Capitulo 17: Lo que yo puedo hacer.

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Caminaban por la montaña.

Los muchachos habían llegado al punto en donde hace varios días, las sirenas cayeron al precipicio por haber estado huyendo de esa criatura extraña que resultaba que era denominado como "Terrino".

-¿Y cómo lo haremos? ¿Nos tiramos? – Pregunto Hichigo con sarcasmo.

-Mira eso. – Rukia señalo una especie de camino bien delgado. – Eso fue lo que quedo mientras esa roca se deslizaba con nosotras. Podemos usarlo como apoyo para bajar.

-No, es demasiado arriesgado. – Ataco Hinamori, temerosa por lo que podría pasar. – ¿Por qué no entramos de la misma forma en que salimos?

-¿Nadando? – Preguntaron Orihime y Rukia a la vez.

-Pudimos haber hecho desde el principio. – Fue la queja de Hichigo, cruzándose de brazos.

-¿Ibas a aguantar más de 5 minutos bajo el agua? – Preguntaron las muchachas a la vez, cruzándose de brazos.

-Puedo eso y más. – Respondió con orgullo.

-Bueno, lo mejor es que regresemos y vayamos a.... – Orihime había hablado, pero...

Oyeron un aullido.

Todos giraron sus rostros y lo vieron, aquel Terrino, mitad lobo marino y lobo de tierra.

Los miraba fijamente a los ojos, como si se comunicara a través de los gestos. Por unos segundos, los cuatro quedaron confusos, bajo una especie de hipnosis y cuando reaccionaron, no sólo estaban en otro lugar de la montaña, sino que sus pies estaban a unos centímetros lejos del suelo, como también las patas del Terrino.

Lanzaron una exclamación de asombro y de golpe caen al suelo de pie. El terrino dio media vuelta, sólo dio un par de pasos y desvaneció de la vista de todos.

-Eso fue extraño. – Admitió Rukia indicando el lugar donde antes estaba la criatura.

-Pero aún así, nos trajo a la cueva. – Dijo Orihime señalando.

Todos miran a la misma dirección que la peli-naranja y en efecto, ahí estaba la cueva, tal como antes, nada en ella había cambiado.

-Muchas gracias. – Agradeció Hinamori.

-Deberíamos conocer los lugares alrededor. Ya saben, para que sepamos por donde ir. – sugirió el albino, sacando una brújula y una libreta.

-Me parece bien. – Apoyo Rukia.

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Mataría a Hichigo.

Por su maldita culpa, ahora él era la total victima de...

-¡Ichigo, deja de correr y enfréntame! – Gritaba su tío Kenpachi. – No mancilles a la familia... ¡Se un hombre!

-¡Lo que quiero es vivir! – Le gritaba mientras corría, con sus ojos abiertos y con miedo al ver como su tío se iba acercando más con su katana desgastada en las manos.

-¡Ichi corre como el viento! – Gritaba Yachiru emocionada, sin dejar de señalar a Ichigo mientras lo veía correr desde su sitio: La mesa de camping.

Como la familia Kurosaki estaba reunida nuevamente, Isshin no lo pensó dos veces y decidió llevar a la familia a un día de camping. Claro que Ichigo se negó al principio, pero entre su prima peli-rosa y su padre, lograron amarrarlo y llevarlo a la fuerza. Una vez de picnic, se dedicaron a comer las exquisiteces de la pequeña Yuzu y Kenpachi se le había ocurrido la brillante idea de "calentar" con su sobrino Ichigo para bajar la comida, claro que Ichigo no tenía un arma con la cual defenderse, pero a su tío no le dio importancia, dijo que así se haría más fuerte físicamente.

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