Capitulo 5: La prueba de valor.

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Las chicas abrieron sus ojos sorprendidas, aterradas ante las palabras de Urahara: El motor estaba dañado. Otro impacto de olas las hizo reaccionar y asegurarse de que las cosas no se le caigan encima. A pesar de que ya no tenían motor, el biólogo no perdió la calma, pero ahora usaba sus dos manos en ese timón y por nada del mundo perdía su vista de en frente.

-No se preocupen, todo saldrá bien – Les prometió con una sonrisa – Sado, alza las velas, usaremos el viento.

-En seguida – Sado apretó unos botones y afuera del barco se podía ver como unos pequeños hoyos se hacían para que saliese afuera unos delgados palos blanco que tenían enormes velas de color verde oscuro y cuando se estiraron, de podía ver que todas tenían de dibujo la carita de Urahara, sonriente, en versión chibi y con una manito que tenía nada menos que un abanico.

-¡Yuju! – Grito emocionado porque no solo avanzaban rápido nuevamente, sino que una ola se formo bajo la nave, haciendo que el barco se elevase - ¡Volamos Sado-kun!

-Profesor, no es bueno que haga esas cosas frente a las invitadas, podrían asustarse más de lo que ya están.

-¡Se los dije, él está loco! – Grito Rukia.

-¡No digas esas cosas cuando Hinamori está asustada! – Reto Orihime, afirmándose de la pared, viendo a su aterrada amiga, incapaz de moverse.

-Shirou-chan...sálvame...-Susurro la pequeña.

-Tranquila Momo, todo estará bien – Le aseguraba Rukia, sintiéndose mal por haber metido la pata, le acariciaba los cabellos.

Orihime miro fijamente las manos de Rukia, ¿Por qué? Porque temblaban, a pesar que su amiga trataba de ser firme para tranquilizar a Hinamori, su cuerpo estaba temblando, estaba mostrando el miedo que sentía, sus deseos de estar a salvo, de no haber sido tan tonta y quedarse en el puerto ya que por ella es que estaban ahí, ella insistía en que quería que diéramos una vuelta por el bote. Orihime sabía que se estaba culpando por eso, quería animarla, hacerle ver que no era su culpa, pero estaba igual de aterrada, sus manos, en forma de puño, se movían como flan y tenía un nudo en la garganta.

-R-Rukia-chan...Por favor...n-no te culpes, ya verás que todo saldrá bien – A pesar de su miedo, sonrió, pero era pequeña y sus labios temblaban – Si sobreviví de un tiburón, esto no es nada.

Su amiga asintió, pero no le ayudo mucho, la culpa y el miedo seguía invadiéndola. Cerró sus ojos, deseando tener a su hermano a su lado, calmándola a su modo, tal vez un poco frío, pero igual sentiría ese cálido amor de protección familiar, diciéndole que todo saldrá bien. Se aferro de su amiga Momo cuando otra ola los golpeo y a la vez oyeron lo que parecía ser un trueno, con el grito de miedo de sus amigas, ahora su mente le revelaba la imagen de cierto pelirrojo, con su sonrisa de siempre, o ese gesto de molestia que ponía para regañarle por sus locuras y tonterías de niña rica consentida, pero sabía que ese gran amigo siempre estaría a su lado para socorrerla.

¿Dónde estás idiota? Te necesito.

Otro impacto recibió la nave y esta vez, Orihime se golpeo fuertemente en la pared, ocasionando que le abriese una herida pequeña, por eso un hilo de sangre corría por su frente, sus parpados impidieron que se adentrase a sus ojos y paso por su mejilla, perdiéndose en sus labios o cayendo al suelo. Estaba esforzándose por permanecer consciente, no debía perderlo en un momento así, o se volvería vulnerable, una víctima fácil para morir en ese clima.

Kurosaki-kun pensó con la imagen del muchacho en las pupilas de sus ojos, ¿Vendrá por ella? ¿El cielo le daría la voluntad de verlo antes de partir? No puedo ser pesimista, no puedo morir...no así.

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