Blood - NCT

Capitulo 4

—Yangyang, todo lo que nos digas puede servir de mucho para encontrar quién mató a Jungwoo. ¿Dónde estabas antes de ir al hospital?

—Estaba en mi casa. Sus padres me llamaron para avisarme.

—Bien. ¿Por qué te llamaron a ti? ¿Eran muy amigos?— La inspectora anotaba todas las respuestas de Yangyang en una hoja.

—Si. —Miró para abajo para intentar no llorar.— Lo quería mucho.

2 de marzo a la madrugada.
Seoul SongDo Hospital.

—Hola, quiero saber dónde se encuentra el paciente Jungwoo.

—Si, al final del pasillo. Acaba de llegar.

En ese final estaba su madre llorando desconsoladamente. Él realmente lamentaba eso y el recorrido lo sintió en cámara lenta. Las lágrimas cayendo lentamente al piso, enfermeros corriendo de un lado a otro y la policía interrogando a la familia.

—No puede estar aquí joven. — Lo obstruyó un policía.

—Soy amigo de Jungwoo. — Fue lo primero que se le ocurrió decir entre medio de tanta desesperación. Sentía que su corazón iba a salirse.

—¿Cómo te llamas? Si no te molesta, permítame hacerle unas preguntas.

—¿Cómo está? — No podía sacar sus ojos de la puerta de la habitación.

—Lo siento joven, lo... encontraron sin vida en un callejón.

Las lágrimas no tardaron en salir. Empezó a temblar y entró en un estado de shock. Todos los momentos que habían recorridos juntos, todas las cosas que aprendieron y la terrible noticia de la que se enteraría la industria del kpop. Imposible imaginarse lo que sería el grupo a partir de este día, todo se iría a la ruina.

—Yangyang.— La miró.—Dinos la verdad.— El joven frunció el ceño.— Hablamos con los padres y declararon que no hicieron ninguna llamada.

—Saliste de la empresa con Jisung y Renjun pero se te vuelve a ver en las cámaras en tu auto minutos después del asesinato de Taeil.

—No importa. Inténtalo hasta que te salga y verás que es fácil.

—Ya, pero llevo dos horas intentando y ni una puta vez me salió. — Maldijo en voz baja y se sentó en el piso.

El ensayo había terminado y era hora de ir a descansar.

—Yo me quedo chicos, ustedes vayan.

—¿Qué van a hacer? — Johnny les preguntó a los chicos antes que salieran por la puerta.

—Vamos a comer a la casa de él. — Le contestó Jisung.

—¿Quieres venir? — Lo invitó Renjun.

—No no, esta bien gracias.

—Anda Johnny, estaré bien. Me quedaré un rato practicando solo. Es muy tarde y ya no hay nadie en la empresa.

Johnny hizo caso a lo que el mayor le pidió y lo dejó solo en la sala de prácticas. Alcanzó rápidamente a los dreams para salir juntos y asegurarse que agarren un taxi para irse.

Los saludó cuando entraban al auto y empezó a caminar. Pero se frenó rápidamente porque se acordó que había ido en auto.

Volvió a la empresa pero entró directamente por la bajada del estacionamiento. Entonces pensó lo que le había dicho Taeil.

—Anda Johnny, esta bien. Me quedaré un rato practicando solo. Es muy tarde y ya no hay nadie en la empresa.

Era su oportunidad y él mismo se la había dado.

Subió nuevamente a la sala de prácticas.

Caminando por los pasillos solitarios de la empresa. La música cada vez haciéndose mas fuerte y las quejas del mayor. Johnny volvía a hacer lo que debía haber hecho hace mucho tiempo.

—Jisung ¿Por qué te regresaste ese día a la empresa?

—Me había olvidado algo, por eso volví.

—¿Quieres contarnos cómo fue que encontrarte la escena?

—Cuando subimos al taxi e hicimos un par de cuadras recordé que me había dejado la campera en la sala.

El joven le pidió al taxista que vuelva a la empresa porque se había olvidado su abrigo. Renjun se quedó debajo esperándolo mientras el menor subía a buscarla.

La empresa estaba muy solitaria y le pareció muy raro que la canción que estaba sonando era otra de la que Taeil estaba practicando. Pensó que tal vez decidió practicar otra coreo para despejarse un poco.

Agarró el picaporte de la puerta pero ésta no abrió. Estaba cerrada.

—Taeil ábreme, soy yo, Jisung.— Pero por la música no se escuchaban sus gritos. Empezó a tocar mas fuerte la puerta pero no había caso.

Jisung bufó y se dio la vuelta a la empresa para entrar por la otra puerta. Ojalá nunca se hubiese olvidado nada.

Al abrir, vio la peor escena que pudo haber visto en su vida. Era como sacada de una película de horror.

—Taeil estaba sentado contra la pared sobre un charco de sangre.

—¿Estaba vivo cuando lo encontraste?

—No.

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