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Narra Pilar

Afuera parece que fuesen las 2 de la madrugada, pero en realidad son apenas las ocho de la noche y lleva un oscuro. El invierno es deprimente, y la oscuridad nos lleva a querer estar en nuestro piso o más temprano de lo que deberíamos o quizás es que aquí dentro solos pasamos mucho mejor que afuera rodeados de la gente.
Purre se ha cansado de agradecerme al haberle encontrado un nuevo productor y de la misma manera se ha cansado de insultar a Luis, no es para menos.. Él se lo ha buscado, pero no quiero rondar siempre en el mismo tema. He utilizado todas las técnicas posibles para calmarle, pero lo conozco bien y está furioso.
Solo puedo dejarle estar y dejar que se calme a sus tiempos.
El día de hoy Purre lo ha pasado del la cocina a la guitarra mientras yo veía televisión en mi habitación. Ahora Purre esta nuevamente en la cocina haciendo no sé que y yo estoy recostada en el sofá eligiendo alguna serie que merezca la pena ser vista bajo este clima tensión y frío. Tengo la intención de seguir en mi búsqueda cuando el horrible olor que proviene de la cocina provoca nauseas que me hacen levantar del sofá a toda prisa, y salir corriendo hacia el baño.
- Ah que bueno.
Digo de manera sarcástica cuando termino de volver mi estómago y me quedo un momento intentando estabilizarme.
- Pilar, te sientes bien?
Purre me pregunta entrando al baño ya que en mi afán no he podido ni siquiera cerrar la puerta.
- No, qué es lo que estás cocinando? tiene un olor horrible.
Me quejo mirándole aún sentada desde el suelo y él por algún motivo comienza a reírse mientras se acerca a mi. 
- No es mi comida lo que le causa asco aunque lo mal que cocino podría claramente ser una opción. Bromea mientras toma mis manos y me ayuda a poner de pie. - Es el embarazo que hace que tengas el olfato muy sensible y que ciertas comidas te causen asco.
Explica Purre. 
- Acaso tú eres un experto en embarazos o qué?
Le pregunto mientras me acerco al lavamanos.
- La información que te acabo de dar de es de conocimiento básico. Me dice entre risas y me abraza desde atrás. - Creí que tu amiguito el doctor te habría advertido de estos síntomas.
Comenta sarcasticamente.
- Eres imposible, Purre! Yo sintiéndome pésima y tú aún dándole vueltas a Lucas.
Me quejo y aparto sus manos de mi cintura. No se si es que estoy irritable o es que de verdad me molesta demasiado su grado de celos.
- Perdona, no quise molestarte.
Termino de lavarme la cara, me seco con una toalla y me doy la vuelta para verle de frente.
- Estamos muy estresados por lo que sucedió esta mañana con Luis y creo que ambos debemos tranquilizarnos un poco. Yo estoy muy nerviosa y tu estás muy frustado con todo eso, creo que no debemos enfadarnos el uno con el otro porque no tiene ningún sentido. Lo siento, de verdad es que todo esto que me está ocurriendo es muy nuevo y hasta antes de volvernos a encontrar y qué pasara todo lo que paso entre nosotros, yo no tenía planes de tener hijos.
Le confieso apoyando mis caderas contra la encimera de lavamanos. Él me mira bastante sorprendido y se acerca a mi. Lentamente apoyas sus manos a cada lado de mi cuerpo sobre la encimera y me mira fijamente.
- Lo siento yo también, he hecho una broma de muy mal gusto en el momento equivocado. Tú lo has dicho estamos muy nerviosos por lo ocurrido esta mañana y nos está pasando la cuenta.  Admite y luego lleva una de sus manos hacia mi rostro para acariciarme con delicadeza. - De verdad, no planeabas tener hijos? 
Me pregunta con un hilo de voz.
- No.. si no era contigo yo no sería mama.
Admito.
- Estamos juntos, si?
- Soportaras mi mal humor? Es que al contrario de lo que piensas, si se de los síntomas del embarazo y los cambios de humor son uno de ellos.
Pregunto. Él se ríe de mis palabras y lleva las manos a mi cintura para sorpresivamente levantarme en el aire y hacer que siente sobre la encimera del baño haciéndome reír. Instintivamente aparto mis piernas para darle lugar a que se ubique entre ellas y me sonríe.
- Yo a ti te soportare siempre porque te amo con todo mi ser.. además, digamos que tú también tienes que soportar lo bipolar que soy a veces, así que estamos a mano en eso.
Bromea.
Le sonrío, llevo mis manos por encima de sus hombros y entrelazo mis dedos detrás de su cuello.
- A mi me gusta mucho tu bipolaridad, hace que mis días junto a ti no sean aburridos y si llenos de emociones.
Le admito. 

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