Capítulo I - tell him he got bad news coming

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Para Dom, todas las mañanas era la misma rutina.

Su alarma sonaba a las 5:30AM en punto, se levanta a las 6. Se da una ducha, pero antes, pone café para preparar y alimenta a Clemence, su gato. Elige su ropa lo más formal posible, hoy tiene una reunión que, Jackson, su jefe y dueño de la empresa, le ordenó que asistiera.

A las 7AM, sale de su casa y toma el tren que va en dirección a St. Pete Street. Llega a las 7:35AM a la empresa, tiene 25 minutos para que empiece a trabajar. La reunión es a las 10AM, así que, ordena la sala de reuniones.

Este trabajo debería hacerlo Caroline, la asistente personal del señor Parker, pero el "simio abusivo", como suele llamarlo el joven en su mente, le ordena que él lo haga.

8:15AM y Dominic tiene lista la sala. Se dirige a su oficina, toma su teléfono y revisa su correo electrónico.

Dominic espera que ese correo llegue pronto. Sería su pasaporte a la libertad del tirano de Jackson Andrew Parker. Se iría de la ciudad y viviría en Seattle.

¿Qué dirían sus padres?, estarían bien, ellos están felices viviendo muy cómodamente en Australia. A excepción del chico, cuando inició su vida en América.

Desilusionado, bloqueó su teléfono y lo guardó en el bolsillo. Otro día más en las garras del león y él era solo un conejillo de indias. Un peón.

9AM, ¿cómo pasó tan rápido el tiempo?. En las oficinas de la empresa, ya se encontraba la mayor parte de ellos trabajando.

El ogro había llegado a su cueva y no salió de ahí hasta que lo llamó para dirigirse a la reunión.

Una parte de Dominic se estaba muriendo cada vez que Jackson lo miraba con desprecio y odio. Aún no lo entendía del todo.

Hacía bien su trabajo, traducía a la perfección cada vez que alguien no entendía, entregaba los informes que se le pedía a la fecha indicada, incluso antes. ¿Qué era lo que estaba haciendo mal?

Una vez finalizada la junta y cuando todos se habían ido de ahí, el chico dejó la sala. Caroline se encargaría de dejar todo en orden.

- Dominic, a mi oficina. Ahora. - escupió el mayor.

El joven rodó los ojos y suspiró, "de seguro, quiere más informes para entregar", pensó. Una vez entró en su oficina, su teléfono vibró. Rápidamente, le echó una mirada rápida. El correo que tanto deseaba había llegado.

Por fin, sería libre. Observó con una gran sonrisa a la bestia que tenía frente a él, no podría hacer o decirle nada. Nunca más.

- ¿Qué harás el día de mañana, Cooper?
- Nada, señor. - mintió. - ¿Por qué?
- Quiero que salgas conmigo.

La sonrisa que tenía en ese momento, se borró enseguida. ¿Escuchó bien?

- Sí, Dominic, escuchaste bien, quiero salir contigo.
- ¿Está bromeando?
- No. - respondió tajantemente siguiendo mirando los papeles que tenía en su escritorio.
- ¿Por qué yo?, no puedo aceptar, señor.
- Porque eres... especial. - levantó su rostro y lo observó fijamente. - Me dijiste que no tenías nada que hacer. Saldrás conmigo. Fin.
- Señor, tengo otros planes, lo siento mucho.
- Entonces, espero ver tu carta de renuncia en mi escritorio esta tarde.

Dom lo observó sorprendido, su boca formaba una perfecta "o".

- Sabe que lo que está haciendo es ilegal, ¿cierto?
- No en mi mundo.
- Entonces, no tengo otra opción. - dijo el chico seguro de si mismo. - Con su permiso, ¡bestia infernal!

Siempre quiso decirle eso y ahora que lo había hecho, no podía creerlo. ¡Lo hizo!, además, se iría a Seattle.

Dom no podía dejar de sonreír cuando salió de su oficina, pero se dió cuenta que todos ahí le estaban observando. La oficina del señor Parker es insonorizada, no pueden escuchar nada. "Están pensando algo malo", pensó el chico. Que mal era no tener un amigo en la oficina.

Una vez en su oficina, se dispuso a ordenar sus cosas para hacer la carta de renuncia y para abandonar aquel agujero del infierno, cuando un grito de parte del mismo diablo llegó hacia él.

- ¡Cooper!, ¡no puedes renunciar!
- Claro que puedo, señor, usted me obligó a hacerlo.
- Cooper, mírame. Ahora.

El chico levantó la vista del computador y lo observó detenidamente. El hombre estaba furioso, sus manos estaban apretadas en dos puños y sus ojos verdes, ahora eran dos llamas de fuego hirviendo.

- No vas a renunciar. Es una orden.
- ¿Por qué me necesita aquí, señor?, me ha dicho bastantes veces que no sirvo para nada, que soy un pésimo traductor, que no puedo si quiera ordenar una mesa, que ni para traer el café puedo hacer bien. - Dominic ya estaba perdiendo la paciencia. - ¡Dígame, estúpido imbécil!, ¡¿Qué tengo que hacer para poder hacer algo bien?!
- ¿Acaso eres idiota, Cooper?, ¡Allá afuera nadie te tratará con palabras bonitas en algún trabajo!, ¡Deja de vivir en un mundo de fantasía donde todo el mundo te aprueba por lo que estás haciendo!, ¡¿quieres que te diga algo?! - el mayor se acercó al chico. - ¡Eres perfecto en todo lo que haces!, ¡todo tu trabajo es limpio e impecable!, ¡no hay ningún error!, ¿es eso lo que querías escuchar?, ¡dime!

El chico estaba sorprendido, aún así estaba hipnotizado por esos ojos furiosos. Se acercó a él y le tomo el rostro. ¿qué rayos estaba pensando?.

Por otro lado, Jackson quedó mudo ante el acto que está haciendo Dom, el chico se acercó tentativamente y lo besó, ¡Lo estaba besando!. Jackson, quién estaba algo sorprendido, salió de su estupefacción y le tomó la cintura correspondiendo el beso. Sabía que el chico era perfecto. Para sus planes, por supuesto.

Dominic se separó bruscamente de él y cuando Jackson lo observó, sus ojos estaban húmedos.

- Lo siento, s-señor, lo s-siento m-mucho.

El chico tomó su mochila y salió corriendo de la oficina, tomó el ascensor saliendo también del edificio.

Sin embargo, Jackson estaba sonriendo, ese chico sería suyo a como de lugar. Estaba cediendo sin tener la más mínima idea.

Jackson Parker tendría al menor comiendo en la palma de su mano.

Dominic había llegado a su departamento derrotado, pero con una pizca de felicidad. Se iría y comenzaría una nueva vida, otra vez. Tendría una tercera oportunidad de rehacer todo de nuevo. Sin cambiar su nombre. Sin ataduras de sus padres.

- Clemence, he sido un grandísimo idiota. - le dijo a su gato mientras acariciaba su cabeza. - Pero, ¿sabes algo?, comenzaremos todo de nuevo. Solo los dos.

El gato hizo un maullido y se alejó hacia el sofá.

Quería irse lo más pronto posible, sabía que sí conseguía algunos contactos, tendría todo listo para largarse de ahí. Pero, no quería volver a contactar a esos tipos, sería como regresar de donde escapó. Así que, empezó a buscar algunos arriendos en Seattle.

Aún en su cabeza, rondaba la imagen de él besando a Jackson. ¿Cómo fue capaz de hacer eso?, ¿le gustaba?, por supuesto que no. Pero, entonces, ¿por qué lo hizo?. ¿Impulso?, ¿para cabrearlo?, ¿para... despedirse?.

Jackson era un maldito estúpido. Sí, era un hombre atractivo, demasiado. Era el más codiciado en todo el mundo. Pero, como dijo una vez Selena Gomez, si no tenía alguna otra opción, preferiría quedarse vulnerable.

Pero él las tenía, y ya había tomado la decisión de irse. La mejor opción en su vida.

grinning soulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora