Capitulo 32: CERO.

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Para poder ocultarle su apariencia monstruosa, primero le recogieron el cabello en un tomate e Hichigo la obligó a ponerse su pollerón que, al ser grande, le llegó a Momo hasta las rodillas, las largas mangas y la gorra le ayudaron a ocultar su transformación, como tenía bolsillos por delante, le dejaron bien claro que esconda ahí sus manos (para que no se vea sus garras) o no tendría pescado recién fresco.

Evitaban acercarse a la gente, no podían permitir que viesen su look a lo Lady Gaga. Orihime la sostenía del brazo derecho e Hichigo del izquierdo, tenían que hacer lo necesario para mantenerla quieta ya que la sirena envenenada actuaba como una niña mimada de cinco años.

Estaban acercando a los laboratorios cuando Orihime oye su nombre y para su mala suerte, el responsable había sido el capitán de la marina, Hitsugaya Toushirou, también su compañero de clases. Pero no venía sólo, venía acompañados por otros tres miembros más de la marina que no conocía.

¿Qué harían ahora?

-¡Shirou-chan! – Liberándose del agarre de Orihime, Momo alzo su mano y le sonreía muy alegre al peliblanco.

-¡No me llames así! – Le ordenó para luego asombrarse al notarla distinta. – ¿Qué es lo que te paso? – Viendo su mano con sus garras de animal.

-Estamos algo apurados. – Hichigo respondió mientras Inoue le tapa la boca a Hinamori antes de que diga algo extraño o revele su secreto.

-No te he preguntado a ti, harina. – Le reprochó el muchacho mientras sus compañeros estaban algo apartados.

-¿Eh? – A pesar del insulto, Hichigo sonrió con arrogancia, había pasado una pésima tarde por culpa de ese niño rico y sus guardias para que ahora un tonto enamorado (que lo negaba más encima) le esté dando órdenes sólo porque es de la marina. – Si quieres hablarme de ese tono, mas te vale crecer primero, mocoso. – Le ordenó al momento que apoya su mano derecha sobre la cabeza de Hitsugaya, sin dejar de sonreír. – ¿Te quedo claro Ochibi?

Toushirou se estaba sonrojando de ira, no toleraba que lo molesten por su tamaño... ¡Le desesperaba! ¿Por qué tenía que ser bajo? La risa divertida de Momo le hizo desaparecer todo mal pensamiento hacia el albino, pero su vena seguía palpitando en la frente por culpa de sus compañeros que se burlaban también de su estatura... quería asesinarlos.

-Shirou-chan es bajiiiiiiiiiiito. – Explicaba sin dejar de reír y separando su dedo índice del pulgar sólo por un par de centímetros como si dijera que esa era la estatura del peliblanco, mostrando más las largas garras.

-Lo siento, Hitsugaya-kun. – Se disculpó Orihime completamente avergonzada e ideando un plan de escape. – Es que estábamos probando trajes ya que Nelliel-san piensa hacer una obra infantil, por eso Hina esta vestida así de rara y le dio tanta vergüenza salir con el maquillaje puesto que Hichigo le prestó su ropa para ocultarla, y ahora está algo afectada porque tomó un brebaje de licores por accidente, así que la estamos llevando a dar una vuelta.

-Hichigo, cárgame. – Le pide Momo con un tono infantil y alzando sus brazos, a punto de hacer una rabieta si no le cumplían su deseo. – ¡Cárgame, cárgame!

Resignado, el albino obedeció, pero no la cargó con gentileza, la llevaba en su hombro derecho como si fuera saco de papa y Hinamori sólo reía emocionada, comentando que estaba en la cima del mundo y aplaudía emocionada. Orihime suspiraba.

-¿Ya estás contenta?

-¡Sí! – Y ve a Hitsugaya sin dejar de sonreír. – Shirou-chan, ¿Ya recordaste que te bese para salvarte la vida?

Tanto el marino como el albino y la ex nadadora de natación quedaron paralizados por tal revelación, es decir, Orihime e Hichigo sabían Hinamori lo había salvado en aquella tormenta, pero no sabían que lo había besado, y no sólo estaba admitiendo eso, también que ella fue su salvadora... ¡El secreto se sabría!

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