Pasado.
29 de junio del 2018.
56 días desde su desaparición.
— ¿Quieres un refresco? falta mucho para el vuelo—preguntó Lucy mientras buscaba dinero en su cartera.
—No, estoy bien.
— ¿Segura?
—Sí, está todo bien—aseguré. Pero lo curioso de todo, es que no lo estaba.
—Bueno, no puedes decir que no te ofrecí nada—recitó divertida—. Iré a comprar el refresco, no tardaré mucho—afirmó alejándose.
A diferencia de ella quedé sentada pensando, pensando en la situación, en Lucy, en mis padres y en todo, porque era bastante complicado no hacerlo cuando básicamente estaba haciendo lo mismo que mi novio y sabía lo desagradable que se sentía.
Mi actitud cortante era inusual y he de admitir, que Lucy hacía lo que podía para llevarme en las pocas horas del viaje al aeropuerto. Intentaba ser más sociable y amigable, dándome a entender que daría a cumplir su promesa de explicarme todo, sin embargo, la mala noticia era, que yo no estaba dispuesta hablar ni a escucharla porque no me sentía bien.
Irónico.
Una de las ironías de la vida es que cuando decimos "estoy bien" mayormente de las veces que nos preguntan suele ser mentira. Supongo que lo hacemos porque es difícil abrirse ante alguien que puede juzgarte. En este caso, no es como si temía a que Lucy se burlara de mí, pero es que no la conocía lo suficiente como para llorar en su hombro y afirmar que mi vida se volvía un remolino de problemas.
Tampoco es como si me arrepentía de mi decisión, pero es que tenía una agonía interna de cómo mis padres podrían estar en este momento, de donde diablos está Luke, que pasaría con el psicópata y si en verdad este viaje resolvería algo. La verdad era simple, no me sentía bien, pero no se lo diría a Lucy aun cuando se notaba a la vista.
Intentaba mantener la calma, eso era lo único en lo que estaba consciente que podía hacer.
Estábamos en la sala de espera y nuestro vuelo salía a las 2:40pm, llegamos muy rápido al aeropuerto y como consecuencia debimos esperar un montón mientras se preparaba el avión, y eso considerando que todo saliera perfecto. Aun así, para el colmo, Lucy me había dado un pasaporte e identidad falsa en caso de que a la policía se le ocurriese buscarme y lo agregaba a mi lista mental de cosas que me atormentaban porque yo no quería meterme en problemas si al personal del aeropuerto se le ocurría investigar.
¡Era ilegal! Había visto muchos programas de televisión que me lo recordaban.
Y aunque ya me habían escaneado, revisado mis cosas y no había nada fuera de lo común, suponía que era normal tener esta serie de pensamientos cuando cometes algo ilegal, o solo era el simple hecho de que no sabía cómo manejar la cuestión de viajar a Roma y dejar a mi familia sin ningún tipo de advertencia.
Y esa era la otra cosa agregada a mi lista, Roma.
El otro lado del mundo ¿tal vez? No lo sé, pero entendía que era muy lejos y otra nación. No sé cómo diablos Lucy consiguió un lugar seguro allí, porque no solo era eso, sino que iríamos en un viaje de primera clase y me hacía cuestionar más sobre quien era ella, porque sí, era costoso.
¡Es Roma! ¡Dios mío! ¿Quién va a Roma todos los días y gratis?
— ¿En qué piensas? —preguntó sacándome de mis pensamientos, sentándose al lado de mí con el refresco.
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Tratando De Encontrarte.
Teen Fiction¿Qué harías si el amor de tu vida desaparece? Foto: @albamarina Silva.