Tomioka aún podía recordar el color de sus ojos, aquella mirada que lo observó con fiereza, capaz de matar a cualquiera con tal de proteger a su familia, si tan solo Giyuu hubiese logrado proteger a la suya.
Aquel niño le provocaba tantos sentimie...
Se recomienda leer el capítulo anterior ya que este es la segunda parte.
Lamento de antemano las posibles faltas ortografícas en el capítulo.
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"Él me gusta porque en su sonrisa se nota que tiene el alma bonita"
—¿G-Giyuu-san? ¿Qué está..? ¡~Ah!
Quiso articular algo coherente pero no pudo, una ola de placer lo hizo gemir ante la calidez de la boca contraria.
"Tomioka estaba devorandolo "
La boca de Giyuu se sentía cáliente y húmeda, produciendo una sensacion extraña, y completamente nueva al Omega.
Se sentía tan bien, tanto que su mente perdió razón, dejándose arrastrar por el placer y las inmensas ganas de probarse mutuamente.
Tomioka continuó, enredando su húmeda lengua en el miembro de Tanjiro subiendo y bajando mientras su ojos veían con anhelo las expresiones de su hermoso Omega, le encantaba ver la timidez y placer en el rostro de Tanjiro. Lo exitaba.
Mientras tanto el pequeño Omega buscaba la forma de callar el extraño sonido que salía de su garganta. Y aquel intento le pareció muy tierno al Alfa.
Entonces comenzó, tomo la intimidad del menor profundizando más la entrada hacia su boca...
—G-Giyuu-san.. Pa-ara —trato de articular palabra coherente, se sentía tan bien que mareaba. —¡Me c-corro ¡~AA-HH~!
Pronunció en un grito ahogado mientras el cazador aumentaba la velocidad de su boca y lengua en su intimidad, el Omega no resistió a tan inmensa ola de placer dejando salir su semilla, era la primera vez, su primera vez y Giyuu quería hacerle sentir bien.
—Te corriste muy rápido amor —sonrió con gracia notando como su amante aun respiraba agitado por la reciente acción.
Tomioka sujeto su mano besándola con dulzura, él quería ser suave con su pareja al ser su primera vez pero al parecer el Omega tenía otros planes.
Tanjiro sujeto su mano aún cubierta con su esencia, lamiendola con picardia, sus ojos se encontraban semicerrados, su boca ligeramente abierta y labios húmedos, estaba retando al Alfa.
—Me gustaría sentir la de Giyuu-san —sonrió de forma provocativa, recibiendo como respuesta un leve gruñido.
A estas alturas el Alfa de Giyuu ya no podía ser detenido, su racionalidad se había perdido a tal punto que no había regreso.
