Una historia de lokos

Mi naranja

A partir de el día que os voy a contar ahora es desde cuando empecé a darme cuenta de mi destino.

Un día cualquiera, mientras yo ya estaba por la sexta temporada de una de las series de Netflix, vino Loki y se sentó a mi lado. Acababa de llegar seguramente de molestar a algún otro ciudadano, porque traía con él una mirada de complacido que me encantaba.

- Oye, Brittany, quería comentarte una cosa.

Le había dicho millones de veces que podía llamarme Bry, pero siempre me llamaba por mi nombre completo.

- ¿Sucede algo? - le pregunté con mi pijama de oso panda puesto y con las orejas de la capucha cayendo por mi cara.

Sonrió al ver mi estúpida cara intentando quitarme la capucha a cabezazos (se que realmente se reía de mi), porque mis manos estaban ocupadas con las palomitas y la naranjada.

Cogió la capucha y delicadamente me la puso hacia atrás, tratando de no hacerme daño con el pelo. Era demasiado cuidadoso, creo yo, pero da igual. Estoy contenta de que si me tenían que secuestrar me secuestrara él, porque no hay mejor secuestrador que Loki.

Me enrollo mucho, ¿No? Continuemos:

- Hace tiempo que no sales y creo que ya tendrás ganas de volver a volar por la ciudad y todo eso. Mi plan está ya listo y podemos empezarlo. Solo dime cuando quieres.

Creo que se esperaba que dijese en ese momento, pero en lugar de eso contesté:

- ¿Puede ser mañana? Estoy muy bien ahora con mi pijama, la película, las palomitas y la naranjada - le hice puchero.

- Está bien - se levantó y se fue supongo que a su habitación.

Este es el tipo de hombre que llevo años buscando y que todo éste tiempo había estado en Asgard. Ya podía desesperarme por encontrar "mi media naranja", que hasta los 21 no iba a encontrar ni la cáscara ni un cuarto de la naranja.

Sí, ya debéis de pensar que estoy loca (realmente es loka). Incluso ya debéis de imaginaros mi voz como la de una psicópata, loca, pija, y todo eso. Pues habéis acertado, si os la imaginais así.