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Narra Pilar

Quien ha dicho que estar embarazada  era de las experiencias más agradables del mundo? Quien haya sido, definitivamente no tenía idea de lo que hablaba. Llevo 48 horas sintiéndome fatal, ingiero comida y a pocos minutos estoy frente al váter volviendo mi estomago, honestamente comienzo a preocuparme y creo que mi queridísimo novio también ya que ha ido a buscar un médico para que venga a revisar, ya que según él esto no es tan normal.
- Amor, ya estoy aqui con el doctor.
Me dice mientras entra la habitación acompañado por un hombre no muy mayor de cabello castaño.
- Buenos días Señorita. Me dice amablemente y a pesar de lo mal que me siento, sonrío. - Soy el Doctor Juan, su novio me ha comentado los síntomas que has estado presentando.
Explica.
- Sí, te lo dije que no era necesario buscarse un médico, tengo un mes de embarazo y supongo que todo esto es normal, no?
Informo. 
- Lo más probable, pero su novio está preocupado y lo más normal es que quiera que le revise un médico.
- Has visto muchos casos como estos?
Le pregunto mientras él busca algunas cosas en su maletín médico.
- Como que casos?
Me pregunta al ver la cara de preocupación de Purre no puedo evitar sonreírme.
- De padres primerizos que llaman al medico por cualquiera cosa.
Termino de explicarme sin dejar de mirar a Purre que por cierto se ve muy guapo el día de hoy.
El médico se sonríe.
- Es normal, todo es nuevo y nunca se que sabe está dentro de los parámetros normales y que no. Hay mujeres que experimentan los síntomas de manera muy intensa y otras casi ni se enteran que están embarazadas hasta el tercer o cuarto mes de embarazo, cada cuerpo es diferente.
Me explica. Debería sentirme tensionada y preocupada por esta situación, pero ver a Purre observando cada uno de los movimientos que hace el doctor y intentar entender algo de lo que sucede, me hace reírme internamente.
Respiro profundo intentado relajarme y afortunadamente el doctor parece haber terminado su trabajo.
- Todo parece ir de maravilla con el embarazo, los síntomas que presenta son bastantes comunes ya que el tamaño del útero está aumentando para darle espacio al bebe, y eso le causa que tenga estomago revuelto, que pueda sufrir acidez y por supuestos nauseas y vômitos. Le recomiendo que descanses y manténgase hidratada.
Me recomienda.
- Solo eso?
Intercede Purre.
- Si, por ahora sí, todo está bien con él bebe.
Al parecer con esto mi queridísimo exagerado novio parece estar aliviado.
Una vez que él doctor termina de darnos todas las indicaciones, Purre le acompaña a la puerta y se despide de él.
- Te lo dicho, eres un exagerado.
Le regaño una vez que los dos volvemos a estar solos en la habitación.
El y su bendita sonrisa sensual se acerca a mí y sin decir más, se acuesta a mi lado en la cama para pasar su brazo por mis hombros y así atraerme hacia él. 
- Ya sé que soy un exagerado, pero me preocupo por ti y por él bebe. Solo quiero que los dos estén bien.
Se defiende mientras que acaricia mi cabello con delicadeza.
- Serás así siempre?
Le pregunto mirándole de reojo y es que me muero de amor al verle en este rol tan nuevo y desconocido.
- Así como?
Me pregunta confundido.
- No sé.. tierno, cuidadoso.. amoroso, pero sobre todo, tan sexy. Es que realmente te queda de maravilla este nuevo rol de papa primerizo.
Le confieso y se ríe nervioso. 
- No te rías de mí Pili, no sabes lo impotente que me siento por no poder calmar ninguno de sus malestares.
Me dice entre risas nerviosas.
- Pero sí podrás cumplirme mis antojos cuando los tenga.
Le aliento. 
- Viviré por ello, cariño.
Afirma abrazándome más contra él y juro que ese instante de silencio escuchando el sonido de su respiración y su corazón latiendo de esa manera tan desbocada, al que quisiera detener para siempre.
Estamos vivendo una nueva etapa, desconocida para ambos y que a pesar de los miedos nos hace muy feliz, pero el mundo exterior a veces empieza en irrumpir nuestra paz.
- Quien és?
Pregunto mientras él toma su celular de la mesita de la noche, el cual no dejar de sonar. 
- Tu papa.
Dice mirando la pantalla de manera extraña.
- Qué? Pero.. por qué te llama a ti?
Pregunto y su cara lo dice todo.
- No lo sé, pero déjame averiguarlo.
Dice y me suelta para sentarse en el borde de la cama y contentas la llamada.

Solo espero que no sea para problemas, solo eso...

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