Presente.
5 de julio del 2018.
62 días desde su desaparición.
Dos de la tarde.
Había un buen clima y el sol se encontraba en una de sus mejores fases ante mis ojos, podía decir que se ocultaba entre las nubes y sus luces contrastaban en el cielo de una manera en la que sencillamente era encantador, nunca lo había visto. Me atrajo un buen humor y me daba seguridad, además, parecía que sería un buen día, aunque lo único diferente sería la comida gratis que el hotel nos daría.
Estaba en la habitación, me comía una banana y veía algo de televisión que no entendía mucho porque lo dejé en italiano, así que de hecho no estaba tan pendiente de ello. No estaba haciendo nada.
Ya de por sí, estaba lista para el bufé y lo único que faltaba era que Lucy se arreglara, pero en vez de hacerlo, estaba coqueteando con el hijo de la sueña del hotel, Derek.
Decidí ver si ya había terminado, aunque cuando salí seguía de pie afuera de la puerta hablando con él. Un caso perdido.
— ¿Cuándo te vas a cambiar? —le pregunté. Ella se volteó, me inspeccionó de arriba para abajo y luego volvió a mirar a Derek.
—Ya voy—respondió sin verme y siguieron hablando.Lo afirmo, es extraño ver esta parte de ella; me refiero, a la de gustarle un chico y coquetear con él.
Siempre en frente de mí muestra su parte seria y racional y por lo visto, ella es una persona fuerte tanto sentimentalmente como física. Jodida, pero era lo poco que sabía porque, aunque ella estuviera dispuesta, nunca en estos días del hotel hemos mantenido una conversación como para preguntarle a que se dedica o que le gusta. Ciertamente ella parecía mi guardaespaldas que una simple conocida o amiga.
Me alejé de allí y me fui a la habitación otra vez para ver unas cosas por internet en el nuevo celular que me dio Lucy. Me lo entregó en la mañana y solo salté de la felicidad por tener otro teléfono, pero no podía llamar a nadie que no fuera ella, meterme en redes sociales que sean mías o paginas porno. No veía porno, pero Lucy me lo recalcó varias veces.
Así que no había mucho que ver, navegaba por internet en incógnito y había creado perfiles falsos para revisar las cuentas de redes de mis amigos, sin embargo, no había nada importante porque ellos no han publicado nada desde que me fui ni mis padres tampoco. De hecho, la última publicación de Mía fue una foto que nos tomamos cuando hicimos piyamada en mi casa en donde etiqueta a Victoria y Ally.
Tumbr estaba vacío, Instagram igual y Facebook no lo usaba mucho.
No tenía ni WhatsApp, pero eso era obvio. A lo último decidí abrir YouTube y dejar reproduciendo una canción de Queen mientras me dejaba caer de nuevo en la cama.
—Dios...
Ha pasado tanto desde que él se fue que nunca pensé que mi vida se tornaría de esta manera. Sentía que era irreal que nada de lo que pasaba era verdad, que yo seguía estudiando mi carrera como si nada de esto estuviera arruinando mi vida.
Y es que...a veces lo sentía así.
Lo amaba mucho, y nunca por mi cabeza se me hubiera imaginado que llegaría a querer tanto a alguien como lo hacía con él, pero estar en esta situación, sin saber si estaba vivo o muerto, si se fue por su cuenta o fue secuestrado, sin saber nada... ¿Esto era lo correcto? ¿Esto es lo que me hace sentir yo? Y es que el psicópata de las cartas me había planteado dudas existenciales en mi vida.
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Tratando De Encontrarte.
Novela Juvenil¿Qué harías si el amor de tu vida desaparece? Foto: @albamarina Silva.