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Narra Pilar

Nuestro juego de miradas mientras nos terminamos de cambiar para irnos podría incendiar nuevamente esta habitación tal como ha sucedido anoche. Me coloco el sudadera de Purre y acomodo mi cabello y allí está él ahora mi novio acercándose a mí con esa mirada avellana clavada en la mía. Sus brazos rodean mi cintura tal como a mi me gusta y instintivamente me pega a su cuerpo.
- Preparada para comenzar a afrontar la realidad?
Me pregunta con desgano.
- No tiene otra opción, no?
Pregunto con una sonrisa forzada y puedo notar que su manera de asentir es también algo forzada.
- No hay otra.  Responde finalmente. - Le he pedido a mi hermana que todos se reunieran en casa de mis padres.
Me deja saber y debo admitir que con tal solo saber que ha llegado el momento de que todos sepan lo nuestro, mi corazón late a mil por hora.
- Vamos a ello entonces y que sea lo que deba ser.
Es lo único que puedo decirle y me abrazo a él refugiándome en tus fuertes brazos.
- Nadie podrá nos separar. Estamos juntos y contra eso no hay nada que nadie pueda hacer.
Me dice.
Sus labios depositan un beso tierno en mi cabello y aunque no le vea a la cara, sé que está sonriendo.
- Dale, vamos.
Propongo y finalmente nos soltamos para agarrar nuestras cosas y salir de aquí.
~*

No sé si en algún momento de mi vida me he sentido así de nerviosa, pero la manera que mi cuerpo se ha revolucionado apenas Purre ha terminado de abrir la puerta, no tienes precedentes.
Respiro profundo, trato de tranquilizarme y terminamos de entrar a la casa para encontrarnos con la imagen de nuestras familias sentadas en los diferentes sofás del salón.
No se ha quedado nadie afuera, incluso los niños están aquí, y casi como todo transcurriera en cámara lenta, Purre entrelaza su mano con la mía y voltea a mirarme.
Solo se me ocurre sonreírle como para darle el valor que tengo la impresión que me está pidiendo. Vuelve su mirada al frente, y puedo darme cuenta como les mira a todos tal como si estuviese a punto de comenzar un gran discurso.
- Bueno, supongo que al enterarse de nuestra relación pudo haberles sorprendido y no les culpamos, pero lo que Pilar y yo sentimos el uno por el otro no es algo nuevo. Ella y yo hemos estado enamorados desde niños y si lo hemos dejado años fue para que cada uno de nosotros pudiese cumplir su sueño. Purre explica y me mira.  - Los dos hemos intentado hacer nuestras vidas lejos del otro, pero al reencontrarnos hace días atras nos hemos dado cuenta que todo eso ha sido en vano porque nos seguimos amando con la misma intensidad que lo hacíamos antes y por eso ahora somos novios.
Termina de expresar sin dejarme de mirar, pero el grito de mi papá es quien nos interrumpe.
- Qué? Se queja y lo siguiente que veo es como se le acerca a Purre hasta empujarlo. - Creí que Luis era un cabron, pero tú? Es que me has estado viendo la cara de imbecil todos años! Eras como un hijo para mí.
Le sigue gritando. Los empujones que mi padre le dan son tales que la espalda de Purre choca contra la pared.
- Papa, suéltale!
Intercedo acercándome a ellos y intentando apartar mi padre, pero es imposible.
- No lo hare! Dime, te has divertido haciéndote el inocente mientras te follabas a la hija de quién para ti era un segundo padre?
- Papá!
Gritó más fuerte para que se detenga.
- Marcelo, suelta a mi hijo! Intercede el padre de Purre mientras se acerca a mi padre para intentar que suelte a Purre. - No creo que Purre sea el único culpable de todo esto, en todo caso su hija también te ha metido.... mejor dicho, nos ha metido.. no crees?
Intercede y luego me mira a mi. En sus ojos oscuros puedo ver reflejada la rabia que siente en estos momentos y yo simplemente no sé cómo reaccionar.
Estoy en shock, no llego a comprender por qué todos han reaccionado así.
- Imagino que estarás feliz, no? Me pregunta el padre de Purre y imediatamente intercede entre mi padre y Purre. - Suéltale ya Marcelo! Exige mientras los aparta. - No vuelvas a tocar a mi hijo, en todo caso habla con tu hija que ha llegado aquí para arruinarle la vida. Le dice mirándole a los ojos a mi padre y luego mira a Purre. - De verdad has cambiado a Malena por ella? Que decepción hijo...
Le dice a Purre.
Es escuchar decir esas palabras y sentirme reducida a nada.
- Esto no durara y ustedes dos lo saben. Añade Fernanda haciendo que deba mirarle. - Ustedes no pueden comparar ese amor que dicen que han sentido cuando eran dos niños con lo que sienten ahora. Es ridículo, lo único que han hecho es arruinarle la vida.
Nos dice Fernanda.
No puedo creer que esto esté sucediendo.
- Y tú mamá? Pregunto mirándole. - Qué piensas?
Pregunto con rabia.
Sus ojos verdes hacen un paneo del salón como intentando saber qué decir y luego vuelve a mirarme.
- Hija, lamentablemente llevan razón. Si tan enserio hubiese sido ese amor que dicen haberse tenido, no hubiese sido un secreto. Creo que se han equivocado..
Me dice y de inmediato volteo a ver Purre.
- Perfecto, si no nos quieren apoyar en esto no les obligaremos. Dice y camina hacia mi. - Me acompañas por mi ropa y luego vamos por tus maletas?
Purre pregunta tomándome de la mano y tan solo puedo asentir.
Puedo escuchar como mi padre y el padre de Purre nos llaman, pero nosotros simplemente seguimos subiendo la escalera hasta llegar a segundo piso y luego ir a la habitación de Purre.
- Cierra la puerta con llave.
Me pide mientras comienza a sacar la ropa de su guardarropa y la comienza a meter en una maleta.
- Purre, y si llevan razón?
Pregunto con un hilo de voz.
- No la llevan Pilar, y realmente ha sido decepcionante que esa fue tu reacción.
Me dice molesto.
- Creí que comprenderían..
Comento.
- Y yo también, pero ya vez nos hemos equivocado con ellos.
Me dice mientras sigue con su tarea.
- Qué haremos? Donde iremos?
Le pregunto totalmente aturdida ante esta situación.
- Recogeremos sus cosas y si quieres nos iremos a Madrid, yo tengo un piso allí.
- No intentaremos convencerles?
Cuestiono confundida.
- Pilar, no temos que convencer a nadie, tu y yo estamos juntos, si lo entienden, perfecto.. si no, bueno ellos serán los que perderán.

Me dice firme y realmente el escucharlo hablar así por un lado me da miedo, pero por otro me da la certeza de que no dejaremos que nada nos separe. 

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