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Narra Pilar

El calor que hace en esta habitación en estos momentos es infernal, y no importa si el aire acondicionado está funcionando, se siente fatal y punto. Sin poder dormir ni un minuto más, me levanto de la cama sigilosamente para no despertar a Purre, y al verlo me doy cuenta que era él quien hacia que la temperatura en la cama fuese tan alta. Le miro mientras busco la goma para el pelo que siempre dejo sobre la mesita de noche y amarro mi cabello de manera desordenada sintiendo como al salirme de la cama me hace sentir más fresca, es posible que Purre sea una estufa humana? Yo creo que sí..
Busco mi albornoz en la maleta y me lo colocó rápidamente para luego abrir cuidadosamente la puerta que da al balcón y aún descalza y todo, salgo y me paro apoyándome en el barandal para apreciar la hermosa vista de esta ciudad. Es verdad que hace muchísimo calor ya que estamos en el verano, pero el paisaje vale la pena.
- Con que aquí estás. Le escucho decirme y antes que pueda darte la vuela, sus brazos me rodean por la cintura haciéndome sonreír. - No te vi al despertar y creí que quizás me habías cambiado por el buffet de desayuno, con eso que ahora siempre tienes hambre...
Bromea haciéndome sonreír y besa mi cuello delicadamente para luego apoyar su barbilla sobre mi hombro.
- Si tardaban un par de horas más te iba a cambiar, pero por el almuerzo. Comento divertida y tomo sus antebrazos para hacer que me abrace con más fuerza. - Tuve que levantarme de la cama porque moría de calor, eres una estufa, guapo.
Bromeo.
Sentirle reírse cerca de mi cuello es totalmente encantador, me gusta sentir su cálido aliento, su barba rozando con mi piel, me gusta todo él a pesar de lo exagerado y intransigente que puede ser a veces.
- Quizás la cama del hotel no es tan grande como la cama en New York y por eso has sentido tanto calor.
Dice y si, definitivamente es una opción.
- Puede ser, pero no me quejo de que sea más pequeña, me hace dormir pegada a ti y me gusta mucho eso.
- A mi también. Susurra y besa mi lóbulo. - Y no sabes cuánto..
Continua diciendo y ahora me muerde levemente poniéndome en alerta.
- Cuanto me gusta cuando haces eso...
Digo cuando vuelve a repetir a la acción, pero de manera más leve.
- Y a mi me gusta mucho, pero mucho como se te ve este albornoz, te parece si entramos?
Propone y me suelta para luego ofrecerme su mano y yo sin dudarlo ni un segundo la tomo y como siempre, dejo que él me guíe hacia dónde quiera llevarme.
No hace falta más que hacer un paso dentro de la habitación para que el cierre la puerta y luego él tire suavemente de mi mano haciendo que su cuerpo y el mío colapsen entre sí. Puedo sentir su pecho latiendo con fuerza sobre el mío, sus manos colocándose en mi espalda y esa mirada avellana que tanto adoro mirándome fijamente los labios, hasta que , en un arranque de deseo, comienza a besarme suavemente, pero dejándome saber que hay cuentas que saldar entre nosotros.
Mis labios responden a la insistencia de los tuyos, es más se deshacen por el al punto que llevo mis manos a su nuca para así hacerlo prisioneiro de mis deseos por besarlo más intensamente. Purre no se queda atras, roza mi cuello con las yemas de sus dedos y va bajando lentamente hasta mis hombros y se comienza a colar por debajo de la tela de mi albornoz y así ir quitándomelo rapidamente ya que no lo traía amarrado.
El roce de sus dedos en mi piel provoca que mi piel se erice, que me deje en evidencia cuanto lo deseo y lo demuestro comenzando a enredar mis dedos a su cuello. Como si no estuviésemos los suficientemente pegados el uno al otro, lleva una de sus manos a la parte baja de mi espalda y hace que mi entrepierna sienta su excitación provocando que un leve gemido se escape de mis labios interrumpiendo nuestro acalorado beso.
Vuelvo al ataque y muerdo su labio interior para luego besarle y no sé si es el, si soy yo, o quizás los dos, pero lo que parecía un simple deseo se converte en algo que supera los límites del romance cuando él hace que caminemos por la habitación hasta que mis piernas chocan con la silla que hay arrimada contra el escritorio que hay aquí. Él suela una de sus manos rápidamente de mi, se las ingenia para mover la silla a un lado y luego sin más, me toma de la cintura para así levantarme en el aire y hacerme sentar sobre el escritorio.
Estoy totalmente excitada en estos movimentos y eso me hace enredar las piernas en la cintura de Purre y así atraparlo contra mi en medio de ese repertorio de besos que damos, que podrían categorizare cada uno de manera diferente.
Purre no duda un solo instante en llevar sus manos al final de mi camiseta y así levantarlo de un solo movimiento haciendo que nuestras bocas se separen un instante y que deba levantar mis brazos para que pase por mi cuerpo dejándome frente a él completamente desnuda.
- Uff... Me dice observándome con lujuria. - Adoro cuando no traes nada debajo de la camiseta.
Me dice y va al ataque de mi cuello para luego bajar a mis hombros y unos minutos después mis pechos.
Mis dedos se enredan en su cabello en un ataque de desesperación a causa del placer que está provocando su ardiente manera de besar, succionar y mordisquear las áreas sensibles de mis pechos que parecen estar aún más sensibles que puede embarazada.
Es tanto el placer que siento en estos momentos que tengo la certeza de que me correré en cualquier momento.
- Amor.... por dios!
Digo con desespero y echó mi cabeza hacia atrás sintiendo la pared que hay en mi espalda.
El continúa con su jodidamente sensual tarea y suelta una de sus manos para mi llevarla directamente a mi intimidad y estimular así mi punto más sensible, en estos momentos el me estimula, por todos mis puntos estratégicos y aquí voy yo dejándome llevar.
- No te contengas!
Le escucho decir sobre mis pechos y no sé si creyó que sería capaz de hacerlo o qué, pero tal como dicho, me dejo llevar en un increíble orgasmo cortesía de mi jodidamente sexy novio, quien ahora sonríe triunfal y me mira a los ojos.
- Si tan solo vieras lo sexy que te ves cuando te corres..
Me susurra mientras que intento respirar con normalidad, pero me es inevitable, quiero más... lo quiero a él.
- Creo que ahora es mi turno de verte correrte, no?
Digo y llevo mi mano sobre su erección por encima de la tela del bóxer y mientras que con una de mis manos le toco como sé que tanto le gusta, con la otra voy quitando la única prenda que estorba entre nosotros y así le sigo tocando, pero esta vez piel con piel.
- Mmmm...
Murmura y muerde su labio inferior.
Con mis piernas aun enredadas en él, le acerco un poco más a mi y le sonrío a milímetros de sus labios.
- Quiero sentirte como tanto nos gusta a los dos.
Exijo y le beso con urgencia sabiendo que la respuesta está en sus labios.
En medio de un baile infernal entre nuestras lenguas, él me mueve un poco más al borde del escritorio para que quede casi en el aire y de un solo movimiento entra en mi de una manera tan jodidamente sensual que me hace gritar de placer. Debo sostenerme con mis manos agarrándome del escritorio mientras él me enviste una y otra vez con ese ritmo despiadado que tanto nos gusta nosotros dos. Nuestros gemidos, el sonido de nuestros cuerpos y las respiraciones agitadas son lo único que se puede escuchar en esta habitación, y puedo sentir como las olas de placer comienzan a invadir mi cuerpo. Él no se queda atrás, su cuerpo está cada vez más tenso, su excitacion es a cada segundo más urgente y intercala con besos y caricias en diferentes partes de mi cuerpo, intentando llegar a la sensación maxima, una que no tarda casi nada cuando en un arranque llevo mis manos a su trasero y le aprisiono en mi.
Es ese gesto de placer que se dibuja en su rostro y que tanto me encanta lo que va alertándome, pero es sentir su calor interior en mi interior que termina por hacer que le acompañe en este nuevo éxtasis que me deja temblando de los pies a la cabeza una vez más.
- Vaya.. que traías mucha frustración eh..
Bromeo agitada y él simplemente me besa.
- Eres mi droga y el no tenerte me vuelve loco, me quedaría todo el día aquí haciéndote mía una y otra vez.. no sabes.. lo mucho que te deseo, Pilar.
Me susurra y vuelve a besar.
Sonrío sobre sus labios.
- Bueno.. sí tú quieres.. yo no tengo nada mejor que hacer que estar contigo el día de hoy.
Digo de manera picara y llevo mis brazos por encima de sus hombros.
- Suena a un plan perfecto.
Se limita a decir y antes de que yo pueda rebatir, Purre me levanta en el aire y me lleva a la cama para continuar con más.

Quizás venir a Córdoba no ha sido una mala idea después de todo, no? Pienso y sigo sus besos hasta donde me quieran llevar.

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