Capitulo 6: El túnel acuático.

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El grupo de Ichigo estaba formado por él, Renji y Toushirou. Caminaban desinteresados, observando las creaciones de la madre naturaleza y frotándose los brazos de vez en cuando, porque a pesar de estar abrigados, el frío era terrible.

-Solo espero que Rukia no las meta en otro peligro.

-¿Qué pasa Ichigo? – Hablo Renji en tono de burla – Sabemos lo peligrosa que es, pero no las meterá en un agujero.

-¿Te recuerdo lo de la tormenta?

-¿Tanta preocupación tienes por cierta personita? – Sonriendo.

-No insinúes cosas que no son – Molesto.

-Bueno, eres capaz de creer que Rukia es una loca asesina si Hime está involucrada, ¿No Romeo?

-¡Cállate! – Sonrojado.

-Indeciso – Murmuro Hitsugaya, provocando que el peli-naranja se moleste más.

-Tú no hables, señor "Apartar a Momo es mi modo de demostrar amor" – Acariciándole los cabellos con una sonrisa traviesa en su rostro.

-Te pillaron Toushirou – Siguió Renji.

-Tú no te salvas Abarai – Murmuro el peliblanco tratando de ocultar el sonrojo – Con tus asuntos con Rukia...

-¡¿A quién le puede gustar esa enana del mal?!

-A ti – Respondieron sus amigos.

-Cabrones.

-Tú preguntaste – Le recordó Ichigo con una sonrisa de burla, provocando que Renji se molestase más.

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Orihime y Hinamori caminaban con el miedo recorriendo por sus venas. Exclamaron un grito por cada movimiento que hubo: Pájaros, ramas moviéndose, extrañas siluetas, etc.

-¡Par de gallinas!

-¡AAHHH! – Se abrazan – No nos asustes Rukia-chan.

-Por dios, así no ganaremos – Cruzándose de brazos.

-Pero este lugar es tenebroso – Se defendió Momo.

-Además, recuerda las leyendas de este lugar – Siguió Hime.

-Pero son eso: ¡Leyendas! Y eso es lo que lo hace emocionante – con los ojos brillosos de la emoción.

Se paralizan cuando oyen un sonido, peor aún, un gruñido. Giran sus rostros y ante ellas tenían nada menos que un lobo albino, con profundos ojos negros. El miedo recorrió sus espinas dorsales al ver esos afilados colmillos.

-¡AHHHH! – fue lo único que atinaron en hacer. Eso y dar media vuelta para salir corriendo, sintiendo los pasos del animal por detrás.

-¡Se supone que no hay animales salvajes! – Grito Momo.

-¡Eso díselo a ese lobo! – Exclamo Orihime.

-¡Si salimos de esta, me aseguraré que Niisama haga justicia!

-¡No son momentos para ser una niña mimada! – Regaño.

-Pero hay algo raro – Comento Hinamori – Ese lobo tenía rasgos de lobo marino.

-¡¿Será un mestizo?! – Pregunto Rukia – ¡Aunque sinceramente no entiendo cómo pudo ser así, un lobo de tierra y uno marino...!

-¡QUE NO SON MOMENTOS! – Repitió Orihime.

Cuando pasaron por una curva muy angosta, Rukia y Orihime se detuvieron al ver que Hinamori se había tropezado y ahora gritaba mientras caía por el precipicio. Ambas gritaron su nombre en el momento que se abalanzaron al suelo para atraparla, pero en el momento que tomaron su mano, la enorme piedra que era su suelo, se rompió en pedazos, logrando que las tres cayesen, gritando, ante la fija mirada del lobo, que se aparto y con cada paso que daba, iba desvaneciéndose.

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