Fue como si el alma se me fuera del cuerpo.
Caminé deprisa saliendo de la casa mirando a todos lados intentando encontrarla. Mis amigos fueron más rápidos y se adelantaron buscando en la calle, cuando la vi lejos sentada en el piso. Me tranquilicé, pero sentí un gran terror cuando la escuché gritar.
A ella no podría soportar perderla, a nadie más.
Alex la ayudó a levantarse y se sacudió el pantalón pareciendo sorprendida. Me acerqué a paso lento pero seguro, ya los demás estaban allí.
— ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien?— Ally preguntó revisándola.
—Solo un maldito idiota que no ve por donde conduce, casi me atropella—dijo sacudiéndose.
— ¿Casi te atropella?—expresé confundida.
Ella me miró y luego vio a Ally queriendo ignorarme, aun se veía molesta con lo que ocurrió hace unos minutos.
— ¿Cómo era? —preguntó Victoria.
—No lo sé, solo alcancé a ver la camioneta que era de color negro, parecía muy costosa—dijo con impotencia—. Lo esquivé por poco, pero vaya...
Tuve un disgusto en la boca, no me daba buena espina. Miré el lugar, las calles y algo que pudiera ser extraño, pero no había absolutamente nada, algo no estaba bien.
—Bueno, lo importante es que estás bien y no te pasó nada—dijo Alex.
—Sí, tienes razón.
—Volvamos adentro, creo que debemos relajarnos—opinó Ally.
Fui la primera en dirigirme a la casa, no me sentía bien y lo ocurrido no hizo que mejorara. Entré y subí las escaleras con los ojos de mi mamá siguiéndome, mis amigos solo se quedaron abajo y me fui con la excusa de que debía ir al baño. Cuando entré a mi habitación comencé a buscar mi celular en el caos que había y al encontrarlo marqué rápidamente el número de Lucy.
Esperé un momento, otro y otro.
¿Por qué no atiende?
Marqué de nuevo y empecé a dar vueltas por mi habitación.
Vamos Lucy...
— ¿Hola? —contestó al fin.
— ¿Lucy?
—Hola ¿qué pasa? —dijo agitada.
—Es que...—estuve a punto de contarle, pero luego caí en cuenta de que ella estaba agitada y sentí vergüenza de interrumpirla—Lo siento, debes de estar ocupada—estuve a punto de colgarle pero no me dejó.
—No pienses mal, es solo que... algo raro acaba de pasar. Creo que una camioneta me estaba siguiendo mientras caminaba, pero ya la perdí—me explicó tratando de sonar normal.
Con el celular en la mano, me acerqué a la ventana para verificar si no había nada fuera de lo común. Estaba claro que algo no iba bien.
— ¿Estás segura de que te seguía? —la cuestioné escuchando otro suspiro de su parte.
—Sí, Derek estaba conmigo y también lo notó—me dijo seriamente—. ¿Por qué me llamas?
Caminé hasta la cama, me senté y busqué las palabras en mi mente.
—Una camioneta de color negro casi atropella a mi mejor amiga hace rato—le comenté.
Se quedó callada unos segundos.
— ¿La polinesia?... ¿Hace rato? —rectificó.
—Sí.
Me hubiera gustado pensar bien de la situación, pero Lucy se quedó callada y sabía bien en quien estaba pensando, no parecía coincidencia y lo más preocupante era entender que tal vez se trataba de Erick, el psicópata de las cartas.
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Tratando De Encontrarte.
Novela Juvenil¿Qué harías si el amor de tu vida desaparece? Foto: @albamarina Silva.