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HeeSook siempre pensó en aquellos adolescentes irresponsables que toman malas decisiones a la hora de tener sexo. Ella creía que no había manera para olvidarse de lo importante que es cuidarse en la sexualidad, no sólo por un posible embarazo, también existen enfermedades de transmisión sexual o infecciones. Sólo era cuestión de pensar, y hasta ahora creía que nunca sería alguien quien se dejaba llevar por el momento.

Está confundida por sus actos, pero sobre todo asustadiza a lo que estos traen por consecuencia. 

Sus padres su mayor preocupación, pues después de haberles prometido que ella estaría centrada en ejercer su carrera antes de tener un hijo. No obstante, apenas cursara a la universidad y en realidad no estaba segura de su futuro, aunque ella de verdad quiere seguir estudiando. 

Jimin había llegado hace una hora con una bolsa con varias chucherías que ella le había pedido como "urgencia." 

—Creí que no te los ibas a terminar, parecía mucho —Sonrió al verla comer un puño de palomitas. Se echó unas cuantas a la boca él también y posó su brazo sobre los hombros de la chica atrayendo su cuerpo más.

—Yuna, come tu helado o estará en el suelo. 

Jimin no dejaba de ver el perfil de la muchacha a su costado. Ahora que sabe que está embarazada, en su pecho se remueve su corazón con tal fuerza que no deja de pensar en las grandes posibilidades que tiene ahora. Antes tendría miedo de decir que está enamorado, pero ahora está completamente seguro de estar allí. 

Recargó su cabeza en la de ella llamando su atención. Se sonrojó de inmediato al percatarse de lo meloso que estaba comportándose, se separó creyendo que quizás era demasiado para ella. 

—No te apartes, me gusta estar así. Me relaja completamente. —Incluso le hace creer que él no se alejará. —Sabes Jimin, no sabía que tú hacías este tipo de cosas. 

—Para ser sincero, yo tampoco, pero de alguna manera tú haces que me preocupe tanto por ti. Aunque antes no lo creía posible, sé que hoy siento algo por ti que no me deja alejarme, es una necesidad. Te convertiste en una necesidad. 

Sus latidos aumentaron de tal manera que comenzó a sentirse con falta de aire, HeeSook se conservó estática e impresionada con lo que acabo de escuchar. 
Jimin miró el tambaleo de la pequeña Yuna, quién estaba cansada de haber jugado tanto tiempo en el parque. HeeSook fue a abrazarla para llevarla a la habitación, pero Jimin fue a ayudarle. 

HeeSook acomodó su cama para dejar a la niña, se abrazó a ella rogándole que aún no se fuera hasta quedarse dormida. 

Jimin esperó en el marco de la puerta, observando como la muchacha mecía a la niña. Sintió una calidez en su estómago, entonces pensó: ¿Así es como se vería ella con un pequeño en brazos? Era hermosa y cariñosa, se le veía pacífica. Tan pronto ella besó la frente de la niña y la tapó, él sonrió y con pasos lentos y sigilosos salió de la habitación detrás de ella. De inconsciente, miró su trasero, el pantalón de pijama que llevaba era tan lindo con el estampado de un durazno. Tomó su cintura y pegó su cuerpo al de ella, la verdad era que después de haber tenido intimidad con ella, la necesidad de volver a tocarla había aumentado. Contrario a lo que había creído que pasaría. 

—¿Que haces? —Le preguntó cuando la intenciones de sus manos cambiaron su rumbo a sus caderas y la apegó a su entrepierna. 

—Hmm… no lo sé. —Sonrió ampliamente, olió su cabello y bajó hasta su mejilla para depositar un beso. —Quizás, haya una posibilidad de… —Sus manos se arrastraron por todo su abdomen hasta llegar a sus senos y acariciar con lentitud. 

—Jimin, está Yuna aquí. No podemos. 

La giró para ver su rostro sonrojado. Disfrutaba de ponerla nerviosa. 

—No se dará cuenta. 

Le empujó hasta el sillón. Quedó encima a ella. Comenzó a acariciar su estómago por debajo de la tela delgada de la pijama, era inevitable no sentirse excitado con el cuerpo suave debajo de él. Agachó su cabeza para besarla, aprovechó el momento en que ella le acariciaba el abdomen para morder sus labios, aunque no necesariamente con dolor, la menor abrió su boca para gemir, dándole un mejor espacio para introducir su lengua en su cavidad bucal. Jimin se separó sólo para deshacerse de su camiseta y perderla en algún sitio del suelo. El beso se profundizó demasiado pronto, a tal punto que la mezcla de sus salivas y lenguas producían unos leves jadeos y, el mayor se dejó caer un poco más sobre ella sólo para comenzar a rozar su entrepierna contra la de ella. 

Necesitado de más, la tomó con rapidez y rodeó su trasero con sus manos hasta que chocó contra su pelvis haciendo gemir a ambos en consecuencia. De no ser por el sonido del timbre y dos golpes seguidos a la puerta, estos dos estuvieran desnudos. 

¿Quién podría ser el desgraciado que interrumpió un momento caliente? Jimin maldijo bajo y volvió a colocarse su camiseta con bastante fastidio. Ella le pidió que aguardara allí, pero la curiosidad no lo dejó, así que se recargó en la pared del pasillo y esperó poder escuchar de quién se trataba. 

—Lo siento por interrumpir, HeeSook, pero quería averiguar cómo seguías de tu estómago. 

—Ah, estoy mejor, señor Min. 

El hombre sonrió amable y le entregó una bolsa. 
—Compre algo antes de venir, espero que te mejores. 

—No tiene porque molestarse. Gracias. 

El silencio en el que se envolvieron por segundos, le atormentó a Jimin. Se asomó y en cuanto supo de quién se trataba, caminó hacia ellos. De nuevo ese tipo pálido y degenerado. 

—¿Tu que haces aquí de nuevo? Creí haber dejado claro que no te quería volver a ver aquí. Alejate de HeeSook. 

Min Yoongi alzó sus manos en forma de rendición, a pesar de no estar haciendo algo indebido, prefería no tener problemas. 
—Lo lamento. Me gustaría presentarme debidamente. Soy Min Yoongi, trabajo en XX, dónde HeeSook pasa algunas veces a trabajar a mi oficina. 

Jimin malinterpreto aquello, se acercó con intenciones de empujarlo, pero ella lo detuvo de inmediato. 

—Señor Min, muchas gracias por preocuparse. Y gracias por darme algunos días. Mis padres han salido de vacaciones junto con mis tíos y ahora debo cuidar de Yuna mientras ellos regresan. Estaré de vuelta en dos días. 

—Está bien, HeeSook. Recuperate y cuidate mucho. 

Hee miró la espalda del hombre, había llegado hasta allí para saber sobre su estado, lo menos que se merecía era una taza de café. 

—Aguarde, Señor Min. Estábamos a punto de cenar, ¿Quiere pasar? 

Yoongi recorrió el rostro de Jimin, era más que obvio que él no lo quería ver ni en pintura. Mensaje que comprendió de inmediato. 

HeeSook miró mal a Jimin, lo empujó al pasar y éste la siguió. 

—¿Estas molesta? 

—¿porque tratas tan mal al señor Min?  él lo que hace es ser amable. 

—Es más que amable. ¿Que clase de jefe viene hasta tu casa y te deja comida? 

—Uno bueno, como él. 

El mayor frunció el ceño al escucharla decir cumplidos hacia aquél hombre. Simplemente no le gustaba, parecía tener otras intenciones y eso no lo iba a permitir.

—Eres mía, HeeSook. —Salió de imprevisto. Cuando quería retractarse, fue demasiado tarde. Su rostro completamente rojo y sus pequeños abiertos de par en par. —Me refiero…, —No había excusa, no había palabras suficientes para hacerla olvidar las anteriores. —No me gusta ver que alguien te trate mejor de lo que yo lo he hecho. Tengo celos de quién te haga feliz con algo que yo no podría. 

—Jimin, por favor. No quiero hablar de eso. Dejemoslo en el pasado y sólo quédate ahora. 

A pesar de escucharla decir aquello con seguridad, Jimin no podía dejar de lado y seguir adelante con el daño que había causado en la joven. Temía que alguien lo hiciera mejor que él —Porque sí puede ocurrir—. Y HeeSook termine en brazos de alguien más, por ejemplo, ése hombre pálido que se le ve muy interesado en ella. 

Inocente Señorita 2 [P.J]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora