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Taemin miró a su amigo con preocupación, el otro se veía afligido y desanimado, nada usual en el comportamiento de Jimin.
Le llevó un café con intenciones de profundizar en el asunto o asuntos que lo tenían así. Jimin había fallado últimamente en las coreografías, el jefe le había llamado la atención en voz alta dos veces esa semana.

—¿Qué te pasa Jimin? Has estado muy diferente y casi no hablas. ¿Te puedo ayudar en algo? —El menor haló sus cabellos hacia atrás, no quería hablar con nadie, ni siquiera con Taemin, quién se había comportado bien desde que comenzó a trabajar allí. —... Jimin, si quieres seguir aquí, tienes que hacer un esfuerzo más grande.

 —¿Me estás amenazando? 

—No... —Musitó. Acercó más su silla a la del otro y apoyó su mano en la espalda erguida del menor. —Sabes que puedes contar conmigo, ¿cierto? 

—..., la chica que vino el otro día, está embarazada y está viviendo conmigo hace tres semanas, pero no creo estar haciendo las cosas correctamente. 

—¿Porqué? 

—La estoy dañando. Cuando prometo hacerlo mejor, entonces ocurre algo peor y peor. Estoy haciendo que se aleje de mí. 

—Pero dices que vive contigo. 

—Taehyung volvió. 

Taemin se incorporó en su sitio y miró hacia atrás, esperando que nadie estuviera escuchando. 

—Lo sé. Pero no podemos hacer nada con él. Sabes que al jefe le encanta, prefiere que sus empleados tengan acosadores, que perder dinero. 

—Semanas atrás fue borracho a mi casa, a las dos de la mañana. Se me insinuó, quedamos en el suelo y HeeSook nos miró. 

—¿se lo explicaste? 

—Sí, pero incluso si fue así. La siento muy distante. Creo que esta cansada de los problemas que le genero. Supongo que sólo está conmigo por el bebé. 

—Jimin, —Habló bajo. Intentó reconfortar con un abrazo. No obstante, el menor había comenzado a llorar. Había sido mucho tiempo desde que lo miró así, desde que Taehyung lo dejó. —¿Quieres que te lleve a tu casa? 

—No, estoy bien. —Se levantó de prisa. Taemin lo miró irse sin llegar a decir nada más. —Quiero estar con ella ahora mismo. 

Alrededor de las 3:27 de la madrugada, Jimin llegó tambaleándose a su casa. Cerró la puerta y después arrastró los pies hacia su habitación, se despojó de sus pertenecías en el camino. Al llegar al lado de la cama dónde HeeSook dormía, echó sus pantalones hacia atrás y se encimó en el cuerpo tranquilo sin hacer presión, pero llegando a asustar a la chica. Acarició su cabeza con suavidad, el olor a alcohol se había impregnado rápidamente en la habitación. 

—¿De nuevo estás borracho? —Sus ojos adormilados lo veían con preocupación y molestia. —Iré a hacerte un café. —Intentó levantarse, pero él no se movió. —Vamos Jimin... 

Él parecía una estatua ahí. Mirándola sin moverse y respirando tranquilamente. Llevó sus manos hacia su estómago y acarició, sus ojos se veían brillosos con la poca luz que entraba por la ventana. 

Jimin besó sus labios con lentitud, quería sentir, saborear y devorar todo sabor de ahí. Quería tocarla de nuevo. Volver a posar sus manos calientes sobre la piel dulce y esponjosa de la chica que parecía derretirse a cada minuto que pasaba. Notó las manos delgadas y pequeñas por su espalda haciendo una presión bastante linda para él. Se movió sólo para quedar debajo de ella, sus labios no se separaron ni un centímetro hasta que Jimin decidió pasar al cuello y dejar pequeños rastros de saliva en este, por supuesto, contento con los gemidos sutiles que le endulzaron el oído. 

Inocente Señorita 2 [P.J]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora