El primer amor.
Aquella primera ilusión que te hace idealizar la perfección y se queda en tu memoria como un sentimiento puro y verdadero.
Un recuerdo de la niñez dando paso a la juventud, apostando a un futuro incierto.
¿Recuerdas tu primer beso?
¿...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Emma.
Frente a mí, inmóvil, con los pies clavados al suelo de ese comedor. Sus ojos se cruzan con los míos. Esos ojos que desde niña eran la causa de mis suspiros, de mis risas inocentes y que mi corazón saltara de felicidad, era Oliver... un chico totalmente diferente.
Los rizos sobre su cabeza seguían ahí, pero ya no tenía esa mirada que me daba cada día que nos reuníamos para jugar en la casa del árbol. Este Oliver es mucho más alto, bronceado y de ceño fruncido. El mismo que me mira como si no quisiera que estuviera compartiendo la mesa con su familia.
Aparte la mirada directo hacia el plato frente a mí, guisantes, puré de papa y una pieza de pollo. A esto se había reducido nuestro encuentro después de tantos años, a preferir mirar la comida que a la persona que creímos nos querría toda la vida.
Está claro que de aquella promesa queda un vago recuerdo, solo para uno de los dos.
—Oliver, ¿qué esperas? —Pregunta su madre con un evidente tono molesto.
Por lo que entendí antes de que él llegara, sus padres lo tenían castigado con una hora establecida para llegar a casa.
—Nos da mucho gusto volver a verte, Oliver —mi madre dijo.
No me atreví ni mirar a mi madre al decir aquello.
—Ah... buenas noches a todos —hablo.
Su voz había madurado al igual que él. Era grave, pero parece que aun no termina de cambiar.
Él camino hasta tomar asiento frente a mi hermano, o sea, que yo también lo podía ver de frente.
—Después discutiremos tu tardía llegada a casa y sus consecuencias —dijo su padre cortando un trozo de pollo con ayuda de los cubiertos.
—Lo lamento —escuche que dijo.
La verdad fingí estar muy interesada en mis guisantes como para verlo.
—Seguramente estaba con su novia —soltó Tabita, quien está frente a mi devorando su puré de papa.
Mi corazón se estrujo dentro de mi pecho. Sabía que el hecho de que Oliver tuviera novia era una posibilidad, pero escucharlo dos veces este día, me deprimía.
La primera fue en casa de mi prima Lía...
*Flashback*
Mamá decidió que sería buena idea pasar la mañana con la tía Mónica y mi prima Lía, pues Emmett y yo no empezaríamos las clases de verano hasta la siguiente semana, y mi madre estaba muy emocionada por ver a su hermana.
Odio la idea de ir a clases de verano, pero tampoco tengo nada que hacer hasta que comience el nuevo curso.
Mientras mi madre y la tía Mónica se ponían al tanto de todo lo nuevo, feliz o triste..., y Emmett se entretenía con las fotos viejas de la familia de nuestra madre (que por alguna extraña razón le gusta ver); Lía y yo pensamos que sería mejor idea conversar en su habitación.