((HISTORIA EN EDICIÓN))
Parecía ser tan solo otro normal día
de trabajo; las personas discutían, el
café ya estaba frío y empleados como
usted simplemente se dedicaban a lo
suyo, o al menos así era hasta que
repentinamente un apuesto hombre
apar...
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Usted se encontraba dormitando recostado sobre los suaves muslos de Allen, el cual pasaba sus finos dedos en tu cabellera. Una amorosa sonrisa apareció en el rostro del pianista al observarte medio adormilado; sin querer perderse la oportunidad de enmarcar el momento, con cuidado sacó su celular para después tomar una buena cantidad de fotografías desde distintos ángulos.
No fue hasta que el vehículo se detuvo momentáneamente sacándote del trance.
Te levantas precipitadamente tomando tu cabeza adolorida dejando escapar un quejido, mientras que Allen formó un puchero al tener que cancelar su sesión de fotos. ¡Oh bueno! Al menos logro reunir más de 88 en cuestión de segundos, quien sabe cuantas saldrán la próxima vez...
—¿Qué paso? ¡¿En dónde demonios estamos?!— Cuestionas mirando desconfiado al azabache. Un doloroso pinchazo surgió en el pecho de Darzi al ya no sentir tu reconfortante calor cerca. —¡¿Me trajiste al hospital?!—
—Por supuesto que no, cielo, prefiero evitar ese tipo de molestias– Sonrió tristemente tomando tus manos. "Uff, menos mal. Solo quiero acabar con todo esto y tomar una buena ducha... " pensó Reader suspirando.
—Y es por eso que prefiero llevarte a mi hogar– Finalizó dando un tierno beso en tus nudillos. –Oh... —
"... ¡Que carajo!"
—No te preocupes, mi sol, te aseguro que tu estadía será de lo más cómoda posible– Afirmó el macho —¿Quién sabe? Quizá mañana decidas quedarte para siempre. – "Bromeó" Darzi con una mirada distante.
"¿Para siempre? No, muchas gracias. "piensas haciendo una mueca interna.
—¿Lo imaginas? Solo tú y yo, viviendo como unos recién casados– murmuró el mayor para sí mismo. —Podríamos ver el amanecer, tomar el desayuno y una ducha... ¡Juntos! Ya no tendríamos que estar solos.– Añadió con una pizca de rosa en sus mejillas.
"Creo que alguien necesita terapia... y ese alguien no soy yo"
—Señor, Darzi, hemos llegado.
Tu compañero jadeo sorprendido. —No hay tiempo de perder.
Cuando tu puerta es abierta con lo primero que te topaste fue con un enorme jardín que era cubierto por un pasto tan verde que casi parecía artificial. A tu alrededor había un alto muro grisáceo cubierto por enredaderas y flores, lo primero que se te cruzó por la cabeza fue que te sería imposible saltar sin ayuda. Más adelante se encontraba una hogareña casa gris de dos pisos detallada con dorado; lo que más parecía destacar eran sus grandes ventanas.
