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Último día del primer semestre en la universidad. Estaba siendo un frío impresionante y HeeSook tenía un dolor de espalda que la tenía muy cansada. No obstante estaba demasiado alegre, pues las dos semanas de descanso las disfrutaría al máximo. Tenía planeado dormir hasta tarde y comer todo el día.

—¿Dónde la pasarás? —Interrumpió sus pensamientos Yang Mi, quién tiritaba del frío. —¿Irás con tus padres? 

—Pienso estar toda la tarde de hoy con ellos. 

A pesar de que le haya sonreído, la morena notaba desde hace tiempo una distancia entre ambas. HeeSook no le llamaba como antes y se apartaba cada vez que ella intentaba acariciar o acomodar sus mechones. 

—Mañana me iré con los abuelos. Espero que aún así no dejes de mensajearme. —La otra asintió. Paró sus pasos observando la espalda de la otra que no dejó de andar. —HeeSook… —Cuando la llamó se detuvo para mirar atrás. Había una posibilidad de que ella se diera cuenta de que le gusta. Yang no ocultaba mucho sus sentimientos, no podía hacerlo, mucho menos teniendo en cuenta que HeeSook siempre estaba con ella y era inevitable hacerle halagos o alguna que otra miradita imposible de ocultar. —¿Qué sucede? 

—¿De qué? —Miró a otro lado y después volvió su vista a la chica. Alzó los hombros confundida. —Tengo frío, apurate. 

—Creo que estás molesta conmigo. ¿Me puedes decir que hice? ¿Quizás no te gusta que te toque? Últimamente intento apartar alguna pelusa de tu uniforme o cabello y te alejas. Está bien si no quieres, pero deberías decirme qué te molesta. Antes no te importaba. 

—Estás volviéndote loca, yo soy igual que siempre —Trató de evadir el tema y siguió caminando. Fue detenida por el cuerpo de su amiga frente al suyo. 

—HeeSook yo… ¿Te doy asco? 

Sacó una risita incómoda. Negó varias veces. —¿De qué hablas? Claro que no. Eres mi amiga, ¿porque te tendría asco? Vámonos ya. 

—Espera… —La miró a los ojos. Trató de esbozar palabras, pero no le salían. 

—Eres tú la rara. De repente me dices esto. ¿Es que tienes algo que decirme? 

Yang Mi lamió sus labios secos. Estaba nerviosa, HeeSook no se había apartado desde que ella se puso frente a ella. Ese día en especial, su amiga llevaba un labial rojo bastante llamativo y sus ojos se veían tan luminosos que era imposible no quedarse a apreciar todo de ella. 

—Me… —La vio sonreír un poco, quizás para animarle a hablar. —Hee, tú me… 

Era ahora o nunca. La tenía a centímetros, mirando sólo a sus ojos y sonriéndole tan dulcemente que no podía evitar acercarse a sus labios. Observó una vez más sus ojos cuando ella desvanecía su sonrisa y se echó al frente tomando delicadamente su mano derecha. Fue muy corto, breve pero que disfrutó mucho. Al ver su expresión cuando se apartó fue cuando se asustó, HeeSook tenía el ceño fruncido pero lo desvaneció después de un rato. 

—Me iré ahora. 

Escuchó decir, pasó a un lado de ella, no quería girarse pero la incertidumbre le carcomía. Los ojos de Park Jimin estaban estancados en los suyos, se avergonzó de inmediato. Su intención nunca fue hacer la confesión de esa forma y mucho menos fuera de la escuela donde muchos podían ver y pudiera pasar algo como lo que pasó. Había sido desconsiderada con su amiga, actuó sin pensar en las consecuencias que traería, los problemas que tendría HeeSook con Jimin. Se sentía pésimo, ignoró que su amiga estaba mal por el estado de su relación. Fue egoísta. 

HeeSook entró al auto con ayuda de Jimin y cuando cerró la puerta estruendosamente se asustó. Estaba confundida. Miró por la ventana a la chica que dejó hace segundos, tenía la cabeza gacha hasta que la alzó para encontrarse con los ojos de su amiga confundida. De inmediato se cuestionó si era correcto dejarla ahí sin escuchar explicación alguna, se sintió mal e inconscientemente abrió la puerta antes de que el auto arranque. Jimin la llamó desde su asiento, sin embargo no le tomó importancia y siguió caminando hacia la chica que le veía con ojos tristes, bastante arrepentida. Llegó frente a ella y a pesar de estar a centímetros de distancia la situación les hacía un gran muro entre ambas. 

—No me odies, HeeSook… lo siento. No debí hacerlo de esta manera. Yo… de verdad quería que supieras de otra forma. Te lo iba a decir antes de irme… lo siento. 

Entre más la observaba, más se sentía mal. Habían sido claras las señales que Yang Mi le enviaba cada día que se veían. Esas sonrisas y miradas sugerentes que creyó era sólo porque es la personalidad de ella. Si está confundida, sobre todo porque creía que entre Jimin y Yang Mi había algo y ahora ser besada por ella y escuchar declaraciones a su persona, era todo lo contrario. ¿Desde cuándo pensaba de esa forma hacia ella? ¿Todo era un mal entendido? 

—¿Qué pasó entre tú y Jimin?  

Desconcertada sin saber de qué habla su amiga y sin saber qué contestar, Yang Mi no tuvo alternativa más que preguntar sobre qué hablaba. 

—No te entiendo, HeeSook. ¿Qué creés que pasó entre él y yo? La única vez que nos hemos visto fue el día del café. 

—Sí. De eso hablo. Aquella vez en la que te fuiste como si estuvieras asustada de algo, quizás de que yo supiera algo. 

—¿Saber qué? No pasó nada entre nosotros. Te dije que iría a ver a mi novio. 

—Ya no mientas más, Yang Mi. No sé qué mierda tramas, pero espero que pares ahora mismo. —Se sorprendió al verla apuntarle con el dedo y maldecir. Nunca antes había visto ese tipo de comportamientos en ella, conocía lo contrario y le estaba asustando. —Sólo dímelo. Dime que Jimin te gusta y así podemos… 

—¡No! —Alzó la voz. Varias personas se giraron para ver la escena. Jimin se acercó a la espalda de HeeSook sin hacer ruido y sin que ella se diera cuenta de su presencia. —No me gusta. Si quieres saber lo que pasó, está bien. Yo lo conocí años atrás, él era un hijo de puta que se acostaba con mi hermana y le hacía llorar a menudo. Al verme, intentó callarme para no contarte esto y decirte lo mierda que es, pero creo que eso ya lo sabes HeeSook. Y espero que abras los ojos y veas lo que realmente te da la espalda. Cuando estés más tranquila y sin guardaespaldas puedes llamarme. 

Pasó por un lado de ambos, antes de marcharse se giró y Jimin también, dos dedos medios estaban a centímetros de su rostro y después siguió su camino. 

Un chico de sudadera negra dos tallas mayor que la suya y pantalones cargo del mismo color hacía ruido al caminar con sus grandes botas militares oscuras. Dejó dos maletas a su costado y comenzó a tocar el timbre y la puerta al mismo tiempo para fastidiar. Tenía una gran sonrisa en su rostro juguetón y angelical. 

—¡Llegó por quién lloraba señor! —Trató de imitar una voz más aguda y de vendedor. Rió bajito y alzó su puño para volver a tocar, pero la puerta fue abierta con cuidado dejando a la vista unos ojos grandes curiosos y una barriga que creyó estaba muy grande. Su sonrisa se desvaneció al reconocer su rostro.

—¿Quién es, HeeSook? —Se abrió por completo la puerta para mostrar a un Jimin adormilado y sin camisa. —¿Qué haces aquí Jungkook? —Se colocó frente a la chica intentando cubrir su estómago, pero era demasiado tarde. 

—Son vacaciones invernales. Siempre las paso contigo, creí que no importaba si llegaba sin avisar. —Intercambio miradas con la chica y después la apartó. Jimin se hizo a un lado y tomó del brazo a HeeSook para que él pasara. —Hola… —Susurró. Carraspeo la garganta al sentirse sin saliva. La miró de reojo y llegó hasta la sala con incomodidad. Él no estaba enterado de eso, ¿su mamá si? ¿Por qué no le contaría? 

La última vez que vio a HeeSook se despidió de ella y notó que nada entre su hermano y ella estaba bien, y ahora, resulta que viven juntos y ella está embarazada. Estaba más que sorprendido y un poco triste también. 

Inocente Señorita 2 [P.J]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora