Mi habitación se siente fría.
La cortina tapa toda la luz del exterior y lo único cómodo y agradable es mi cama. Mis ojos queman y tengo la necesidad de restregarlos, pero no lo hago porque no es importante. No hay nada importante.
Escucho que tocan la puerta y me quedo en el sitio, aún sigo sentada en la cama apoyada de la pared mirando a la nada. No puedo salir de allí, no deseo moverme y tampoco quiero hacerlo.
—Te traje el almuerzo, Ariana—me dice tras la puerta. Oigo nuevamente los toques después de no haberle respondido nada—. Voy a entrar.
En segundos tengo a mi madre en frente de mí, fuerte, con ojeras y con una sonrisa que me irrita. ¿Cómo puede sonreír?
—Aquí está tu almuerzo y necesito que comas—me pide y coloca el platillo en la cama.
No me muevo ni hago el esfuerzo de mirar lo que me ha traído, sigo hipnotizada por la pared blanca en frente de mí, inundada en mi mente.
—Ariana—me llama y no la miro—Ariana, te estoy hablando—me llama otra vez.
No entiendo como no se ha rendido luego de intentar que le hable por días, supongo que a eso se le llama ser mamá. Aun así, me hace sentir mal que lo intente desesperadamente con alguien que no vale la pena.
Sigo mirando la pared.
— ¿Podrías hacerme caso Ariana? ¿Solo esta vez? —intentó, lo gracioso de todo es que la canción de Barney en mi cabeza estaba más interesante.
"Barney es un dinosaurio que vive en nuestra mente y cuando se hace grande..."
No puedo recordar la letra, ¿cómo diablos no puedo recordar la letra de mi canción favorita de niña? ¡Ah!
— ¡Escúchame! —me gritó.
Quité la mirada de la pared porque el grito me aturdió y cuando la vi, cuando miré a mi mamá, había furia en sus ojos.
— ¿¡Escucharme es mucho pedir, Ariana!? ¿¡De verdad lo es!? —me cuestionó
No le respondí, pero al menos la miré y eso pareció ser suficiente.
—Necesitas comer, debes hacerlo porque estás enferma y lo sabes. No tengo porque estar diciéndote lo que debes hacer o mirar cómo le echas la comida al perro de la vecina, ya estás grande—argumentó.
Cuando pensé que había terminado volví a mirar la pared como si fuera lo más interesante del mundo, después de todo, ¿por qué una pared no era lo más interesante del mundo?
— ¿Me entendiste? —preguntó.
Debía pintar la pared, había unas grietas que dañaban la pulcritud del diseño y no me explicaba el por qué nadie le daba la atención que requería a aquellos detalles.
—Ariana...
Podría decirse que el violeta quedaría bien, pero no contrastaba con mi estado de ánimo, por lo que vomitaría al no sentirme acorde con mi habitación. Bueno, tampoco es como si pudiera aguantar el olor de la pintura sin que me dé nauseas, así que es obvio que yo no lo pintaría y...
— ¡Estoy harta!
Como escuché el grito de improvisto, mis ojos fueron hacia donde estaba ella y me fije en cómo agarró la silla del escritorio para batirla al piso con fuerza, provocando un sonido devastador en la habitación. No pude pensar en algo después, ni mirar la pared y las grietas que tenía, estaba mirando a mi madre que respiraba con rabia y que me veía con un sentimiento inexplicable en sus ojos.
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Tratando De Encontrarte.
Teen Fiction¿Qué harías si el amor de tu vida desaparece? Foto: @albamarina Silva.