Capítulo XIII - you don't expect it.

9 0 0
                                    

El chico se lavó las manos, abrió un mueble donde tenía y sacó una jeringa, anestesia, un bisturí, unas pinzas, hilo quirúrgico, aguja, algodón, alcohol y gasa. Desinfectó todo y levantó como pudo a Philip.

- Phil, despierta, por favor, necesito que estés conciente.
- Solo... cerré... mis ojos.
- Voy a sacarte esa bala, necesito que estés relajado.

El mayor asintió mientras el menor le puso la anestesia y se dispuso a sacar la bala. Cortó un poco cerca de donde estaba la bala, puso un poco de alcohol en un trozo de algodón limpiando la sangre. Sacó la bala con las pinzas, la dejó en una bandeja. Pasó el algodón limpiando y luego le puso la gasa en la ahora herida.

- Eres un experto, ¿eh?
- Solo es algo básico.

El chico le besó suavemente.

- ¿Y eso por qué?
- Porque te portaste bien. - sonrió.

Unos golpes lo sacaron de su ensoñación. Se fijó en las cámaras de seguridad y vió a Jackson fuera del lugar. Abrió el garage dejándole pasar y cerrándolo rápidamente.

- ¿Nadie te vió?
- ¿Qué hace él sin camisa y en la mesa?
- Te hice una pregunta, responde.
- No, nadie me vió.
- Excelente. - el chico se dirigió hacia donde estaba Philip.
- Ahora tú responde.
- ¡¿Qué acaso no ves que curé su herida?!

El chico le devolvió su camisa y se la puso con cuidado. Luego de eso, el menor tomó la barbilla del hombre y besó sus labios, sonriendo.

- ¡Dominic!
- Ahora que estás aquí, elige un arma, cualquiera.

El chico fue hacia un closet que tenía junto a un espejo al lado de este. Empezó a desvestirse, enfrente de ambos hombres. Ambos estaban con la boca abierta.

- Dejen de mirarme, los dos ya me han visto desnudo.
- ¡¿Qué?! - gritó Jackson.

El chico sacó una polera ajustada transparente de mangas largas negras, junto a una falda del mismo color. Se colocó las prendas junto a unas medias largas y unas botas. Luego sacó un hoodie negro, se tomó el cabello en una cola de caballo y se tocó el rostro.

- ¿Cómo me veo?
- Increíble. - dijo Philip.
- Hermoso. - susurró Jackson.
- Ya, basta los dos, solo hice una simple pregunta. Elijan sus armas. Prepárense para la batalla.

Philip fue el primero en elegir, tomó dos pistolas con seguro semiautomático, una manopla y un cuchillo. El segundo en elegir fue Dominic, tomando una metralleta militar, dos espadas y una pistola.

Jackson solo observaba a ambos.

- ¿Por qué te involucras en esto? - le preguntó a Philip.
- Porque es mi chico, porque lo amo. Porque quiero que esté vivo.
- Philip, deja las cursilerías para después. - dijo riendo. - Vamos Jack, elige un arma, sabes que quieres.

El hombre se dirigió al arsenal de armas y tomó una pistola de bengala, dos pistolas automáticas y tres cuchillos.

- ¿Por qué la de bengala?
- Para después.

El chico no entendió y guardó las armas. Las espadas las puso en su espalda, la pistola debajo de su falda y la metralleta la llevó colgado, listo para disparar.

- Ahora tenemos que esperar su señal.

No pasó más de tres minutos que el celular del chico empezó a sonar.

- Es hora. - el chico contestó. - ¿Dónde estás, maldita rata?
- A las afueras de la ciudad.
- Espero que estés solo.
- No puedo prometer nada, mi querido Alexander Lancaster...

El menor colgó antes de que diga otra palabra.

- ¿Lancaster?
- Bebé, no digas nada.
- ¿Hijo de Lucy y Peter Lancaster?
- Dom...
- ¿Eres el heredero perdido?

El chico solo observaba al suelo con lágrimas en sus ojos.

Flashback:

Todas las noticias lo anunciaban, el único heredero de la familia más millonaria en el mundo, había desaparecido. Sus padres, Lucy y Peter, lo anunciaban así en televisión. Dieron el aviso de que su hijo había desaparecido y temían que fuera secuestrado.

Claro que eso Alexander ya lo sabía, sus padres le habían dicho que tenían que hacerlo para que la gente no sospechara sobre su desaparición.

Lucy Lancaster lucía verdaderamente destrozada ante la cámara y en la vida real, su padre lucía preocupado y al borde del colapso, pero ambos sabían que su niño estaría bien.

- Solo queremos a nuestro bebé de vuelta. - lloraba la mujer.

Fin del flashback.

- ¡Por dios, Dominic, dí algo!
- ¡Sí, soy yo!, ¡Soy el maldito heredero perdido!

Jackson no podía creerlo, mientras Philip lucía normal, él ya lo sabía pero le daba lo mismo.

- No les obligaré a venir conmigo. - el chico avanzó hacia la salida.
- Llamaré a la embajada de Australia.

Dominic se dió vuelta y avanzó hasta Jackson sacando una espada, lo empotró contra la pared y puso el arma en su cuello.

- Dices una sola palabra a la embajada y no dudaré en abrir tu cuello.
- Pero ellos pueden ayudarte, ¡eres el heredero...
- ¡Ya deja de decir eso!
- Primero tenemos que matar a Doddy. - habló Philip. - Luego, que él decida si va o no a la embajada.

Jackson lo observó con mala cara y luego observó a Dominic, sus ojos mostraban su vulnerabilidad, su fragilidad.

- No digas nada. - susurró el chico. - Por favor.
- Está bien, no diré nada.

El chico comenzó a avanzar hacia el auto de Philip y los 3 se subieron, por supuesto que Dominic manejaban y Philip iba de copiloto. El chico encendió la radio para distraerse, no quería escuchar a nadie y solo iba concentrado en el camino. Pasaron varios minutos y lo único que sonaba era la misma canción una y otra vez.

- ¿No crees que...
- No. - dijo inmediatamente.
- Bebé... Cambia la canción. - el chico apagó la radio.
- Tan terco e imposible. - susurró Jackson.

El menor frenó de golpe al escuchar eso.

- ¿Qué dijiste?
- Tan terco e...
- Imposible. - terminó de decir Dominic. - Eso fue lo que me dijiste cuando nos besamos.
- ¿Todavía lo recuerdas?

No pudo responderle, ya que unos disparos empezaron a sonar cerca del auto.

- Mierda, bajen del auto cuando yo les diga. Yo sé cómo juega este tipo.

El menor se bajó y empezó a caminar en medio de la carretera hasta que paró en un cierto punto.

- ¿Qué está haciendo? - susurró Philip.
- No lo sé.

El chico comenzó a apuntar hacia cada árbol y arbusto cerca de él. Solo dió unos cuantos disparos, y 6 hombres vestidos de negro con pasamontañas cayeron al suelo.

- Es un genio.
- ¡Dónde estás escondido, maldita escoria!

El hombre viejo apareció vestido formalmente, fumando un puro. El chico apuntó directamente hacia la cabeza del idiota.

- ¿Qué quieres de mí?
- Ya te lo dije, una vez que entras a la banda, no puedes salir y me has demostrado que eres bastante... fuerte.
- Doddy, quiero una maldita vida normal, concédeme eso.
- ¿Quieres volver a aprender una lección?

Al oír esas palabras, a Dominic le empezaron a temblar las manos.

grinning soulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora