Capítulo 6: Anuncio de muerte

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-Buenos días Abel- dijo una voz femenina

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-Buenos días Abel- dijo una voz femenina.

Abrí los ojos y vi que era Amatista, quien estaba muy cerca de mí y se veía ligeramente despeinada.

-Buenos días Amatista, ¿Cómo pasaron la noche?- pregunté.

-Bien, la disfrutamos mucho. ¿No te levantamos con nuestro ruido verdad?- preguntó Amatista.

-No- le dije.

-Qué bueno- dijo Amatista.

-¿Y Manuela?- le pregunté.

-Fue por comida para desayunar- me dijo Amatista.

-Ah, muy bien. Bueno, si me disculpas, voy al baño a hacer mis necesidades- dije levantándome de la cama.

Fui al baño, hice mis necesidades y me lavé los dientes. Salí, tomé el control remoto y empecé a buscar en los canales a Cartoon Network. En eso Manuela llegó con el desayuno: muchos sándwiches y jarras de jugo de naranja.

-Oh, buenos días Abelardo, veo que ya estas despierto- dijo Manuela, quien se veía muy bien arreglada.

-Buenos días Manuela. Si, Amatista me levantó- dije.

-Mi bella voz lo despertó- dijo Amatista bromeando.

-¡Jajaja! Bueno, ¿y que estás buscando?- dijo Manuela.

-Cartoon Network. A ver si esta Hora de Aventura o Un Show Más- dije mientras cambiaba de canal.

Después de varios minutos, finalmente encontré el canal de Cartoon Network. Y gracias a Dios estaba Hora de Aventura. Entones nos pusimos a desayunar. Me había comido como 4 sándwiches y estaba bebiendo un vaso de jugo de naranja cuando, de la nada, la imagen del televisor mostró al Exterminatore, quien se encontraba sobre una plataforma de metal y, en el fondo se veía una ciudad y un estadio olímpico. Al ver al Exterminatore casi me atraganto con el jugo de naranja.

-¿¡Pero que chingados!?- dije mientras recuperaba el aliento.

El Exterminatore empezó a hablar en inglés, pero había subtítulos de distintos idiomas. Empecé a cambiar de canal, pero se mostraba la misma imagen.

-¡Esta en todos los canales!- dijo Amatista.

-Muy buenos días tengan habitantes del mundo, he interrumpido las señales de sus televisores, computadoras y radios para darles una noticia de suma importancia. Bueno antes que nada a los amantes de la paz y la tranquilidad, de la guerra y la muerte, les tengo una noticia que los sorprenderá. Haré todo lo posible para que les sea placentero y bastante entretenido, este será un aviso único. Déjenme presentarme mi nombre es Exterminatore. Soy, como dirían ustedes, un alienígena. He venido con una ejercito desde las lejanías del espacio con el único propósito de exterminarlos de la faz del Universo. Ustedes han derrotado nuestros anteriores intentos de matarlos en el pasado, por lo que hemos decido que era momento de que yo viniera personalmente a acabar con ustedes. Y lo vuelvo a repetir para que no haya duda alguna: no pertenecemos a este planeta, somos ajenos a cualquier forma de gobierno, público o secreto, humano. Y todos ustedes tienen que morir. No se nos escapara ninguno de ustedes. No habrá hombre, mujer ni niño que escape de nuestras garras. Si lo quieren ver, es una forma de declararles la guerra a todos los gobiernos del mundo. Vengan, aunque- dijo el Exterminatore estirando su mano derecha, de la cual se formó una esfera de energía.

El Exterminatore disparó la esfera de energía oscura al estadio, destruyéndolo con una fuerte explosión. Entonces sus fuerzas empezaron a atacar la ciudad.

-El resultado será el mismo. Récenle a su Dios, el resultado será el mismo. No importa si Mew y sus Vengadores de la Justicia vienen hacia mí, yo los derrotaré. Bueno, pues, los estaré esperando o iré a ustedes, lo que sea primero- dijo el Exterminatore, cortándose la señal.

-¡Maldito!- dijo Amatista enojada.

-¿¡Pero donde rayos estaba el boludo!?- dijo Manuela enojada.

Hice memoria de lo que estaba detrás del Exterminatore. Se veía una ciudad y un estadio, muy grande, un estadio olímpico.

-¡Esta en Londres! ¡El Exterminatore destruyó el Estadio Olímpico de Londres!- dije.

-¿¡Londres!? ¡Pero estamos lejos de Londres!- dijo Manuela.

-¡Hay que apurarnos! ¡Rápido, con Mew!- dije.

Salimos corriendo y fuimos a la sala de conferencias, de donde estaban saliendo muchos de los héroes. Al entrar solo estaban Mew y Nick Fury.

-¡Mew! ¡El Exterminatore...!- dijo Amatista.

-Lo sabemos. Ya todos los héroes van a irse en Quinjets para llegar a Londres lo mas pronto posible- dijo Mew.

-¡Amatista, ven rápido!- gritó Perla a lo lejos.

-¡Uy! Me tengo que ir con el resto de las Gemas de Cristal. Nos vemos al rato- dijo Amatista alejándose rápidamente.

-¡Mew, mi traje!- dije.

-Sígueme- dijo Mew.

Manuela y yo seguimos a Mew hasta un hangar del Hellicarrier. En él había una gran cantidad de naves, jets y mi traje de Metal Man. Se veía más grande y de un color rojo ligeramente más oscuro que la anterior vez que lo utilicé.

-Con que este es el traje de Metal Man- dijo Manuela.

-En efecto. Este traje representa la unión del esfuerzo y del intelecto de los miembros de la CPUP para lograr un futuro mejor- dijo Mew.

-Buenos días, Abelardo Guajardo. Veo que has crecido- dijo la computadora del traje con una voz femenina robotizada.

-Sí, me he vuelto más grande- le dije.

-¿Supongo que la chica que está a tu lado es la famosa súper humana Manuela Hidalgo?- preguntó la computadora.

-Sí, mucho gusto- dijo Manuela algo confundida.

-No hay tiempo para presentaciones. Computadora, tenemos que ir a Londres lo más rápido posible- dije.

-Entendido. Por favor, entré- dijo la computadora mientras el traje se abría.

-Casi se me olvidada- dijo Mew teletransportandose para luego aparecer con una katana, así como con la TMP.

-Toma Manuela, esta katana es tuya. Es de un metal más duro y resistente que el del escudo del Capitán América- dijo Mew dándole la katana y la ametralladora a Manuela.

-¡Muchas gracias!- dijo Manuela.

Ingresé en el traje y este se cerró. De repente se puso enfrente de mí varias pantallas holográficas que mostraban el exterior. Moví mis brazos y piernas para ver que el traje funcionaba correctamente, no encontrando problema alguno.

Posteriormente una puerta del hangar se abrió, provocando un gran ventarrón.

-Manuela, súbete arriba de mí- dije.

-Muy bien, ya era hora de que tu fueras el taxi- bromeó Manuela subiéndose arriba de mí. No sentí peso alguno.

-Bien, vamos- dijo Mew saliendo del Hellicarrier por la puerta que se abrió.

Me dirigí a la salida y salté. Rápidamente me concentre y los propulsores de los pies y de las manos se activaron, permitiéndome volar.

-¡Rápido, en marcha!- dijo Mew moviéndose a gran velocidad.

Yo lo seguí a gran velocidad. No teníamos tiempo de perder. Sintonicé en una de las pantallas holográficas de mi traje las señales de televisión de Londres para ver qué tan fea era la situación. Y por Dios, era horrible.

Los Vengadores de la Justicia: Regreso de EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora