algo que te debe hacer doler los pies o algo parecido, pero no, o al menos yo ya me acostumbré a andar en ellos.

—Ya llegó mi pequeña— mi abuelo me envuelve en sus brazos huesudos y de piel caída.

—Viejito, ¿por qué tanto amor?— pregunto entre risas. Era extraño que mi abuelo me reciba de esa manera.

Cenamos unas ricas pastas caseras que preparó mi abuela, Mimi era la mejor en la cocina. Luego limpié los platos y me fui a la cama, esta semana seguramente sería agotadora, antes de siquiera poder cerrar los ojos el sonido de un Mail llamó mi atención, busqué mi laptop y revisé la notificación.

De: Universidad Nacional de Medicina (UNM)
Para: Aylín Evans
Asunto: Inscripciones.

Estimada señorita Evans,
escribíamos desde el directorio para informarle que la solicitud de inscripción ha sido aceptada, deberá presentarse para rendir el examen de admisión a fines de noviembre a la Capital o a un sitio representativo de su zona.
Esperemos que de lo mejor de usted, los temas generales que debe estudiar seran enviados adjuntos, cualquier duda o consulta hacerla a los siguientes Mails [...]

Que tenga un buen día, UNM.

Mi solicitud fue aceptada entre 10.000 personas que la mandaron, quedé entre los mejores 1.000, estoy demasiado felíz. Comienzo a dar brinquitos en mi habitación. Ahora solo debo prepararme para el examen de admisión, seguramente solo el 10% logre entrar. Debo esforzarme al máximo, tal vez si yo voy a la capital Adam no tenga excusa para aceptar la oferta de la selección, sé que eso lo tiene demasiado atormentado.

Me duermo sintiendo que tal vez todo mejore, ya no hay tiempo para llorar como una niña, tengo bajo mi responsabilidad el baile de fin de año y mi futuro, todo eso depende de mi, ya es momento de volverme fuerte y enfrentar los problemas con la frenre en alto.

Amor en ocho ruedas [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora