Capítulo IX - live or die

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p.o.v. jackson parker.

Ya pasaron diez días desde la ida de Dominic y me siento terrible. No puedo ver a nadie, no soporto ver a la gente de la oficina.

Tengo la necesidad de llamarlo, pero cada vez que le llamo, su teléfono suena el tono de apagado. Lo más probable es que lo haya tirado a la basura.

- Diablos.

Arrojé todo lo que tenía en mi escritorio al suelo, no soporto más.

- Tengo que buscarlo.

Salí de la oficina casi corriendo. Fuí al estacionamiento y corrí a casa, solo tomaré lo necesario. Me dirijo hasta el aeropuerto y tomé el primer avión a Seattle.

Al llegar a la ciudad, solo estuve un momento pensando. ¿Qué diablos estoy haciendo ahora?, ¿dónde lo buscaré?.

Lo único que pude pensar fue en llamar a Daniel, su... hermanito. Solo esperé tres tonos y contestó.

- ¿Hola?
- Thompson, necesito que me digas dónde se está quedando Dominic en Seattle.
- ¿Señor Parker?
- Thompson, si no respondes, estás despedido.
- Señor, no he hablado con Dominic desde antes de ayer. ¿Le pasó algo?
- ¡Demonios!, ¿no te dijo nada?
- No, señor. Dios mío, lo hizo de nuevo. - susurró por el teléfono.
- ¿De nuevo?
- ¿Está escapando?
- Lo está haciendo por el maldito del delincuente ese.

Un silencio abrumador se sentía por el teléfono.

- Pine Street. Encuéntrelo ahí.

El chico colgó y rápidamente tomé un taxi hacia Pine Street. Al llegar ahí, noté que no era una calle muy concurrida, además de ser muy tranquilo, quedaba cerca de un parque.

- ¡Dominic, estoy aquí y no iré a ningún lado!

Nadie salía, solo los vecinos del lugar encendieron sus luces y salieron a ver, mientras yo seguía gritando.

- ¡Dominic, por favor, no soporto más!
- ¡Cállese, hombre horrible!
- ¡¿No ve que le grité a mi novio?!, ¡Dominic, si no apareces a la cuenta de tres, me iré!
- ¡Gracias a Dios!
- ¡Ya cállese que no le hablo a usted!, ¡uno, dos, tres!

Empecé a caminar por donde vine, por supuesto que me quedaría cerca, buscaría un hotel, pero una puerta se abrió y antes de que diga algo, una cabellera roja me tironeó hasta llegar al lugar. El chico cerró la puerta de un golpe y me miró.

- ¡¿Qué mierda crees que haces?!
- Mi amor, no podía soportar más...
- ¡Pues debiste hacerlo!, ¿no sabes que pudiste haberme puesto en peligro?, ¿nadie te vino siguiendo?
- Dominic, nadie sabe que estoy acá.
- Estupendo, ahora puedes irte.

El chico empezó a subir las escaleras.

- Espera, ¿qué? — lo tomé del brazo antes de que siga subiendo más. — Vine hasta aquí porque no soportaba la idea de que te haya sucedido algo.
- Bueno, aquí me ves, más vivo que cualquiera.
- Dom, mi amor, no puedo estar sin tí.
- Claro que sí, puedes reemplazarme con las zorras que te acostabas antes, ¿no?
- Dominic, ¿qué te hice?
- No te despediste.
- Yo puedo protegerte y lo sabes.
- No, no puedes, te estaba poniendo en peligro.
- Dom...
- ¿Por qué no te despediste de mí?

Lo miré a los ojos y cada vez que los miraba, era como la primera vez. Eran tan hermosos, como dos bellas luciérnagas, como dos hermosas estrellas.

- Porque si me despedía, te decía adiós para siempre. - alejé mi mirada.
- De alguna u otra forma, tendremos que separarnos.
- Pero no quiero, quiero estar contigo, no quiero dejarte ir, no quiero sufrir como lo hago ahora.
- Pero estás siendo egoísta. - El muchacho tomo mi rostro en sus manos y me hizo volver a observarlo. - Quiero que seas feliz con alguien más, que busques a alguien con quien pasar la vida. Yo no puedo darte una vida normal.
- Claro que puedes, mi vida ni siquiera ha sido normal.
- Jack...
- Alex... por favor, repítelo.
- Jack, te amo...
- No digas nada más, te lo ruego.
- Pero no puedo estar contigo, tienes que dejarme ir.
- No, por favor, no no no.

El chico subió las escaleras dejándome vacío, mis ojos ardían, no paraba de llorar. Mi única opción era irme de aquí y realmente no quería tomarla.

- Alexander, te amo. - susurré.

La verdad es que todo esto es solo es karma que estoy pagando por mis errores. El amor de mi vida es alguien a quién no podré amar, pero la verdad es que se podía solucionar.

Había solo un nombre que se interponía en su camino y lo mataría con sus propias manos.

- Doddy, te encontraré y te mataré.

No tuve más opción que irme de ahí y volver, solo tengo que mover mis contactos y tendría la ubicación del mal nacido.

Después de dos viajes, estaba realmente cansado, tenía la esperanza de que Dominic volviera conmigo, de que estuviera ahora mismo, aquí, en mi cama, abrazándonos, que él me mirara y sonriera, que sus ojos se iluminaran con solo una sonrisa.

Estaba derrotado, pero no del todo. Si lo mato, no habrá ningún obstáculo que me impediría estar con mi duendecillo.

- ¿Duendecillo?, ¿de dónde saqué eso?
- Jack, no lo dejes ir. - un susurro se escuchó.

En un santiamén me paré de la cama y agarré lo primero que encontré, que fue un colgador de sombreros que nunca ocupaba.

- ¿Quién anda ahí?
- Jack, Alex corre peligro. - otro susurro.
- ¿Quién eres?
- Alex estará muerto si no lo salvas primero. Tienes que salvarlo.
- Solo dime quién eres.
- ¡Sálvalo!

El grito me despertó, lo raro es que desperté en mi oficina, ¿no me fuí?, ¿no hice ningún viaje?, ¿no lo busqué?.

Rápidamente tomé mi teléfono y llamé al tal Daniel. Esperé a que contestara.

- Señor Parker, que sorp...
- ¿Te llamé durante el día de hoy?
- No señor, ¿qué...
- Pine Street, es donde está Dominic, ¿no?
- ¿Qué?, ¿de qué...
- ¡Contesta Thompson!
- ¿Quién se lo...

Corté la llamada, pero aún había algo extraño en todo esto, ¿acaso todo esto de verdad lo soñé?

- Me estoy volviendo loco.

Pero aún tengo en mente un plan, matar al maldito de Doddy y encontrar a Dominic.

- Papi te encontrará, Dom.

grinning soulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora