Inocente Señorita 2 [P.J]

13

Los cabellos más largos que normalmente de un SeokJin entre dormido eran halados sin hacer daño. Hoseok hablaba por teléfono con su mejor amiga y, aunque no sabía de qué se trataba la conversación, podía notar la seriedad en la que estaba envuelta su novio hace quince minutos atrás. Incluso podría decir que estaba molesto, sin embargo, no llegaba a alzar la voz. 

SeokJin abrió uno de sus ojos para reprochar el porque le había dejado de acariciar, pero se detuvo al verlo con lágrimas en los ojos. Su voz temblaba a cada palabra y parecía nervioso. 

—¿Que pasa? —Musitó preocupado. Hoseok se apartó para tener privacidad. 

—¿Entonces te fuiste ese día con él? 

—Hoseok, compréndeme por favor. Yo no quería que esto sucediera. 

—Llevamos dos meses sin vernos y ahora me dices que aquel día que me dejaste con SeokJin, resultó que te fuiste con ese pervertido y para el colmo, estás embarazada. 

—Hoseok, lo siento. 

—¿Él... lo hizo sin tu permiso?

—No! ¡Eso no! Fue consensuado, yo quería. Estaba dispuesta a alejarme después y dejarlo en el olvido. Creí que tal vez era cosa de sexo y podría alejarme en cuanto me acostara con él, pero, ahora sé que fui irresponsable y que actúe como una mala amiga al dejarte allí. Debí vacacionar contigo porque ahora ni tiempo tenemos para vernos... ¿Hoseok? 

—¿Dónde estás ahora? 

—Estaba camino a casa, pero he parado cerca del parque de la universidad. 

—Quédate allí, ahora voy. 

—¿De verdad? 

—Estoy en veinte allí. 

HeeSook escuchó el fin de la llamada y recogió sus pies, sentada en el césped recargada en un árbol. Veinte minutos era bastante para ella, recordó la tienda cercana y no dudó en ir hasta ella. 

—Buenas tardes —Saludó yendo directo al almacén de galletas, estancó sus ojos en unas con bombon y chocolate. Paseó unos minutos por la tienda hasta obtener todo lo que quería consumir sin percatarse de los ojos juguetones que le observaban. —¿Esto tiene menta? 

—Hola. 

—¿Namjoon? —Le sonrió amistosamente. —Que bien encontrarte de nuevo. 

—Lo mismo digo, HeeSook. —Namjoon sonrió ampliamente, mostrando aquellos hoyuelos profundos. Ella instintivamente se sentía bien con la amabilidad del chico. —¿Recuerdas mi escrito? —Asintió de inmediato. —Gané un concurso en la escuela por ello y ligué con la chica que me gustaba. 

—Te dije que era bueno. Seguro eres popular. 

—No mucho, pero lo suficiente. Creo que lo aprendí de mi padrastro, él es grandioso en las letras, aunque prefiere estar en su aburrido despacho. 

—Estará orgulloso de ti. 

El joven asintió. Miró el reloj y después a la chica. 

—No tarda en venir por mí, mi tía me dejó encargado mientras iba por su hijo. ¿Comes con nosotros? Puedes escoger. 

—Oh, muchas gracias Namjoon, pero veré a un amigo en el parque justo ahora. Lo lamento. 

—Está bien, será luego. 

—Buenas tardes —Se escuchó a sus espaldas, un escalofrío recorrió la espalda de ella, se giró y se encontró con el señor Min. 

—Señor Min ¿Usted también viene a comprar chucherías como yo? —Sonrió ella con inocencia y juguetona. —¿Cómo ha estado?